miércoles, 9 de noviembre de 2022

EBRI D’ENDERROCS│ EBRIO DE ESCOMBROS

Imagen FB de Pere Bessó

EBRI D’ENDERROCS

 

Sólo los ojos son todavía capaces de emitir un grito.

RENÉ CHAR

 

Des de sempre mossegar els talons del gos carrerer que badalla

la seua fam burlant-se del món cada volta que li malbaraten

l’esperança d’un os. Damunt de la llosa de pedra el seu esquelet.

Vallejo i Baudelaire miren de reüll recolzant-se en la mort.

Segons sembla, no cessa un ebri entre les runes del bé i del mal,

les mentides pietoses amb les que s’enganya la vida.

De vegades només cal una llàntia moribunda per a travessar

l’eternitat de un rosegó, atrapar al sedàs de mel

el dolor, la pàgina de vida d’una gàbia, el remolí dels desitjos

en el comptagotes de la felicitat. «La foscor és un camí

i la llum un lloc / el cel que no existí ni existirà».

Sempre anem espesseïts de malesa, som fetus en aigües amuntegades,

éssers en l’abisme que somiem, fills de granit procaç.

Abans que no es bifurque el cuc en la carn, li fem pessigolles

al destí, i irrompem en el «regne final»

                                          de les foscors més malèvoles.

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Poema d’ANDRÈ CRUCHAGA traduït al català per PERE BESSÓ

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EBRIO DE ESCOMBROS

 

Sólo los ojos son todavía capaces de emitir un grito.

RENÉ CHAR

 

Desde siempre morder los calcañales del perro callejo que bosteza

su hambre burlándose del mundo cada vez que le estropean

la esperanza de un hueso. Sobre la losa de piedra su esqueleto.

Vallejo y Baudelaire miran de reojo apoyándose en la muerte.

Al parecer no cesa un ebrio entre los escombros del bien y el mal,

las mentiras piadosas con las que se engaña la vida.

A veces solo hace falta un candil moribundo para atravesar

la eternidad de un mendrugo, atrapar en el cedazo de miel

el dolor, la página de vida de una jaula, el remolino de los deseos

en el cuentagotas de la felicidad. «La oscuridad es un camino

y la luz un lugar / el cielo que no existió ni existirá».

Siempre vamos tupidos de maleza, somos fetos en aguas agolpadas,

seres en el abismo que soñamos, vástagos de granito procaz.

Antes que se bifurque el gusano en la carne, le hacemos cosquillas

al destino, e irrumpimos en el «reino final»

                                             de las oscuridades más aviesas.

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Del libro: «Mi memoria se ha cansado de llover y esperarte», 2022

©André Cruchaga




 

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