GRUTA D’ESCRIPTURA
Escribo para desquitarme de la inacción que significa escribir
Escribo como alguien compra un número de la lotería atrasado
Escribo de parte de los perdedores para la inmortalidad
Escribo sin voz por amor a la Letra
Escribo, luego el otro existe.
Enrique Lihn
Des de la boira densa de
l’espenyador, la gruta de l’escriptura
Jugant com un àncora torta en l’ocell
aromós de la tinta:
en el circell d’hivern de la
consumació del vol
degolle tot el graner de mort
d’aquests dies
i la seua remor familiar de fuga. I
el seu dolor de matèria.
De vegades la soledat és culpable de
tots els esguitons a la pell,
de les aspes de desordre del temps,
o d’aquesta cendra endurida en les
extenses vegetacions
somorgollades en l’alé. De vegades,
també, escriure és només per
hipnotitzar lo insofrible d’un
bisturí de sal als ulls.
I en aquest afany d’estrèpit
solitari, obra la llum esquívola
i castre els sufocaments d’ossos de
la pròpia existència,
el tall de les vetes subterrànies de
la nit. La veu equívoca.
Després de tot, res no existeix,
mentre no prescriga la memòria;
l’única eternitat possible és el
temps amb els seus racons i abismes.
El teu cos i el me no duraran més que
el galop de l’èter.
.
. Poema d’ANDRÉ CRUCHAGA traduït en
català per PERE BESSÓ
.
GRUTA DE ESCRITURA
Escribo para desquitarme de la inacción que significa escribir
Escribo como alguien compra un número de la lotería atrasado
Escribo de parte de los perdedores para la inmortalidad
Escribo sin voz por amor a la Letra
Escribo, luego el otro existe.
Enrique Lihn
Desde la bruma densa del despeñadero,
la gruta de la escritura
jugando como un ancla torcida en el
pájaro aromoso de la tinta:
en el zarcillo de invierno de la
consumación del vuelo
degüello todo el granero de muerte de
estos días
y su rumor familiar de fuga. Y su
dolor de materia.
A veces la soledad es culpable de
todas las salpicaduras en la piel,
de las aspas de desorden del tiempo,
o de esta ceniza endurecida en las
extensas vegetaciones
sumergidas en el aliento. A veces,
también, escribir es solo para
hipnotizar lo insufrible de un
bisturí de sal en los ojos.
Y en ese afán de estruendo solitario,
obra la luz esquiva
y castro los sofocos de huesos de la
propia existencia,
el filo de las vetas subterráneas de
la noche. La voz equívoca.
Después de todo, nada existe mientras
no prescriba la memoria;
la única eternidad posible es el
tiempo con sus rincones y abismos.
Tu cuerpo y el mío no durarán más que
el galope del éter.
.
De ‘Camino disperso’, 2021
©André Cruchaga
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