martes, 6 de octubre de 2020

VENTURA DE SET│ VENTURA DE SED

Imagen FB de Pere Bessó




VENTURA DE SET

 

 

La roba de la seua veu desperta el alba, mentre la respiració despentina els porus, els ulls en flor, blans d’una lenta remor. En la branca d’una campana, la saba en brisa de l’arbre de l’ànsia. Res no s’apaga en el piano d’aigua de la seua pell que sap a un blues de sexe encès. En la seua set de ferida desperta, el temps degolla qualsevol cansament i fa dels dits un peix al forat de la finestra.

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. Poema d’ANDRÉ CRUCHAGA traduït en català per PERE BESSÓ

 

 

VENTURA DE SED

 

 

La ropa de su voz despierta el alba, mientras la respiración despeina los poros, los ojos en flor, blandos de un lento murmullo. En la rama de una campana, la savia en brisa del árbol del ansia. Nada se apaga en el piano de agua de su piel que sabe a un blues de sexo encendido. En su sed de herida despierta, el tiempo degüella cualquier cansancio y hace de los dedos un pez en el agujero de la ventana.

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Del libro: “Lejanías rotas”, 2020

©André Cruchaga








 

EMMUDIMENT│ ACALLAMIENTO

Imagen FB de Pere Bessó




EMMUDIMENT

 

 

Yo, que no soy piedra, sino camino

que cruzan al pasar los pies desnudos.

Luis Cernuda

 

 

 Només sé que creue la nit mirant les teues parpelles arrelades en l’infinit. Al camí, el vent de peixos aleteja en els malsons de pedra que ens prodiga l’alta sendera de les aigües despertes. Un dia, diguérem, però els dies es tornaren indecents davant de l’espill ple de gavines dissecades. Ara és el mocador mut d’ales, el que emmudeix o juga amb els ulls costeruts d’aquest caminar sempre descalç. Així sempre com la vesprada despentinada d’unos braços.

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. Poema d’ANDRÉ CRUCHAGA traduït en català per PERE BESSÓ


 

 

ACALLAMIENTO

 

 

Yo, que no soy piedra, sino camino

que cruzan al pasar los pies desnudos.

Luis Cernuda

 

 

Solo sé que cruzo la noche mirando tus párpados prendidos en el infinito. En el camino, el viento de peces aletea en las pesadillas de piedra que nos prodiga el alto sendero de las aguas despiertas. Un día, dijimos, pero los días se volvieron indecentes frente al espejo lleno de gaviotas disecadas. Ahora es el pañuelo mudo de alas, el que enmudece o juega en los ojos empinados de este andar siempre descalzo. Siempre así como la tarde despeinada de unos brazos.

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Del libro: “Lejanías rotas”, 2020

©André Cruchaga