martes, 28 de mayo de 2019

A ESTONES NOMÉS VULL

Imagen FB de Pere Bessó





A ESTONES NOMÉS VULL 




Alguien busca su propia huella
Entre las alas olvidadas
Vicente Huidobro




En l’ala en ruïnes, aquelles traces oblidades de la vida.
O, potser, el temps finit. O el neguit amb una mica de fred.
Enmig de la fullaraca que hi jau,
el transitar de l’ombra que em vetla. L’atzar desert del món.
Hi ha recerques desesperades sense un bon auguri:
és atroç el plugim del calendari que ens esguita d’oblits.
La misèria trasbalsa les entranyes amb una tremolor de crueltat palesa.
És trista la resplendor desfigurada i la seua seqüela.
Algú només veu des d’una escletxa l’ofec deixat
en una golfa, o els noms mutilats de la nit;
hi ha cossos tristos que un no desitja veure en la travessia
dels almanacs, ni en la taula que ens enfosqueix de fam.
A estones només vull unes mans, sense exagerar.
Unes sabates sense sanglots i sense callositats, sense dolor.
Un terrat de bogeria sense aclaparaments per a inundar-me de vent:
a estones em perd als extrems de la pols i els ganivets.
A estones, també, la porcatera de l’alé al cor transcorregut
de l’unànime, els vells anys de la infància per a distraure’m.

Poema d’ANDRÉ CRUCHAGA traduït en català per PERE BESSÓ




A RATOS SÓLO QUIERO




Alguien busca su propia huella
Entre las alas olvidadas
Vicente Huidobro




En el ala en ruinas, aquellas huellas olvidadas de la vida.
O, acaso, el tiempo fenecido. O la desazón con algo de frío.
En medio de la hojarasca que yace ahí,
el transitar de la sombra que me vela. El azar desierto del mundo.
Hay búsquedas desesperadas sin un buen augurio:
es atroz la llovizna del calendario que nos salpica de olvidos.
La miseria trastorna las entrañas con un temblor de manifiesta
crueldad. Es triste el resplandor desfigurado y su secuela.
Alguien sólo ve desde una rendija el ahogo dejado
en un desván, o los nombres mutilados de la noche;
hay cuerpos tristes que uno no desea ver en la travesía
de los almanaques, ni en la mesa que nos anochece de hambre.
A ratos sólo quiero unas manos, sin exagerar.
Unos zapatos sin sollozos y sin callosidades, sin dolor.
Una azotea de locura sin agobios para inundarme de viento:
a ratos me pierdo en los extremos del polvo y los cuchillos.
A ratos, también, la pocilga del aliento en el corazón transcurrido
de lo unánime, los viejos años de la infancia para distraerme.
.
Del libro “Estación Huidobro”, 2019
©André Cruchaga