viernes, 16 de abril de 2021

NOMÉS LES OMBRES D’ALGUN CANELOBRE│ SOLO LAS SOMBRAS DE ALGÚN CANDELABRO

 

Imagen FB de Pere Bessó



NOMÉS LES OMBRES D’ALGUN CANELOBRE

 

 

con la muerte

caen sombras

sobre las esperanzas

entregadas al azar

sin que el recuerdo pueda

revivir lo sepultado cada día…

Ester Matte Alessandri

 

 

Revisc en una cullera de pal les tombes que he begut, les vesprades trencades com una tomba profanada. A falta de tot, el no-res que s’obri en ràfega de vents. D’antany, algunes morts que es diuen records, el forat de l’espera sostingut en la ferida. No és atzar aquesta mirada a cegues que en la distància es desfà com un gra, ni providència la boira d’indiferència damunt d’un penyal devorat per impossibles. Al llarg del dia les ombres, només les ombres d’algun canelobre al costat d’una flama fosca.

.

. Poema d’ANDRÉ CRUCHAGA traduït en català per PERE BESSÓ

.

 

SOLO LAS SOMBRAS DE ALGÚN CANDELABRO

 

 

con la muerte

caen sombras

sobre las esperanzas

entregadas al azar

sin que el recuerdo pueda

revivir lo sepultado cada día…

Ester Matte Alessandri

 

 

Revivo en una cuchara de palo, las tumbas que he bebido, las tardes rotas como una tumba profanada. A falta de todo, la nada que se abre en ráfaga de vientos. De antaño, algunas muertes que se llaman recuerdos, el agujero de la espera sostenido en la herida. No es azar esta mirada a ciegas que en la distancia se deshace como un grano, ni providencia la niebla de indiferencia sobre un peñasco devorado por imposibles. A lo largo del día las sombras, solo las sombras de algún candelabro junto a una flama oscura.

.

Del libro: ‘Fuego de llaves invisibles’, 2021

©André Cruchaga


A POC A POC SE’NS N’ANAREN LES PARAULES│ DE A POCO SE NOS FUERON LAS PALABRAS

 

Imagen Pinterest



A POC A POC SE’NS N’ANAREN LES PARAULES

 

 

Ens fa mal el cadàver d’amor que abracem cada dia,

la carne líquida del llampec al pati de darrere del midó de la memòria.

Aquelles ninetes envellides a les aigües del tall de les ungles,

l’ull del mussol del paviment fermentat als estables de suro

on les dents trituren les ninetes angelicals del dimoni.

En la llengua de la podridura caben totes les víctimes dels carrers.

Per si val, ja m’he resignat a la tortura del fèretre a les temples:

per descomptat, perguí totes les batalles que paralitzaren la meua respiració,

en bescanvi de la foguera dels teus ulls guarde a la meua pell tot l’arsenal

de les puntes blaves del foc, i també els tiliches del cel,

la hiena del desig al capciró dels dits, els obeliscos pervertits

dels pits empantanegats en la boirina de la nit.

Poc a poc deixem de donar importància a les paraules i al tròpic.

Poc a poc, sí, del pit començaren a emergir campanades de fam,

i al coixí, una esperma de moribundes barques.

Al regne cremat del riure, el bell rostre de la cendra.

.

. Poema d’ANDRÉ CRUCHAGA traduït en català per PERE BESSÓ

.

 

DE A POCO SE NOS FUERON LAS PALABRAS

 

 

Nos duele el cadáver de amor que abrazamos todos los días,

la carne líquida del relámpago en el traspatio del almidón de la memoria.

Aquellas pupilas envejecidas en las aguas del tallo de las uñas,

el ojo de búho del pavimento fermentado en los establos de corcho

donde los dientes trituran las pupilas angelicales del demonio.

En la lengua de la podredumbre caben todas las víctimas de las calles.

Por si vale, ya me he resignado a la tortura del féretro en las sienes:

por supuesto perdí todas las batallas que paralizaron mi respiración,

a cambio de la fogata de tus ojos guardo en mi piel todo el arsenal

de las puntas azules del fuego, y también los tiliches del cielo,

la hiena del deseo en la punta de los dedos, los obeliscos pervertidos

de los senos empantanados en la neblina de la noche.

De a poco dejamos de darle importancia a las palabras y al trópico.

De a poco, sí, del pecho empezaron a emerger campanadas de hambre,

y a la almohada, una esperma de moribundas barcas.

En el reino quemado de la risa, el hermoso rostro de la ceniza.

.

Del libro: ‘Fuego de llaves invisibles’, 2021

©André Cruchaga