Imagen FB de Pere Bessó
ESCÒRIA DE L’ENTRANYA
Estoy preso y arrastro
mis propios grillos
Los astros que trago crujen en mis entrañas
Vicente Huidobro
Los astros que trago crujen en mis entrañas
Vicente Huidobro
Dels grills ens queda l’escòria que els
ulls deslliguen.
El desempar inunda d’aigües salades la soledat condensada
en l’ara. Ací la mirada dolceta dels cantons constipats,
els condons de la nit aspirant afectes, l’ensopegada
d’uns pits quadrats en el fred despentinat dels minuts.
En aquest dolor que ens emmordassa,
morim escopint la grogor de les tardors.
Són fredes les paraules quan cruixen en la pel·lícula d’una llàgrima,
o en el colp de desdeny de vells armaris.
Des de sempre arrosseguem aquesta porta d’impossibles
fins que el somni es torna malson.
Ens fereix, és clar, aquest món de contratemps malànima.
Al final, som si es vol,
una braga en desús, una fotografia, tot just afonada en el desvetlament.
.
Poema d’ANDRÉ CRUCHAGA traduït en català per PERE BESSÓ
El desempar inunda d’aigües salades la soledat condensada
en l’ara. Ací la mirada dolceta dels cantons constipats,
els condons de la nit aspirant afectes, l’ensopegada
d’uns pits quadrats en el fred despentinat dels minuts.
En aquest dolor que ens emmordassa,
morim escopint la grogor de les tardors.
Són fredes les paraules quan cruixen en la pel·lícula d’una llàgrima,
o en el colp de desdeny de vells armaris.
Des de sempre arrosseguem aquesta porta d’impossibles
fins que el somni es torna malson.
Ens fereix, és clar, aquest món de contratemps malànima.
Al final, som si es vol,
una braga en desús, una fotografia, tot just afonada en el desvetlament.
.
Poema d’ANDRÉ CRUCHAGA traduït en català per PERE BESSÓ
ESCORIA DE LA ENTRAÑA
Estoy preso y arrastro
mis propios grillos
Los astros que trago crujen en mis entrañas
Vicente Huidobro
Los astros que trago crujen en mis entrañas
Vicente Huidobro
De los grillos nos queda la escoria que
los ojos desatan.
El desamparo inunda de aguas saladas la soledad condensada
en el ahora. Aquí la mirada dulzona de las esquinas constipadas,
los condones de la noche aspirando a afectos, el traspiés
de unos senos cuadrados en el frío despeinado de los minutos.
En este dolor que nos amordaza,
morimos escupiendo la amarillez de los otoños.
Son frías las palabras cuando crujen en la película de una lágrima,
o en el golpe de desdén de viejos armarios.
Desde siempre arrastramos esa puerta de imposibles
hasta que el sueño se convierte en pesadilla.
Nos hiere, claro, este mundo de contratiempos desalmados.
Al final, somos si se quiere,
una braga en desuso, una fotografía, apenas, hundida en el desvelo.
.
Del libro “Estación Huidobro”, 2019
El desamparo inunda de aguas saladas la soledad condensada
en el ahora. Aquí la mirada dulzona de las esquinas constipadas,
los condones de la noche aspirando a afectos, el traspiés
de unos senos cuadrados en el frío despeinado de los minutos.
En este dolor que nos amordaza,
morimos escupiendo la amarillez de los otoños.
Son frías las palabras cuando crujen en la película de una lágrima,
o en el golpe de desdén de viejos armarios.
Desde siempre arrastramos esa puerta de imposibles
hasta que el sueño se convierte en pesadilla.
Nos hiere, claro, este mundo de contratiempos desalmados.
Al final, somos si se quiere,
una braga en desuso, una fotografía, apenas, hundida en el desvelo.
.
Del libro “Estación Huidobro”, 2019
©André Cruchaga
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