RELLOTGE DE
PELL DE LA RANERA
y mi cuerpo sin brazos y sin
cabeza
y diremos nuestra última palabra.
José María Hinojosa
Ja no ens estranya aquest món mutilat, ni les raons de l’ombra
que es filtra en l’alambí de la respiració dels paladars
perduts al ressò d’una foguera carregada d’artèries trencades.
Sempre acaba per fer-nos mal el fruit del sexe de l’au missatgera,
les mirades de l’atzar dels espills penjant de l’entrecella de la set,
el sabor dels ponts penjants de les pol•lucions,
les fondalades en blanc i negre del cel, l’aire desvestit
d’una mirada feta en les intempèries del granit i el so corb
de l’alè en el punt de fruïció delirant de les flassades.
Tampoc no ens estranya la cabellera erràtil dels ossos, el cactus a
l’ull,
ni la piga que deixen les esquerdes al rellotge de pell de les raneres.
Vivim enmig d’un torrent d’aigüe malaltes, en un país
que no convalece, en un país de silencis mortals.
Entre paciència i ebriesa, les paraules, per cert, no floreixen.
No floreix en el fang la rosa de jade de la llibertat.
.
. Poema d’ANDRÉ CRUCHAGA traduït en català per PERE BESSÓ
.
RELOJ DE PIEL
DEL ESTERTOR
y mi cuerpo sin brazos y sin
cabeza
y diremos nuestra última palabra.
José María Hinojosa
Ya no nos extraña este mundo mutilado, ni las razones de la sombra
que se filtra en el alambique de la respiración de los paladares
perdidos en el el eco de una hoguera cargada de arterias rotas.
Siempre acaba por dolernos el fruto del sexo del ave mensajera,
las miradas del azar de los espejos colgando del entrecejo de la sed,
el sabor de los puentes colgantes de las poluciones,
las hondonadas en blanco y negro del cielo, el aire desvestido
de una mirada hecha en las intemperies del granito y el sonido curvo
del aliento en el punto de fruición delirante de las cobijas.
Tampoco nos extraña la melena errátil de los huesos, el cactus en el
ojo,
ni el lunar que dejan las grietas en el reloj de piel de los estertores.
Vivimos en medio de un torrente de aguas enfermas, en un país
que no convalece, en un país de silencios mortales.
Entre paciencia y ebriedad, las palabras por cierto, no florecen.
No florece en el barro, la rosa de jade de la libertad.
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Del libro: ‘Fuego de llaves invisibles’, 2021
©André Cruchaga
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