domingo, 28 de agosto de 2011

ELS PEUS AL LLINDAR-TRADUCCIÓN PERE BESSÓ


De tant caminar, fatigat, arribe al llindar, recobre el pregon
alé de les portes, tants llavis abstrets a l’aguait
d’una guitarra, les mans que deleren consumar la vesprada,
la salvació de la galdufa, l’infant que fórem sempre fins i tot en el sufocament.
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ELS PEUS AL LLINDAR




¿Qué buscaba mi afán entre la noche?
¿Quién me libró del sigiloso viaje?
MARGARITA PAZ PAREDES




De tant caminar, fatigat, arribe al llindar, recobre el pregon
alé de les portes, tants llavis abstrets a l’aguait
d’una guitarra, les mans que deleren consumar la vesprada,
la salvació de la galdufa, l’infant que fórem sempre fins i tot en el sufocament.
Arribe. Estic a temps de posar els peus a terra,
tocar ferm, capells i paraigües, córrer invicte darrere del llenguatge,
les paraules vinents en l’aire.
Tanque l’escuma erràtica de l’alé, opte per l’aire de l’evidència:
m’acompanya la confiança d’allò viscut, l’hort del silenci,
les llavoretes que he anat guardant als racons de la memòria;
així és com han perdurat els vitralls,
la meua vida silvestre, estovalles que les lluernes erigeixen com a gespa.
Sovint el llindar té imans d’eternitat, respirs
deslligats,
lúcides ombres com un armari amb ocells.

(Al capdavall, sempre hi ha mancances:
l’aposta del coixí que a voltes romp els pensaments
benignes, l’escòria que de sobte ens dóna el seu esclafit agre,
l’ardiment dels lòbuls davant del plany.
En aquest temps no sé si serà possible abastir la plenitud del gaudi,
saltar el terraplé de la por, el safareig del fang, embriagar
allò palpable de nous rellotges, resistir la temptació de la cendra.
cada paraula té, sovint, crespons de fèretres,
badies de menudall on només creix la garrocha i l’ull sense pissarres.
Dec suposar que la misèria a voltes es torna inaudible
Davant de l’albarda de l’huracà, estrèpits de roca a mallades.)

—Tracte de posar les coses en ordre abans que es faça de nit:
preferesc sempre la xafegada de l’aurora,
a tanta tempesta urgida de morts, a tanta purulència en el fluid
de la finestra; és molt més gratificant pensar en el ble
dels trens, en el parpelleig del pètal en els antulls.
A tant camí fet, la sang s’ha lliurat al vol:
així, llavors, sóc capaç d’albirar el joc de l’aire,
la meua mateixa utopia que no té gens d’extrahumà, sinó lectures
en el quadern dels parcs, íntim cristall dels desigs.
Al fons de la casa habitada, el tabal de les violes,
al turbant dels llumins, el pou on cavilen els llampecs.

Al fons, al llindar, l’endevinalla de les meues sabates,
l’hora que m’acompanya en l’hamaca amb tots els records:
els pretèrits junts com una roca de jade,
amb la mateixa claredat amb què clareja el gall la mata de ros.
La resta és tan sols trànsit i hores, lletania transida de l’espill,
L’ofec que l’aire desperta en les aigües.

Baratària, agost de 2011




LOS PIES EN EL UMBRAL




¿Qué buscaba mi afán entre la noche?
¿Quién me libró del sigiloso viaje?
MARGARITA PAZ PAREDES




De tanto caminar, fatigado, llego al umbral, recobro el hondo
aliento de las puertas, tantos labios absortos a la espera
de una guitarra, las manos que anhelan consumar la tarde,
la salvación del trompo, el niño que fuimos siempre aun en el sofoco.
Llego. Estoy a tiempo de poner los pies sobre la tierra,
tocar firme, sombreros y paraguas, correr invicto tras el lenguaje,
las palabras venideras en el aire.
Cierro la espuma errátil del aliento, opto por el aire de la evidencia:
me acompaña la confianza de lo vivido, el huerto del silencio,
las semillas que he ido guardando en los rincones de la memoria;
así es como han perdurado los vitrales,
mi vida silvestre, manteles que las luciérnagas erigen como césped.
A menudo el umbral tiene imanes de eternidad, desatados respiros,
lúcidas sombras como un armario con pájaros.

(Después de todo, siempre hay carencias:
la porfía de la almohada que a veces rompe los pensamientos
benignos, la escoria que de pronto nos da su estallido agrio,
el ardimiento de los lóbulos ante la queja.
En este tiempo no sé si sea posible alcanzar la plenitud del regocijo,
saltar el terraplén del miedo, la alberca del cieno, embriagar
lo palpable de nuevos relojes, resistir a la tentación de la ceniza.
cada palabra tiene, a menudo, crespones de féretros,
abadías de cascajo donde sólo crece la breña y el ojo sin pizarras.
Debo suponer que la miseria a veces se vuelve inoíble
Frente a la albarda del huracán, estrépitos de roca a almadanazos.)

—Intento poner las cosas en orden antes de que anochezca:
prefiero siempre el chubasco de la aurora,
a tanta tempestad urgida de muertos, a tanta purulencia en el fluido
de la ventana; es mucho más gratificante pensar en el pabilo
de los trenes, en el parpadeo del pétalo en los anteojos.
A tanto camino andado, la sangre se ha entregado al vuelo:
así, entonces, soy capaz de avizorar el juego del aire,
mi propia utopía que no tiene nada de extrahumano, sino lecturas
en el cuaderno de los parques, íntimo cristal de los deseos.
Al fondo de la casa habitada, el timbal de los alelíes,
al turbante de los fósforos, el pozo donde cavilan los relámpagos.

Al fondo, en el umbral, el acertijo de mis zapatos,
la hora que me acompaña en la hamaca con todos los recuerdos:
los pretéritos juntos como una roca de jade,
con la misma claridad con que clarea el gallo la mata de rocío.
Lo demás es sólo tránsito y horas, letanía transida del espejo,
El ahogo que el aire despierta en las aguas.

Barataria, agosto de 2011

viernes, 5 de agosto de 2011

MONÒLEG EN L'INSOMNI/MONÓLOGO EN EL INSOMNIO-COMENTARIO Y TRADUCCIÓN DE PERE BESSÓ


Ah, dolent vol de volences despoblades: amargs llits
del cuc en la sang, batalles de sanglot cremant,
ser la cendra en aquests focs recòndits, ombra de la fartada,
mort duradera al meu alé, cega tirada a la foguera;...
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MONÒLEG EN L'INSOMNI/MONÓLOGO
EN EL INSOMNIO-COMENTARIO
 Y TRADUCCIÓN DE PERE BESSÓ



Casi nada, amigo André, tomar el impulso desde la cita del gran poeta valenciano en castellano del s. XX. Un poeta amigo de la generación del 27, sobre todo de Cernuda, García Lorca y el joven Dalí, cuando aún era republicano, amigo de Arturo Serrano Plaja o el pintor Ramón Gaya y tanta otra gente que aún parece que fuera hoy cuando todas las tardes un jovencísimo Pere Bessó iba a la calle Taquígrafo Martí para aprovechar las dos horas que tenía de descanso entre tarde y noche en el instituto San Vicente Ferrer, al lado de su casa. Tenía yo apenas 22 años ye inexorablemente iba todas las tardes que me lo permitía el horario de un curso y medio, más de un año pues, a pasarle a máquina (entonces no había ordenadores aquí) al dictado en un pluma olivetti su voluminosa Crónica General, además de Valentín y otras historias de su Dietario... Tuve el privilegio de ser una especie de secretario y de gozar todas las anécdotas que le iban surgiendo al recordar, por ejemplo, sus amores con un inglesito Kennet, en una cama de Luis XIV en un Museo Bretón, gracias a la complicidad de la tía del inglés que sobornó y bien al guarda de noche del museo. Juan era así de decadente. Imagínate la de anécdotas que conocí, de sus conversaciones con Antonio Machado cuando la II República trasladó su capitalidad de Madrid a Valencia, sus mítines junto a Cernuda vestidos con el mono azul, en la época que Cernuda militó en el PCE [Partido Comunista Español] y había de llevarse El Mono Azul, que fue el título, además, de una revista poética y de combate, en la época, repito, en que los poetas, como Miguel Hernández, tomaban partido y se "proletarizaban"...
Y podría estar así durante páginas y ahora veo que debería recogerlo, pues aún me funciona la memoria. He de decirte, además, que era tío de un gran poeta y amigo ya ido, me refiero a César Simón, que deberás leer, si no lo has hecho ya. Un poeta fuera de moda y ocasión. Muy, muy interesante...
Te envío la traducción y esta digresión. No podrás decir que tu escritura no genera rendimiento. Y mucho más cuando tú eres consciente, como Juan Gil-Albert, de que uno siempre escribe de sí mismo hacia fuera, desde el pálpito de la sangre, luego vendrá el rumor del mundo. En realidad, esta obviedad no está reñida con la solidaridad que hemos de tener hacia los demás, pero eso es harina de otro costal y merecería la pena comentar con un vinito de postcena, después de haber acotado los lindes del tema y, más aún, los errores palmarios de la mala con(s)ciencia a la hora de encarar el verdadero compromiso del hombre que anida en el poeta, y no al revés...

Un abrazo del Pere.




MONÒLEG EN L'INSOMNI




Escucho entre mi sangre y oigo el vasto
rumor del mundo,…
JUAN GIL-ALBERT




(Ah, dolent vol de volences despoblades: amargs llits
del cuc en la sang, batalles de sanglot cremant,
ser la cendra en aquests focs recòndits, ombra de la fartada,
mort duradera al meu alé, cega tirada a la foguera;
ser l'estret llit de la llengua, l'aflicció dolorosa del somni,
l'aliment fúnebre del corc.
Camine junt al desdeny de l'ànsia, junt a la llum dolenta
de les quatre parets del vol: porte sense meréixer aquesta ferida
que m'ha nascut de tant aspirar el desvetlament;
en l'insomni tota la meua set s'ha tornat darrera, tota la meua set
davant de l'absència de les paraules; el llim de la llengua gemega
adolorit, terra adins, on s'amaga l'espina.
Em subjuguen totes les abelles baixades de l'arbre de la nit,
la ressecor plena al meu olfacte, la dolçor minvada
a falta de tendresa: travesse els rius invisibles de l'olfacte,
cada campanada acovardeix aquest cuc que porte dins,
la veu rugosa de les pedres, la porfia de l'arcà cap a l'abandó.
En quin sossec puc advertir aquests arcans, sense escopinades,
després de baixar sense compayonia a la perennitat,
al centre del meu cos soterrat als ventalls del crepuscle?
El fullatge de la nit té arenes bellugadisses, ahirs
de fullaraca, equipatges que sempre lligà la sal amb nyuc cec,
tendreses que mai no endeviní amb els meus ulls cecs.
Quan mire el somni que passa a les fosques junt a l'oblit,
tota fugacitat es torna eterna reverència en el meu alé;
quan la brisa arriba, cegada per les meues cremors diàries,
l'espina salta del costat, la pols de la letargia es fa certa.
Ara em lliure a l'alat mutisme del meu insomni:
a les fosques la memòria trafegant silogismes, desencerts doctrinals
dels meus malsons, feina que torna submisa la meua juguesca.
A les fosques arribe a la sang somorgollada dels ocells;
és tant el desvetlament que es tornen presó els meus fantasmes.
A les fosques aquest gemec de la pena, vaixells i trens destrossats,
la claror ensebolida dels meus somnis,
aquest turment que fa més gran la ferida, perllongada
bufanda de l'enruna, atroç racó dels meus anhels.
A prop de mitjanit, no conserve res d'aquest món: se n'ha anat
tota llum; i apareix, sempre, l'afany del rovell,
les Set Cabretes a comptagotes, l'espiga morta de la respiració.
Res no és més cert que la llavor plantada d'aquesta ferida;
quant batec aletargiat a les palpebres, quant fred,
quanta llengua al voltant del meu hostalatge, dents fosques
de l'alfabet, el meu mateix firmament.
la meua mateixa set fera, a les fosques com un crit ensagnat!)


Baratària, 04.VIII.2011





MONÓLOGO EN EL INSOMNIO




Escucho entre mi sangre y oigo el vasto
rumor del mundo,…
JUAN GIL-ALBERT




(Ah, doliente vuelo de querencias despobladas: amargos cauces
del gusano en la sangre, batallas de quemante sollozo,
ser la ceniza en estos fuegos recónditos, sombra del hartazgo,
duradera muerte en mi aliento, ciego apego a la hoguera;
ser el estrecho cauce de la lengua, la cuita dolorosa del sueño,
el alimento fúnebre de la carcoma.
Camino junto al desdén del ansia, junto a la luz doliente
de las cuatro paredes del vuelo: llevo sin merecer esta herida
que me ha nacido de tanto aspirar el desvelo;
en el insomnio toda mi sed se ha vuelto postrera, toda mi sed
ante la ausencia de las palabras; el limo de la lengua gime
dolorido, tierra adentro, donde se oculta la espina.
Me subyugan todas las abejas bajadas del árbol de la noche,
la resequedad plena en mi olfato, la dulzura menguada
a falta de ternura: atravieso los ríos invisibles del olfato,
cada campanazo, amedrenta, este gusano que llevo dentro,
la voz rugosa de las piedras, la porfía del arcano hacia el abandono.
¿En qué sosiego puedo advertir estos arcanos, sin escupitajos,
después de bajar sin compañía a la perennidad,
al centro de mi cuerpo soterrado en los abanicos del crepúsculo?
El follaje de la noche tiene arenas movedizas, ayeres
de hojarasca, equipajes que siempre amarró la sal con nudo ciego,
ternuras que nunca adiviné con mis ojos ciegos.
Cuando miro el sueño que pasa a oscuras junto al olvido,
toda fugacidad se vuelve eterna reverencia en mi aliento;
cuando la brisa llega, cegada por mis quemaduras diarias,
la espina salta del costado, el polvo del letargo se hace cierto.
Ahora me rindo al alado mutismo de mi insomnio:
a oscuras la memoria trasegando silogismos, desatinos doctrinales
de mis pesadillas, faena que vuelve sumisa mi porfía.
A oscuras llego a la sangre sumergida de los pájaros;
es tanto el desvelo, que se vuelven cárcel mis fantasmas.
A oscuras este gemido de la pena, barcos y trenes destrozados,
la claridad enterrada de mis sueños,
esta tortura que hace más grande la herida, prolongada
bufanda del escombro, atroz rincón de mis anhelos.
Casi a la medianoche, no conservo nada de este mundo: se ha ido
toda luz; y aparece, siempre, el afán de la herrumbre,
las Siete Cabritas a cuentagotas, la espiga muerta de la respiración.
Nada es más cierto que la semilla plantada de esta herida;
¡cuánto latido aletargado en los párpados, cuánto frío,
cuánta lengua en derredor de mi hospedaje, dientes oscuros
del alfabeto, mi propio firmamento.
Mi propia sed torva, a oscuras como un grito ensangrentado!)

Barataria, 04.VIII.2011

martes, 2 de agosto de 2011

CONTEMPLACIÓ DE LA MANSUETUD/ CONTEMPLACIÓN DE LA MANSEDUMBRE-COMENTARIO Y TRADUCCIÓN PERE BESSÓ


Entre lluernes diürnes, la mansuetud del peltre en el tràfec
dels llibres; és habitual moure les cortines i palpar els ecos
de l’espill amb els pètals del sucre: tot allò que he estimat tremola
en les meues temples, viatja com el llampec en les bastides de l’ànima.
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CONTEMPLACIÓ DE LA MANSUETUD/ CONTEMPLACIÓN DE LA MANSEDUMBRE-COMENTARIO Y TRADUCCIÓN PERE BESSÓ




Mi querido André:
Otro de los poemas desde esta etapa de búsqueda de la serenidad en la que estás inmerso. Al menos, tratando de contemplar la mansedumbre (sic) frente a la pasión y desbordamiento de los poemas anteriores. Y ello te lleva a reflexionar desde distinta óptica todo aquello que son tus elementos: el insomnio, la doble voz, los libros, citas y autores, la calle (siempre vuelves a ese espacio exterior que, sin embargo, no deja de ser tuyo, apreciado como tuyo, aunque se haga en pocas ocasiones de anónimo malquerer. Y en relación al amor y la soledad, siempre las luciérnagas (ay esa ambivalencia con que las tratas) y el latido de las sienes...
Espejos y calendarios...

Sería ilustrativo realizar el estudio exhaustivo de tus poemas para determinar cuáles son las palabras clave, aquéllas que más utilizas y las variables de sus sentidos.

Como también el uso relajado de americanismos: acá, guacal o huacal, ocote...

Sigues siendo, Andre, el señor de la metáfora, sin duda, sorprendente, aguda, trans-racional y brillante (con la ruptura de sistema que satisfaga, no obstante, la coherencia de la estructura interna del poema:

"el aliento, por supuesto, que nunca se traduce
en víctimas, sino en un pozo de peces y recuerdos."

Un abrazo,
Pere






CONTEMPLACIÓ DE LA MANSUETUD






mientras mis ojos se quiebran en el viento…
FEDERICO GARCÍA LOIRCA



Entre lluernes diürnes, la mansuetud del peltre en el tràfec
dels llibres; és habitual moure les cortines i palpar els ecos
de l’espill amb els pètals del sucre: tot allò que he estimat tremola
en les meues temples, viatja com el llampec en les bastides de l’ànima.
Ascendeixen les gotetes de records fins a ruixar les parets
de secrets. (Contemple serenament el diluvi en les meues mans,
els hostes que ja no hi són, el nosaltres que de sobte brilla
com un símbol, els peixos esdevinguts en les aigües de l’ànima,
aquelles converses boca a boca desafiant l’ocote, els corredors
sense fi de la pluja, el mar inabastable de l’ideal…)

La llum ha anat fent mansuet el calendari; abans fou violent
el palpebreig del llumí i intransigent la nafra de l’alé.
Sempre les lluernes relleven els llocs visibles o foscos;
els dies de vertigen, els deixe per al somnambulisme, aquiete
els talons del somni, els espills condensats de l’aiguardent,
els dies de gebre que comptes les voravies,
aquell xiuxeig mossegà la meua esperança en l’alta nit del somni.
Quan passa la turbulència, sempre vénen dies de calma:
durant el dia s’ha perdut l’udol del suplici; la història
reacomoda els seus coixins,
el destí sempre és anònim abans del presagi,
el tren que batega en les vísceres es fa evident: el miracle
de l’ocell tremola en la finestra, les majúscules que conec en l’aleteig.

Clar que la contemplació no és una cosa inert. No. No ho és:
he hagut d’engolir saliva damunt de la roca, beure la intempèrie
en guacals de morro, riure en el sospir anònim,
trasegar certs clarobscurs en el poema, en l’alfabet,
en el dia de guardar sense pensar en els estreps ni penya-segats;
abans haguí de ficar-me al calaix de la boirina per a sobreviure,
pal•lidir sense assegurança de vida en totes les batalles: hui plou
i es transfiguren les paraules:
així comprenc que les tempestes passen; és una mica, —trobe—,
l’exercici dels brolladors, la ciència del pit que fa possible
diversos moments, l’alé, per descomptat, que mai no es tradueix
en víctimes, sinó en un pou de peixos i records.

Ara comprenc el far de cerç apostat en els matins,
la llum des de l’altura, sense esberlar-se en el fullatge;
la certesa que he erigit en la línia recta dels raïls,
el dolor enderrocat de la pestilència, el martell i els claus de la nit.
Contemple, sí, la flaire del meu mateix vestit cansat,
així responc al desvetlament, així responc a la meua ombra abans de creuar
de bell nou els mateixos carrers, els carrers de sempre:
els carrers que em negaren de pluja els muscles i les temples…

Baratària, julio de 2011





CONTEMPLACIÓN DE LA MANSEDUMBRE





mientras mis ojos se quiebran en el viento…
FEDERICO GARCÍA LOIRCA





Entre luciérnagas diurnas, la mansedumbre del peltre en el trajín
de los libros; es habitual mover las cortinas y palpar los ecos
del espejo con los pétalos del azúcar: todo lo que he amado tiembla
en mis sienes, viaja como el relámpago en los andamios del alma.
Ascienden las gotitas de recuerdos hasta rociar las paredes
de secretos. (Contemplo serenamente el diluvio en mis manos,
los huéspedes que ya no están, el nosotros que de pronto brilla
como un símbolo, los peces sucedidos en las aguas del alma,
aquellas conversaciones boca a boca desafiando el ocote, los corredores
sin fin de la lluvia, el mar inalcanzable del ideal…)

La luz ha ido haciendo manso el calendario; antes fue violento
el parpadeo del fósforo e intransigente la llaga del aliento.
Siempre las luciérnagas relevan los lugares visibles u oscuros;
los días de vértigo, los dejo para el sonambulismo, aquieto
los calcañales del sueño, los espejos condensados del aguardiente,
los días de escarcha que cuentas las aceras,
aquel susurro que mordió mi esperanza en la alta noche del sueño.
Cuando pasa la turbulencia, siempre vienen días de calma:
durante el día se ha perdido el aullido del suplicio; la historia
reacomoda sus almohadas,
el destino siempre es anónimo antes del presagio,
el tren que palpita en las vísceras se hace evidente: el milagro
del pájaro tiembla en la ventana, las mayúsculas que conozco en el aleteo.

Claro que la contemplación no es una cosa inerte. No. No lo es:
he tenido que tragar saliva sobre la roca, beber la intemperie
en guacales de morro, reír en el suspiro anónimo,
trasegar ciertos claroscuros en el poema, en el alfabeto,
en el día de guardar sin pensar en las estribaciones ni acantilados;
antes tuve que meterme en el cajón de la neblina para sobrevivir,
palidecer sin seguro de vida en todas las batallas: hoy llueve
y se transfiguran las palabras:
así comprendo que las tormentas pasan; es un poco, —pienso—,
el ejercicio de los manantiales, la ciencia del pecho que hace posible
diversos momentos, el aliento, por supuesto, que nunca se traduce
en víctimas, sino en un pozo de peces y recuerdos.

Ahora comprendo el faro de cierzo apostado en las mañanas,
la luz desde la altura, sin quebrase en el follaje;
la certidumbre que he erigido en la línea recta de los rieles,
el dolor derribado de la pestilencia, el martillo y los clavos de la noche.
Contemplo, sí, el aroma de mi propio traje cansado,
así contesto al desvelo, así contesto a mi sombra antes de cruzar
de nuevo las mismas calles, las calles de siempre:
las calles que anegaron de lluvia mis hombros y mis sienes…

Barataria, julio de 2011