miércoles, 8 de septiembre de 2021

GRUTA D’ESCRIPTURA │ GRUTA DE ESCRITURA

 

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GRUTA D’ESCRIPTURA

 

 

Escribo para desquitarme de la inacción que significa escribir

Escribo como alguien compra un número de la lotería atrasado

Escribo de parte de los perdedores para la inmortalidad

Escribo sin voz por amor a la Letra

Escribo, luego el otro existe.

Enrique Lihn

 

 

Des de la boira densa de l’espenyador, la gruta de l’escriptura

Jugant com un àncora torta en l’ocell aromós de la tinta:

en el circell d’hivern de la consumació del vol

degolle tot el graner de mort d’aquests dies

i la seua remor familiar de fuga. I el seu dolor de matèria.

De vegades la soledat és culpable de tots els esguitons a la pell,

de les aspes de desordre del temps,

o d’aquesta cendra endurida en les extenses vegetacions

somorgollades en l’alé. De vegades, també, escriure és només per

hipnotitzar lo insofrible d’un bisturí de sal als ulls.

I en aquest afany d’estrèpit solitari, obra la llum esquívola

i castre els sufocaments d’ossos de la pròpia existència,

el tall de les vetes subterrànies de la nit. La veu equívoca.

Després de tot, res no existeix, mentre no prescriga la memòria;

l’única eternitat possible és el temps amb els seus racons i abismes.

El teu cos i el me no duraran més que el galop de l’èter.

.

. Poema d’ANDRÉ CRUCHAGA traduït en català per PERE BESSÓ

.

 

GRUTA DE ESCRITURA

 

 

Escribo para desquitarme de la inacción que significa escribir

Escribo como alguien compra un número de la lotería atrasado

Escribo de parte de los perdedores para la inmortalidad

Escribo sin voz por amor a la Letra

Escribo, luego el otro existe.

Enrique Lihn

 

 

Desde la bruma densa del despeñadero, la gruta de la escritura

jugando como un ancla torcida en el pájaro aromoso de la tinta:

en el zarcillo de invierno de la consumación del vuelo

degüello todo el granero de muerte de estos días

y su rumor familiar de fuga. Y su dolor de materia.

A veces la soledad es culpable de todas las salpicaduras en la piel,

de las aspas de desorden del tiempo,

o de esta ceniza endurecida en las extensas vegetaciones

sumergidas en el aliento. A veces, también, escribir es solo para

hipnotizar lo insufrible de un bisturí de sal en los ojos.

Y en ese afán de estruendo solitario, obra la luz esquiva

y castro los sofocos de huesos de la propia existencia,

el filo de las vetas subterráneas de la noche. La voz equívoca.

Después de todo, nada existe mientras no prescriba la memoria;

la única eternidad posible es el tiempo con sus rincones y abismos.

Tu cuerpo y el mío no durarán más que el galope del éter.

.

De ‘Camino disperso’, 2021

©André Cruchaga