NAVEGANT
Sabedlo navegantes: el canto de las sirenas es estúpido y monótono,
su conversación aburrida e incesante; sus cuerpos están cubiertos
de escamas, erizados de algas y sargazo.
Su carne huele a pescado.
Salvador Elizondo
De vegades somie que sóc Ulisses en
una mar de circumstàncies fredes.
O d’una criatura de sal assaonada de
certa llum total de l’inframón.
Aglàope en el desballestament de les
meues paranoies, àngel en flames
enmig d’aigües fosques: la criatura
em desvist amb les seues mans
cegues, cegues les parets del cor que
ens omplin de sorra,
cegues les ombres de l’aigua com
monedes de pedra rovellada.
Als dits de les algues es difumina
l’horitzó,
potser el magma de criatures verges
que trauen el cap al meu camí.
En la rauxa un abís de peixos mossega
les illades; i és tal
el seu embaladiment, que escolte tot
el cor dels dards de naus
que creuen per damunt del meu tòrax:
fins el meu cor amortallat s’alça
de les lloses romases d’aquest buit
amb penyals de llindars
prohibits: tota la meua bogeria és en
aquest turó de pits alts.
És l’hivern dels genitals que juga a
prostíbul d’hiverns.
Entre tots els camins, aquest de
bromera i baptismal accent.
.
Poema d’ANDRÉ CRUCHAGA traduït en
català per PERE BESSÓ
.
NAVEGANTE
Sabedlo navegantes: el canto de las sirenas es estúpido y monótono,
su conversación aburrida e incesante; sus cuerpos están cubiertos
de escamas, erizados de algas y sargazo.
Su carne huele a pescado.
Salvador Elizondo
A veces sueño que soy Ulyses en un
mar de circunstancias frías.
O de una criatura de sal curtida por
cierta luz total del inframundo.
Agláope en el desquicio de mis
paranoias, ángel en llamas
en medio de aguas oscuras: la
criatura me desviste con sus manos
ciegas, ciegas las paredes del
corazón que nos colman de arena,
ciegas las sombras del agua como
monedas de piedra oxidada.
En los dedos de las algas se difumina
el horizonte,
quizás el magma de criaturas vírgenes
que se asoman a mi camino.
En el arrebato un abismo de peces
muerde los ijares; y es tal
su arrobamiento, que escucho todo el
coro de los dardos de naves
que cruzan sobre mi tórax: hasta mi
corazón amortajado se levanta
de las losas quedadas de ese vacío
con peñascos de umbrales
prohibidos: toda mi locura esta en
esa colina de pechos altos.
Es el invierno de los genitales que
juega a prostíbulo de inviernos.
Entre todos los caminos, este de
espumarajo y bautismal acento.
.
De ‘Camino disperso’, 2021
©André Cruchaga
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