lunes, 12 de abril de 2021

RASTRES DE L’ABSURD│ RASTROS DEL ABSURDO

 

Imagen FB de Pere Bessó



RASTRES DE L’ABSURD

 

 

Dadme la certeza de raíces en horizonte quieto

Un descubrimiento que no huya a cada paso

o dadme un bello naufragio verde

Vicente Huidobro

 

 

En l’angoixa del rellotge, la pell cega de les marees, beure’t endins,

callada en l’arc d’ona del ventre, desitjada mel prop de la meua boca.

Que no fuja la teua pell encesa, encara que la llum se’n vaja.

Que no fuja el cel amorós de l’ànsia i la seua collita d’arc de Sant Martí

i el seu pedrís sagrat a la meua boca i els seus engonals d’argila perfumada.

Que no expire la teua nuesa, ni els teus malucs de foc a les mans,

ni els porus sacsats de l’ànima, àvids de sons pregons.

No vull horitzonts amagats, sinó la saba fruital entre les mans,

la respiració als genolls que deixa la tempesta,

dels tifons de lluernes que ancoren destrenant les ales.

Precipita’m com si tot el riu es desbordara, com si tot el blau

fos navili d’algues i illes aixoplugades, titil•lants de flames.

Venç-me fins que ja no es produesquen els sorolls del sospir

i el vertigen no es dilate al coixí, sinó en la llavor  pura.

De les llànties alades de l’alè, resta el pols embastat a la gola,

potser aquest horitzó dels deliris de l’absurd.

.

. Poema d’ANDRÉ CRUCHAGA traduït en català per PERE BESSÓ

.

 

RASTROS DEL ABSURDO

 

 

Dadme la certeza de raíces en horizonte quieto

Un descubrimiento que no huya a cada paso

O dadme un bello naufragio verde

Vicente Huidobro

 

 

En la congoja del reloj, la piel ciega de las mareas, beberte adentro,

callada en el arco de ola del vientre, deseada miel cerca de mi boca.

Que no huya tu piel encendida, aunque la luz se vaya.

Que no huya el cielo amoroso del ansia y su cosecha de arcoíris

y su poyetón sagrado en mi boca y sus ingles de arcilla perfumada.

Que no expire tu desnudez, ni tus caderas de fuego en mis manos,

ni los poros sacudidos del alma, ávidos de profundos sonidos.

No quiero horizontes agazapados, sino la savia frutal entre mis manos,

la respiración en las rodillas que deja la tormenta,

de los tifones de luciérnagas que anclan destrenzando las alas.

Precipítame como si todo el río se desbordara, como si todo el azul

fuese navío de algas e islas encobijadas, titilantes de flamas.

Vénceme hasta que ya no se produzcan los ruidos del suspiro

y el vértigo no se dilate en la almohada, sino en la semilla pura.

De las lámparas aladas del aliento, queda el pulso hilvanado

en la garganta, quizás ese horizonte de los delirios del absurdo.

.

Del libro: ‘Fuego de llaves invisibles’, 2021

©André Cruchaga


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