lunes, 10 de enero de 2011

EL FUEGO EN LA RAMA DEL POLEN/EL FOC EN LA BRANCA DEL POL•LEN TRADUCCIÓN Y COMENTARIO: PERE BESSÓ


Muerdo las ramas del polen en cada palabra habitada por el diente
del calendario. En el combustible de la memoria,
agoniza la fruta prohibida de las luciérnagas, los escombros
de la virginidad, los cadáveres con encajes de espuma.
Fotografía de Jon Sullivan



EL FUEGO EN LA RAMA DEL POLEN/EL FOC EN LA BRANCA DEL POL•LEN TRADUCCIÓN Y COMENTARIO: PERE BESSÓ





Mi querido Cru:

Traducirte es un placer. Pero cuando la memoria es trabajo que permite material tan delicuescente como la erótica misma en clave personal del recuerdo ensoñado, entonces traducirte es bálsamo y veneno, mercurio de aves ponzoñosas, fierabrás de los nocherniegos y de los noctámbulos, que, al cabo, no son lo mismo, lo diga Filemón o su mortadela.

Te copio un segmento del poema, muy cohesionado en sí mismo, porque comprendas que dificultad y placer son gestos de doncellez rota con la escarcha de mi lengua:


En el combustible de la memòria,
agonitza la fruita prohibida de les lluernes, els enderrocs
de la virginitat, els cadàvers amb randes d’escuma.



Y así el lector ágil descubre como en pares de opuestos, los elementos significantes de Eros y Tánatos. Pero en síntesis vida que agoniza y muerte que embellece. Y todo ello con el tratamiento de la metáfora surreal que dominas como pocos.

Así pues, si asentimos que la memoria es combustible (a partir de la metáfora de dos planos A de B), necesario para que nuestro cuerpo siga marchando, igualmente podremos aceptar a través de esa metáfora matriz su desarrollo: la fruta prohibida (+) de la luciérnaga (-). Es decir eros y luz falsa, mortecina, sombría, agonizante y, si se quiere, paronomásica (luciérnaga/luz de ciénaga). Lo mismo cabe decir de los despojos, ruinas o derribos (-) de la virginidad (+), con el añadido del morbo. Las vírgenes, ah las vírgenes, que diría el buen salido de Mallarmé...

Y, para culminar, esta secuencia, el derroche festivo de la última metáfora, plenamente connotativa (y contrastiva con las anteriores por lo que se refiere al orden lírico acumulativo de estructuras sintagmáticas paralelísticas en la escritura de lo trans-racional: "los cadáveres con encajes de espuma". Y es acá donde rompes a placer: los cadáveres (-) pletóricos no son ya cadáveres stricto sensu, nada menos que tienen encajes (+) de espuma (+). Es decir, la ruptura de sistema, lo contrastivo de metáforas y símbolos enteramente lexicalizados: el encaje, la randa, tela que pertenece al ámbito de los sentidos explotados en su alta morbosidad, acá léase también el sentido de la suavidad.

Quede dicho: el material memoria, tal cual lo definió José Ángel Valente, combustible imprescindible para el poeta de lujo que sueña versos, como los que acabo de citar, que merecen tratamiento crítico, académico o no, mas de antología insoslayable para averiguar los vericuetos de la poesía salvadoreña de medio siglo.

Pere Bessó.





EL FUEGO EN LA RAMA DEL POLEN




Changez votre âme contre celle de l’agate
Alors vous pourrez goûter au pollen des étoiles
Et dénouer les boucles du mandala…
ELIE-CHARLES FLAMAND




Muerdo las ramas del polen en cada palabra habitada por el diente
del calendario. En el combustible de la memoria,
agoniza la fruta prohibida de las luciérnagas, los escombros
de la virginidad, los cadáveres con encajes de espuma.
Cada quien muere cada día para santificar la vida, o por lo menos
hacerla más digerible: la superpoblación termina en las cacerolas,
y en la calma tempestuosa de los nichos.
El papel higiénico no deja de ser eufemismo en los toilets o restrooms;
el asombro siempre me lo dan los huevecillos de los peces,
la superficie del sueño apretado en algún pubis:
todo el calendario de las linternas está aquí con sus semanas
de sábanas y diversiones colectivas.
Resulta que el polen tomado en cucharas es afrodisíaco: lo dicen
los naturalistas en los libros de botánica;
también lo dicen los estafadores y charlatanes, las muchachas
de la vida fácil que necesitan arrojar el aliento en un solo quejido.
El pocillo de los días de guardar termina siendo reloj oxidado
sobre la piedra pómez de la quijada;
reírse es gratificante cuando todos los días tenemos circo romano:
—por cierto que es buen estratagema para olvidar las hemorroides,
las varices del hambre, la corcholata de la saliva,
la salsa de tomate en el yute de las sienes.
(Nunca he visto que el petate se resista a nuestras manías: brincar
el tálamo de la cordura, quemar el polen debajo de las sábanas,
hasta sacarle brillo a la sal de los poros
en su río creciente de bálsamos.) Sucede que en el sombrero de todas
las aguas de los encajes, caben velas a vapor, pequeños votes,
botellas de mar, arañas de gelatinosas vísceras, relojes de azúcar.
Hemos aprendido del fuego, cuanto el fuego nos quema y consume:
siempre es divertido jugar al sudor de los ojos,
limpiar los lentes sin renunciar a los ecos de la epidermis,
convertir el pubis en respiración de sirenas,
memorizar los colores del frutero,
polinizar la puerta transitiva de los párpados en pleno aguacero.
El fuego siempre nos satura de destinos: —estrechamos las uñas
De la tierra hasta ser humanos en el desatino;
El suspenso es redondo en los dedos: nacemos cuando la rama
De la carne asciende al polen y los hervores, —del árbol desbordado—,
a ese oráculo sin insomnios.
Por cierto que a nuestros ojos asoma la sal en cubitos de hielo.

Barataria, 02.I.2011





EL FOC EN LA BRANCA DEL POL•LEN



Changez votre âme contre celle de l’agate
Alors vous pourrez goûter au pollen des étoiles
Et dénouer les boucles du mandala…
ELIE-CHARLES FLAMAND


Mossegue les branques del pol•len en cada paraula habitada per la dent
del calendari. En el combustible de la memòria,
agonitza la fruita prohibida de les lluernes, els enderrocs
de la virginitat, els cadàvers amb randes d’escuma.
Cadascú mor cada dia per a santificar la vida o, almenys,
fer-la més digerible: la superpoblació acaba en les casseroles,
i en la calma tempestuosa dels nínxols.
El paper higiènic no deixa de ser eufemisme en els serveis o restrooms;
la sorpresa sempre me la donen els ouets dels peixos,
la superfície del somni premut en algun pubis:
tot el calendari de les llanternes és ací amb les seues setmanes
de llençols i diversions col•lectives.
Resulta que el pol•len pres en culleres és afrodisíac: ho diuen
els naturalistes en els llibres de botànica;
també ho diuen els estafadors i xerraires, les xicones
de la vida fàcil que necessiten amollar l’alé en un sol gemec.
El pouet dels dies de guardar termina essent rellotge oxidat
damunt de la pedra tosca de la maixella;
riure’s és gratificant quan tots els dies tenim circ romà:
—per cert que és bon estratagema per a oblidar les hemorroïdes,
les varices de la fam, la xapa de la saliva,
la salsa de tomata en el jute de les temples.
(Mai no he vist que el bolic es resistesca a les nostres dèries:
Saltironar el tálem del seny, cremar el pol•len davall dels llençols,
fins a traure-li brillantor a la sal dels porus
en el seu riu creixent de bàlsams.) Ocorre que en el capell de totes
las aigües de les randes, caben veles a vapor, petits bots,
botelles de mar, aranyes de gelatinoses vísceres, rellotges de sucre.
Hem aprés del foc, quant ens crema el foc consumeix:
sempre és divertit jugar al suor dels ulls,
netejar les lents sense renunciar als ecos de l’epidermis,
convertir el pubis en respiració de sirenes,
memoritzar els colors del fruiter,
pol•linitzar la porta transitiva de les palpebres en plena xafegada.
El foc sempre ens satura de destins: —estretem les ungles
De la terra fins a ser humans en el desencert;
El suspens és redó en els dits: naixem quan la branca
De la carn ascendeix al pol•len i els bulliments, —de l’arbre desbordat—,
a ese oracle sense insomnis.
Per cert que als nostres ulls traspua la sal en glaçonets de gel.

Baratària, 02.I.2011