viernes, 11 de octubre de 2019

EN LA FLOR DE FRED

Imagen FB de Pere Bessó





EN LA FLOR DE FRED




Váyanse, les ruego, déjenme vivir.
Quiero tranquilidad, quiero dormir.
Con integridad pagué por todo.
Tamara Karpenok




A la flor de fred, el descens cec dels dies: ens plou la pulsació dels ecos i la gebrada del murmuri. A estones, amb mi, la tomba del cos abans d’afonar-se, a les dents foscos del buit. Fuig de la flassada emmudida del tedi, d’aquella gangrena fangosa de l’espera: als muscles tot el cansament dels somnis i l’encens de la mort que arriba, sense avís.
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Poema d’ANDRÉ CRUCHAGA traduït en català per PERE BESSÓ




EN LA FLOR DE FRÍO




Váyanse, les ruego, déjenme vivir.
Quiero tranquilidad, quiero dormir.
Con integridad pagué por todo.
Tamara Karpenok




En la flor de frío, el descenso ciego de los días: nos llueve la pulsación de los ecos y la escarcha del murmullo. A ratos, conmigo, la tumba del cuerpo antes de hundirse, en los dientes oscuros del vacío. Huyo de la cobija enmudecida del hastío, de aquella gangrena cenagosa de la espera: sobre los hombros todo el cansancio de los sueños y el incienso de la muerte que llega, sin aviso.
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Del libro: Metáfora del desequilibrio”, 2019
©André Cruchaga

AL TEU OBLIT SÓN LES MEUES MANS

Imagen FB de Pere Bessó




AL TEU OBLIT SÓN LES MEUES MANS




La vida está hecha de poses y de otras migajas.
Que se pudra la rosa aplastada
¡de sus restos brotará un cardo!
Arkadiy Kutílov




Al teu oblit són les meues mans com un ocell d’ombres que busca el silenci. De vegades aquella nit gran es presenta com una ombra de mar esbargit: ací els ulls i un piano d’ones, inevitable en el temps abandonat. Ara em parla la làpida de les teues palpebres i l’hivern rural dels caps de setmana i el metall corpori com l’escòria que ens deixa la tendresa.
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. Poema d’ANDRÉ CRUCHAGA traduït en català per PERE BESSÓ




EN TU OLVIDO ESTÁN MIS MANOS




La vida está hecha de poses y de otras migajas.
Que se pudra la rosa aplastada
¡de sus restos brotará un cardo!
Arkadiy Kutílov




En tu olvido están mis manos como un pájaro de sombras que busca el silencio. A veces aquella noche grande se presenta como una sombra de mar disperso: ahí los ojos y un piano de olas, inevitable en el tiempo abandonado. Ahora me habla la lápida de tus párpados y el invierno rural de los fines de semana y el metal corpóreo como la escoria que nos deja la ternura.
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Del libro: Metáfora del desequilibrio”, 2019
©André Cruchaga