martes, 15 de octubre de 2019

ORDIDA LA FOGUERA A LA MOLSA

Imagen FB de Pere Bessó




ORDIDA LA FOGUERA A LA MOLSA




Ordida la foguera a la molsa de la tomba, l’ocell de tos en el seu calvari de pluja seca com el juí final jugant als daus de la bona sort. Als armaris que pengen dels arnesos de la saliva, l’arbre estival de la mort al bosc.
.
Poema d’ANDRÉ CRUCHAGA traduït en català per PERE BESSÓ




URDIDA LA HOGUERA EN EL MUSGO




Urdida la hoguera en el musgo de la tumba, el pájaro de tos en su calvario de lluvia seca como el juicio final jugando a los dados de la buena suerte. En los armarios que cuelgan de los arneses de la saliva, el árbol estival de la muerte en el bosque.
.
Del libro: “Metáfora del desequilibrio”, 2019
©André Cruchaga

SOMIE AMB ELS PINS

Imagen de la red





SOMIE AMB ELS PINS




El cielo blande por un segundo sus nubes de letras pequeñas, y después las desgarra con locura, sin bosquejar una palabra.
Braulio Arenas




Somie amb els pins creixent al voltant de les meues costelles i amb un barret de fulles mullat per la pluja. Hi ha, però, jardins disfressats d’agulles de cap i portes que no porten enlloc i escates oxidades d’algun pessebre i diumenges morts on ningú no conversa. A l’espill sagna la paràlisi com una finestra pansida en el record d’aquella historia quasibé oblidada. (Les teues mans sempre eren ací, revelades i innocents, en la tebior del cos: ara, empinada la mirada, només el turó de la pineda, mut com la nit. Només el pols i la seua llengua de crits, el cabal de l’alé de llençols trencats.)
.
Poema d’ANDRÉ CRUCHAGA traduït en català per PERE BESSÓ




SUEÑO CON LOS PINOS




El cielo blande por un segundo sus nubes de letras pequeñas, y después las desgarra con locura, sin bosquejar una palabra.
Braulio Arenas




Sueño con los pinos creciendo alrededor de mis costillas y con un sombrero de hojas mojado por la lluvia. Pero hay jardines disfrazados de alfileres y puertas que no llevan a ningún sitio y escamas oxidadas de algún pesebre y domingos muertos donde nadie platica. Sobre el espejo sangra la parálisis como una ventana marchita en el recuerdo de aquella historia casi olvidada. (Tus manos siempre estaban ahí, reveladas e inocentes, sobre la tibieza del cuerpo: ahora, empinada la mirada, sólo la colina del pinar, mudo como la noche. Sólo el pulso y su lengua de gritos, el caudal del aliento de sábanas rotas.)
.
Del libro: Metáfora del desequilibrio”, 2019
©André Cruchaga