FLORACIÓ INSOMNE
..hay un taller que fragua sin cesar tu muestrario de máscaras.
Es un recinto que retrocede y que te absorbe exhalando el paisaje.
Olga Orozco
I doncs, una altra vegada, el galop
del clamor infamant en la terra.
Allà, on conviuen els balcons del
ponent i la memòria.
Al fanal amarrat a trens ebris,
l’aigua en la mossegada
insadollable del destí, la llum sorda
entre carrerons.
Vivim en la certitud del camí trobat,
revelat
el designi, més enllà del món habitat
per la consciència.
Vivim sostenint-nos en una terra de
negacions,
sense que la claredat allleugere les
foscors.
Les paraules se’ns perden en aquest
vòrtex de llum mortífica.
A les pupil•les l’aigua abrasa l’alè
de les branques de l’ànima,
Els ulls que esperen al seu claustre,
el reverdir de les finestres.
Ningú no parla al meu costat davant
de la porta de les astraps.
Ningú en la profanació del país
escoltant el seu pit.
Des del caliu de les floracions
insomnes, els draps de l’aigua
picotegen la veu del paisatge:
afloren els records.
De tots els senyals al rostre, el
murmuri tebi del viatge,
com una callada foguera en les
imatges rompudes de la despulla.
Així són les formes desplegades de
les cicatrius, la potestat
d’ossos huesos a tall del
desassossec, agre de fogueres de la pèrdua.
.
Poema d’ANDRÉ CRUCHAGA traduït en
català per PERE BESSÓ
.
.
FLORACIÓN INSOMNE
..hay un taller que fragua sin cesar tu muestrario de máscaras.
Es un recinto que retrocede y que te absorbe exhalando el paisaje.
Olga Orozco
Y pues, otra vez, el galope del
clamor infamante en la tierra.
Allí, donde conviven los balcones del
poniente y la memoria.
En el farol amarrado a trenes ebrios,
el agua en la mordedura
insaciable del destino, la luz sorda
entre callejones.
Vivimos en la certidumbre del camino
encontrado, revelado
el designio, más allá del mundo
habitado por la conciencia.
Vivimos sosteniéndonos en una tierra
de negaciones,
sin que la claridad alivie las
oscuridades.
Las palabras se nos pierden en ese
vórtice de luz mortífica.
En las pupilas el agua abrasa el
aliento de las ramas del alma,
los ojos que esperan en su claustro,
el reverdecer de las ventanas.
Nadie habla junto a mí frente a la
puerta de las estribaciones.
Nadie en la profanación del país
escuchando su pecho.
Desde el rescoldo de las floraciones
insomnes, los trapos del agua
picotean la voz del paisaje: afloran
los recuerdos.
De todas las señales en el rostro, el
murmullo tibio del viaje,
como una callada fogata en las
imágenes rotas del despojo.
Así son las formas desdobladas de las
cicatrices, la potestad
de huesos en el filo del desasosiego,
agrio de hogueras de extravío.
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De ‘Como quien pide luz o pide agua’,
2021.2022
©André Cruchaga