DESPULLA
A les làpides del cel, crema la paràlisi o la destrucció del mòbil, el
metall fos als ecos de la gola. Hi ha talls inexpressius en el llot dels
ocells, absortes porcellanes del riure, vents desbordats amb andròmines. Els
embuts viuen enrotllats al meu coll com excusat de fosca mordassa. Ara hi ha
massa ombres i arrelats xiprers al meu alè. Enmig de la nit es desfila el so
dels paisatges nocturns; la pell té corbes de pà •lides burilles, sovinteja la
celofana de les pupil•les a les fotografies, les fileres petrificades dels
taüts, l’enrarit arc dels analgèsics. El colp de terror que em dóna l’abandó
(Les ferradures dels barrets travessen l’espurneig de les veles; en la
inclinació del penya-segat, el talpetate encallat en l’espuma, o la foscor
descomposta en les parpelles. En algun lloc de les teranyines, es confonen les
monedes)… En totes les cremades acumulades, resulten ferotges les hores i la
humitat socarrimada de l’aire. Totes les mantes es multipliquen d’agulles de
cap: l’infinit juga a ser arca, o caixa de Pandora o a despulla advertida.
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Poema d’ANDRÉ CRUCHAGA traduït en
català per PERE BESSÓ
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DESPOJO
En las lápidas del cielo, arde la
parálisis o la destrucción de lo móvil, el metal fundido en los ecos de la
garganta. Hay filos inexpresivos en el légamo de los pájaros, absortas
porcelanas de la risa, vientos desbordados con cachivaches. Los embudos viven
enrollados en mi cuello como un retrete de oscura mordaza. Ahora existen
demasiadas sombras y enraizados cipreses en mi aliento. En medio de la noche se
deshila el sonido de los paisajes nocturnos; la piel tiene curvas de pálidas
colillas, abunda el celofán de las pupilas en las fotografías, las filas
petrificadas de los ataúdes, el enrarecido arco de los analgésicos. El golpe de
terror que me da el abandono (Las herraduras de los sombreros atraviesan el centelleo
de las velas; en la inclinación del acantilado, el talpetate encallado en la
espuma, o la oscuridad descompuesta en los párpados. En algún lugar de las
telarañas, se confunden las monedas)… En todas las quemaduras acumuladas,
resultan feroces las horas y la humedad chamuscada del aire. Toda la cobijas se
multiplica de alfileres: el infinito juega a ser arca, o caja de Pandora o a
despojo advertido.
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Del libro: «Mi memoria se ha cansado
de llover y esperarte», 2022
©André Cruchaga
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