MIREN EUKENE LIZEAGA, PAÍS VASCO, ESPAÑA
Sinfonía del caos
(Comentario al libro inédito del mismo nombre)
He tenido la suerte de conocer, de saborear, la obra de André Cruchaga. Influido por el “Existencialismo” construye una obra desbordante de humanidad con los sinsabores que esta soporta, que por otra parte son constantes con las que convive el individuo. Aunque la poesía de Cruchaga, no es solo eso. Porque su manar poético, fruye con una constancia que parece imparable. Rebosante de detalles, que se redescubren en cada nueva lectura. No voy a compararlo con otro escritor, sino con lo que personalmente me evoca, que es la Catedral de la Sagrada Familia, de Gaudí, en Barcelona. Donde siempre se descubre algo nuevo, que anteriormente no habíamos percibido, con la sensación de posibles que nos lega lo inacabado.
“Sinfonía del caos” es una sinfonía de amor, de amor a su tierra, El salvador. En cuyo desarrollo va plasmando con su personal sensibilidad, un sufrimiento latente, real, descrito sin concesiones, pero envuelto en el lienzo de su concienzuda poesía.
Destaca su percepción del desamparo, que hoy, es un clamor universal. “Ante tanta desdicha, la historia no ha tenido felicidad: Cada calle de la ciudad es cementerio. La ropa solo sirve para cubrir las venas rotas, Ni el día es suficiente para que brillen los ojos.”
Nos presenta un Dios que comparte nuestro destino de supervivientes. “Dios ahí como luz errante, Envuelto en silencio, sobreviviente también,”. Junto a una mirada serena a la convivencia cotidiana de vida y muerte, “Debajo de la vida, la muerte renace cada día,”Con su borrosa porcelana de quebrados vientos:”, La hoy, mordiente realidad humana, de tantos destinos desarraigados. “Nadie sale invicto, ni tiene sosiego: Emigrar es huir para construir otros cementerios Y vivir extrañamente entre fantasmas y mimetismos.”
La incomprensible realidad de la guerra. “Se bebe el grito del huérfano; Las armas roen la tortilla, río la pólvora Pisando los zapatos. Destrucción total, Otra demencia cruda no conozco; Ni las otras guerras mancharon tanto la luna.
El miedo que desmantela la dignidad del ser humano: “El País tiembla en su cuarto oscuro.” Y la soledad a la que se ve abocado, esa soledad que tantos y tantos compartimos: “La soledad Mi soledad creció contigo, País. Se hizo río, tierra, sangre, árbol oscuro.” Con una desilusión no exenta de motivos: “Se necesitan alas verdes. Ser pájaro. Ser mariposa. Esta tierra es sorda a los sueños,”… “Hay duelo donde se alza El futuro. “
“Sinfonía del caos” es una catarsis de quien hurga los átomos de su alma, y la de su país. De un apóstol flechado de preguntas, “¿Es difícil ser Ave Fénix en un País de cenizas?”. Es la búsqueda, la espera implacable del que no conoce la rendición.
Eukene Lizega Tamayo
Sinfonía del caos
(Comentario al libro inédito del mismo nombre)
He tenido la suerte de conocer, de saborear, la obra de André Cruchaga. Influido por el “Existencialismo” construye una obra desbordante de humanidad con los sinsabores que esta soporta, que por otra parte son constantes con las que convive el individuo. Aunque la poesía de Cruchaga, no es solo eso. Porque su manar poético, fruye con una constancia que parece imparable. Rebosante de detalles, que se redescubren en cada nueva lectura. No voy a compararlo con otro escritor, sino con lo que personalmente me evoca, que es la Catedral de la Sagrada Familia, de Gaudí, en Barcelona. Donde siempre se descubre algo nuevo, que anteriormente no habíamos percibido, con la sensación de posibles que nos lega lo inacabado.
“Sinfonía del caos” es una sinfonía de amor, de amor a su tierra, El salvador. En cuyo desarrollo va plasmando con su personal sensibilidad, un sufrimiento latente, real, descrito sin concesiones, pero envuelto en el lienzo de su concienzuda poesía.
Destaca su percepción del desamparo, que hoy, es un clamor universal. “Ante tanta desdicha, la historia no ha tenido felicidad: Cada calle de la ciudad es cementerio. La ropa solo sirve para cubrir las venas rotas, Ni el día es suficiente para que brillen los ojos.”
Nos presenta un Dios que comparte nuestro destino de supervivientes. “Dios ahí como luz errante, Envuelto en silencio, sobreviviente también,”. Junto a una mirada serena a la convivencia cotidiana de vida y muerte, “Debajo de la vida, la muerte renace cada día,”Con su borrosa porcelana de quebrados vientos:”, La hoy, mordiente realidad humana, de tantos destinos desarraigados. “Nadie sale invicto, ni tiene sosiego: Emigrar es huir para construir otros cementerios Y vivir extrañamente entre fantasmas y mimetismos.”
La incomprensible realidad de la guerra. “Se bebe el grito del huérfano; Las armas roen la tortilla, río la pólvora Pisando los zapatos. Destrucción total, Otra demencia cruda no conozco; Ni las otras guerras mancharon tanto la luna.
El miedo que desmantela la dignidad del ser humano: “El País tiembla en su cuarto oscuro.” Y la soledad a la que se ve abocado, esa soledad que tantos y tantos compartimos: “La soledad Mi soledad creció contigo, País. Se hizo río, tierra, sangre, árbol oscuro.” Con una desilusión no exenta de motivos: “Se necesitan alas verdes. Ser pájaro. Ser mariposa. Esta tierra es sorda a los sueños,”… “Hay duelo donde se alza El futuro. “
“Sinfonía del caos” es una catarsis de quien hurga los átomos de su alma, y la de su país. De un apóstol flechado de preguntas, “¿Es difícil ser Ave Fénix en un País de cenizas?”. Es la búsqueda, la espera implacable del que no conoce la rendición.
Eukene Lizega Tamayo
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MIREN EUKENE LIZEAGA, es poeta y traductora. Escribe en español y vasco, su lengua natal. ha traducido "Oscuridad sin fecha" de André Cruchaga. El presente es un comentario al libro inédito de André Cruchaga: "Sínfonía del caos".