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RECORDE EL VERS DE L’AROMA DE LES TEUES CAMES/ RECUERDO
EL VERSO DEL AROMA DE TUS PIERNAS. COMENTARIO Y TRADUCCIÓN PERE BESSÓ
Una vez más, André Cruchaga vuelve a las huellas del
(des)amor en la vigilia de los fuegos y las sombras de ceniza. Y siempre,
siempre, aunque sea desde la lejanía más inclemente, nos llega el tren de
mercancías con el erotismo de unas piernas tan largas (y húmedas) como un río.
Si para Juan de Yepes –mi Amado, las montañas…-, para nuestro poeta:
esa montaña insondable donde nutro de recuerdos mi
memoria y así con la perennidad del asombro construyo acequias para enterrar
cualquier miseria o agonía al trasluz del candil de medianoche tu cuerpo hondo
reposando en mis sienes
Un asombro, pues, en André Cruchaga que le alcanza al
trasiego, vísperas del trance. Una iluminación de ‘(des)amor a lo humano’ con
idéntico afán de delicadeza. Qué si no la evocación tan clásica del candil en la
media noche del cuerpo hondo…
Respecto del ordenamiento formal del poema, sólo
incidiré en el trabajo digno del orfebre, capaz de bombardear de complejas
imágenes selectivas la ‘mirada’ del lector. La metáfora de género próximo, tal
cual la describió Víctor Bodini, para los clásicos del Siglo de Oro castellano,
tiene su realce desde el propio título: ‘el aroma de tus piernas’. Nada
descabellado pues someter al rigor del deseo lo que se calla por cuanto
dice. Pero que ese jardín
de las delicias merezca ser recordado en un verso, qué alto goce, merecedor de
un buen endecasílabo o alejandrino… Y, por acabar, es que hay versos que huelen
a rosas. A rosas negras.
RECORDE EL VERS DE
L’AROMA DE LES TEUES CAMES
En la set del poema, l’aroma arrancat a les teues cames el tren en la jornada
fugaç del paisatge: és tota vivència el cristall de vagons entre les diverses
formes del foc entre el batec i la fulgència dels ulls entre la boca i l’ombra
que deixen els rails al seu pas —jo
ací percaçant l’ungla amarga de la distància el buit que s’obri de
bestreta als límits, tornes? L’espera és llarga a l’hora en què el rellotge fa
sonar els seus ferros ferradures en el past del poema el riu de les teues cames
es penja de la tinta damunt del quadern el camí escarlata la carn que mossega
la saliva sovint no resta cap altre llit raonable més que aqueix dia que
s’abasta a sí mateix en el silenci les matinades captives en l’esmalt de
l’albada aqueixa muntanya insondable on nodrisc de records la meua memòria i
així amb la perennitat de la sorpresa gran bastisc céquies per a soterrar
qualsevol misèria o agonia al besllum del cresol de mitjanit el teu cos pregon
reposant en les meues temples, dorms? no sé si dorms sota la gravetat d’una
brasa absorta en la porta penjant de la boira sota un silenci greu que traça la
matinada o és el vers la semença d’un altre univers: des de la flaire dissolem
l’òrbita de la tinta el camí fragorós que tracen les abelles en la rima del
fornall vingueu ací amb mi llavors en aquesta absència de cavalls lliures
damunt del còdol encara hi ha aguaits de tendresa i un espill dibuixat en la
set per a no veure més que la febrilitat del camí el bronze sense absurd
d’estàtues o alguna cosa pareguda amb tanta fam és una relíquia el somni mentre
dormim així que el rosegó
de l’ocell que siga la prova per a la taula compartida: mai no tingué l’avui
tants somriures com l’alba com ara aqueixa veu que ix sobirana de la boca a la
cerca del seu mateix rumb
només sent quan enmig de la nit escric el poema
Baratària, 12.X.2012
RECUERDO EL VERSO DEL
AROMA DE TUS PIERNAS
En la sed del poema, el aroma arrancado a tus piernas
el tren en la jornada fugaz del paisaje: es toda vivencia el cristal de vagones
entre las distintas formas del fuego entre el pálpito y el brillo de los ojos
entre la boca y la sombra que dejan los rieles a su paso —yo aquí siguiendo la uña amarga de la
distancia el vacío que se abre anticipado a los límites ¿vuelves? La espera es
larga a la hora en que el reloj hace sonar sus fierros herraduras en el pasto
del poema el río de tus piernas se cuelga de la tinta sobre el cuaderno el
camino escarlata la carne que muerde la saliva a menudo no queda otro lecho
razonable sino ese día que se basta así mismo en el silencio las madrugadas
cautivas en el esmalte de la alborada esa montaña insondable donde nutro de
recuerdos mi memoria y así con la perennidad del asombro construyo acequias
para enterrar cualquier miseria o agonía al trasluz del candil de medianoche tu
cuerpo hondo reposando en mis sienes ¿duermes? no sé si duermes bajo la
gravedad de una brasa ensimismada en la puerta colgante de la niebla bajo un
silencio grave que traza la madrugada o es el verso la semilla de otro
universo: desde el aroma disolvemos la órbita de la tinta el camino fragoroso
que trazan las abejas en la rima de la fragua venid aquí conmigo entonces a
esta ausencia de caballos sueltos sobre el guijarro aún hay atisbos de ternura
y un espejo dibujado en la sed para no ver sino la febrilidad del camino el
bronce sin absurdo de estatuas o algo parecido con tanta hambre es una reliquia
el sueño mientras dormimos y pues el mendrugo del pájaro que sea la prueba para
la mesa compartida: jamás tuvo el hoy tantas sonrisas como el alba como esa voz
que sale soberana de la boca en busca de su propio derrotero sólo oye cuando a
mitad de la noche escribo el poema
Barataria, 12.X.2012