Carátura de Post-scriptum (André Cruchaga)
POST-SCRIPTUM:
UNA
TRADUCCIÓN Y UNA ANTOLOGÍA FINAL
Por Nora Méndez
El
nuevo libro publicado por André Cruchaga, bajo el título de Post-scriptum, en
rumano y español, es en realidad un pájaro de papel. Mientras se recorren las
208 páginas del aparato volador, los vientos huracanados de la prisa del poeta
nos llegan recién alzado el vuelo. Escarba y escarba en su propia piel, tatuada
de recuerdos y escamas; Cruchaga va esculpiendo las alas, el pájaro disparatado
y enamorado de la poesía que nos lleva por los caminos soñados y vividos
aprendidos de la filosofía del despojo de toda una vida como reza uno de sus
versos. Palabras que chillan como la armazón de huesos del ave que trama su
huída, de la cárcel donde le es posible transformarse.
La
escritora rumana, Elisabeta Botán, ha sido la encargada de traducir a esa
lengua hermana los poemas de un versador que ha universalizado su Tonacatepeque
en Barataria. Lenguas romances hermanas, trotadoras, que huyen de los bárbaros
y los barbarismos, se unen en las alas del pájaro libro creado por André
Cruchaga, en las altas torres del amor afiebrado en la escafandra de un corazón
sin rostro, del olvido que lo carcome todo como el mar salitre que finalmente
lo verá convertirse en gaviota y pescar lectores a su paso.
Un poeta salvadoreño en Rumania, es un buen signo de la trascendencia de las palabras tejidas en la desesperada búsqueda de un escritor que construye puertas tan solo para probar la huida, que como su nombre lo indica es el final de lo escrito, una manera de volver o desdecirse, otra manera de cantar desde la muerte que permite este canto posterior a lo dicho ya mil veces por todos los poetas, que es la poesía un río donde sin saber se baña la luna miles de veces. Ahora el libro es pájaro de papel. Ojalá y llegue pronto hasta aquel puerto que seguramente le sonreirá, ávido de otras miradas.
Un poeta salvadoreño en Rumania, es un buen signo de la trascendencia de las palabras tejidas en la desesperada búsqueda de un escritor que construye puertas tan solo para probar la huida, que como su nombre lo indica es el final de lo escrito, una manera de volver o desdecirse, otra manera de cantar desde la muerte que permite este canto posterior a lo dicho ya mil veces por todos los poetas, que es la poesía un río donde sin saber se baña la luna miles de veces. Ahora el libro es pájaro de papel. Ojalá y llegue pronto hasta aquel puerto que seguramente le sonreirá, ávido de otras miradas.
San Salvador, 28.VIII.2014
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