EM RESIGNE ALS OBLITS PERMESOS
Tal vez este presente ubicuo sea lo bastante
real y entusiasta, aunque no pueda contarme
a qué espero ya.
Dorothea Tanning
Ara em resigne als ossos de sal dels
oblits permesos,
i a aquestes aigües sempre inusitades
del riu d’Heràclit.
Potser la dolçor serà una substància
estúpida entre pantans diversos,
o només una altra mentida prou
convincent en aquest present movedís.
A l’ala de sucre dels ocells, hi ha
trossos de febre
i agitades paraules: les paraules les
espigues de les quals es duen temps i destí.
Potser, tot, només serà un somni
demorat en el catecisme de portes
i pulsacions sacsades per ecos de
constants inferns.
O la introspecció més pobra davant de
tantes paradoxes.
De vegades ric només enmig d’inflamades
pues d’ulls furibunds.
O a sota, fins al fum per a
encendre’m d’oradors de lloses.
Tot és incert quan el present és nit
i no hi ha un paraigües
per a fer callar la pluja, ni el dur
dia de cristalls grocs.
—Ací, sona el silenci de la boira, el
ponent de les ombres,
i aquell rostre de silenci en la
pregària de desglaç de les lluernes.
Després de tot l’humà res no puc
contar-me, ni vulga donar-li
una altra categoria al zodíac, als
dies d’amargor de la puresa.
.
. Poema d’ANDRÉ CRUCHAGA traduït en català
per PERE BESSÓ
.
ME RESIGNO A LOS OLVIDOS PERMITIDOS
Tal vez este presente ubicuo sea lo bastante
real y entusiasta, aunque no pueda contarme
a qué espero ya.
Dorothea Tanning
Ahora me resigno a los huesos de sal
de los olvidos permitidos,
y a esas aguas siempre inusitadas del
río de Heráclito.
Tal vez la dulzura sea una sustancia
estúpida entre pantanos diversos,
o solo otra mentira lo bastante
convincente en este presente movedizo.
En el ala de azúcar de los pájaros,
hay pedazos de fiebre
y agitadas palabras: las palabras
cuyas espigas llevan tiempo y destino.
Tal vez, todo, solo sea un sueño
demorado en el catecismo de puertas
y pulsaciones sacudidas por ecos de
constantes infiernos.
O, la introspección más pobre frente
a tantas paradojas.
A veces río solamente en medio de
inflamadas púas de ojos furibundos.
O bajo hasta el humo para encenderme
de oradores de losas.
Todo es incierto cuando el presente
es noche y no hay un paraguas
para acallar la lluvia, ni el duro
día de cristales amarillos.
—Aquí, suena el silencio de la bruma,
el poniente de las sombras,
y aquel rostro de silencio en la
oración de deshielo de las luciérnagas.
Después de todo lo humano nada puedo
contarme, ni quiera darle
otra categoría al zodíaco, a los días
de amargor de la pureza.
.
Del libro: ‘Fuego de llaves
invisibles’, 2021
©André Cruchaga
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