viernes, 23 de abril de 2021

TOTA BRASA ÉS INCENDI│ TODA BRASA ES INCENDIO

 

Imagen tomada de Pinterest



TOTA BRASA ÉS INCENDI

 

 

Nuestro fuego es también cenizas.

Tu boca está fría y silenciosa hoy.

Dezső Kosztolányi

 

 

Cap brasa no deixa de ser incendi al coixí, sobretot,

quan hi ha brins de foc en els ocells de la panolla de l’entranya

obrint-se al temps, entre les fronteres de la son i l’alè.

Cada rauxa, un grapat d’arena als ulls,

un ferro lent foradant les boques, un graner de cendra anticipada

en l’alba, un respirar ecos d’absolut.

Avui sagne d’orfandat damunt de la pedra de l’ofec, flames en rebel•lió

sobre el cos, campanades d’un purgatori indicible, cec

a borbolls d’impureses. Sagne en la foscor de ganivets,

mentre al cap em mossega la dentadura del pressentiment.

Fora de la teua boca el bosc em perd en el seu espessor.

Necesite arrecerar-me en les teues cuixes, en l’ebrietat del capoll hivernal,

en l’alfabet de la flassada ara que la veu incinera els metalls.

En la introspecció que desarma qualsevol insomni, potser avancem

el festí de cendra que ens espera al llindar.

Desfeta l’alba, ens cremem com un brunzir de substàncies,

o estatues: després només serà remot el mirotejament de la fossa.

.

. Poema d’ANDRÉ CRUCHAGA traduït en català per PERE BESSÓ

.

 

TODA BRASA ES INCENDIO

 

 

Nuestro fuego es también cenizas.

Tu boca está fría y silenciosa hoy.

Dezső Kosztolányi

 

 

Ninguna brasa deja de ser incendio en la almohada, sobre todo,

cuando hay briznas de fuego en los pájaros de tuza de la entraña

abriéndose al tiempo, entre las fronteras del sueño y el aliento.

Cada arrebato, un puñado de arena en los ojos,

un hierro lento horadando las bocas, un granero de ceniza anticipada

en el alba, un respirar ecos de absoluto.

Hoy sangro de orfandad sobre la piedra del ahogo, llamas en rebelión

sobre el cuerpo, campanadas de un purgatorio indecible, ciego

a borbotones de impurezas. Sangro en la oscuridad de cuchillos,

mientras en la cabeza me muerde la dentadura del presentimiento.

Fuera de tu boca el bosque me pierde en su espesura.

Necesito guarecerme en tus muslos, en la ebriedad del capullo invernal,

en el alfabeto de la cobija ahora que la voz incinera los metales.

En la introspección que desarma cualquier insomnio, quizás anticipemos

el festín de ceniza que nos espera en el umbral.

Deshecha el alba, nos quemamos como un zumbido de sustancias,

o estatuas: después solo será remoto el espejeo de la fosa.

.

Del libro: ‘Fuego de llaves invisibles’, 2021

©André Cruchaga


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