domingo, 27 de junio de 2021

ENMIG DEL NO-RES│ EN MEDIO DE LA NADA

 

Imagen FB de Pere Bessó



ENMIG DEL NO-RES

 

 

aquí resurge la estación del desaliento

asumiendo su color salvaje recorrido en los retratos

Rodolfo Alonso

 

 

En cada viatge l’ull em reclama les distàncies: l’eco de la terra,

un Edèn de ràfegues incertes, i alhora pluja disseminada

en les temples: és com una crònica de pols, o sal

que un escriu sense rellevaments damunt del subsòl del paladar.

Hi ha camins en què un només encerta els tatuatges dibuixats

damunt de la pedra d’obscurs ocells del somni que ens miren,

en el badall pudorós d’alguna pregunta perfumada de saliva,

d’episodis pintats en algun port, el del mapa de l’alba

con su cerç insomne de fierro futur en els engonals:

Quan camine, simplement, duc als muscles les meues despulles,

aquest escenari de la història que sempre dóna fred, les actuals

ombres que disposen del foc, el descens despietat

de la tendresa: la boirina de la indolència respira, sense més, el meu onatge

de gebrada, les misèries que a estones gemeguen en la pell.

Al voltant de la dolçor del teus porus, només l’artèria de la malenconia.

El camí mai no ens dugué a lloc segur, sinó a la rosa endurida

d’un bisturí enmig del no-res. A la destrucció.

.

Poema d’ANDRÉ CRUCHAGA traduït en català per PERE BESSÓ

.

 

EN MEDIO DE LA NADA

 

 

aquí resurge la estación del desaliento

asumiendo su color salvaje recorrido en los retratos

Rodolfo Alonso

 

 

En cada viaje el ojo me reclama las distancias: el eco de la tierra,

un Edén de ráfagas inciertas, y al mismo tiempo lluvia diseminada

en las sienes: es como una crónica de polvo, o sal

que uno escribe sin relevos sobre el subsuelo del paladar.

Hay caminos en los que uno solo acierta los tatuajes dibujados

sobre la piedra de oscuros pájaros del sueño que nos miran,

en el resquicio pudoroso de alguna pregunta perfumada de saliva,

de episodios pintados en algún puerto, el del mapa del alba

con su cierzo insomne de fierro futuro en las ingles:

Cuando camino, simplemente, llevo en hombros mis despojos,

ese escenario de la historia que siempre da frío, las actuales

sombras que disponen del fuego, el descenso despiadado

de la ternura: la neblina de la indolencia respira, sin más, mi oleaje

de escarcha, las miserias que a ratos gimen en la piel.

Acerca de la dulzura de tus poros, solo la arteria de la melancolía.

El camino nunca nos llevó a sitio seguro, sino a la rosa endurecida

de un bisturí en medio de la nada. A la destrucción.

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De 'Camino disperso', 2021

©André Cruchaga