miércoles, 10 de julio de 2019

PAÍS DENS

Imagen FB de Pere Bessó





PAÍS DENS




Cuando las piedras oyen mi paso
Sienten una ternura que les ensancha el alma
Vicente Huidobro




Allà en les maçoneries del cel els pòlips cecs de la història
i les pòlisses dels punts cardinals.
Entre les escletxes de les ciutats, les hores absurdes
de les alarmes i els compassos envinagrats dels delinqüents:
un s’acostuma a les fotografies de sal de la negror,
a l’atalaia despentinada de les diademes,
als corredors foscos que galopen en el desert de la condemna.
Sempre és desafiament deixar de profanar la memòria que s’alça
Entre dates, balcons, vents, ombres, somnis.
Tot és malament quan un veu la humanitat en el taulellet del cresol,
entre crits i angoixats silencis i edats roges que abracen
refugis, ací on no canvien las ambigüitats.
D’una punta a l’altra, la ciutat i el mercat del crim.

Poema d’ANDRÉ CRUCHAGA traduït en català per PERE BESSÓ
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PAÍS DENSO




Cuando las piedras oyen mi paso
Sienten una ternura que les ensancha el alma
Vicente Huidobro




Allá en las mamposterías del cielo los pólipos ciegos de la historia
y las pólizas de los puntos cardinales.
Entre los resquicios de las ciudades, las horas absurdas
de las alarmas y los compases envinagrados de los delincuentes:
uno se acostumbra a las fotografías de sal de la negrura,
a la atalaya despeinada de las diademas,
a los pasillos oscuros que galopan en el desierto de la condena.
Siempre es desafío dejar de profanar la memoria que se alza
entre fechas, balcones, vientos, sombras, sueños.
Todo está mal cuando uno ve la humanidad en el tile del candil,
entre gritos y acongojados silencios y edades rojas que abrazan
refugios, ahí donde no cambian las ambigüedades.
De un extremo a otro, la ciudad y el mercado del crimen.
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Del libro “Estación Huidobro”, 2019
©André Cruchaga