JA NO SÉ PER
QUÈ SOMIEM
En este mundo
cada vez más acre, cada vez más
duro
más y más blanco
Kenneth White
Eixim amb la boca oberta buscant un altre món: un altre món
que no s’ensorre com l’arena, potser menys antic de pell
i rostre, potser amb una altra lluentor desxifrable.
Poc a poc el riure va perdent el seu vol i se’ns van imposant
mordasses: als nostres ulls s’obrin fosses i túnels i trampes,
només per recordar la rosada.
La nit enfonsa el seu pit de vell encenser,
una daga de vent trepa les paraules, al coll les hores rovellades
i un camí semblant a l’oblit de roncos pits i focs.
Som davant d’un missal de simpàtics espantaocells inexorables.
En aquest món d’expedient borni, endolat perversament,
assistim sense més destí que al cuc que buida ulls i consciència.
És com si de sobte dansàrem amb els nostres propis ossos.
Però és, en tot cas, l’acte més solemne, respirar sense pietat, sords,
tota la carn envilida, els carrers amb rostres foscos, definitivament.
—Ja no sé per què somiem en aquest somnambulisme de llàgrimes.
.
. Poema d’ANDRÉ CRUCHAGA, traduït en català per PERE BESSÓ
.
YA NO SÉ A
QUÉ SOÑAMOS
En este mundo
cada vez más acre, cada vez más
duro
más y más blanco
Kenneth White
Salimos con la boca abierta buscando otro mundo: otro mundo
que no se desmorone como la arena, tal vez menos antiguo de piel
y rostro, quizás con otro brillo descifrable.
De a poco la risa va perdiendo su vuelo y se nos van imponiendo
mordazas: a nuestros ojos se abren fosas y túneles y trampas,
solo para recordar el rocío. La noche hunde su pecho de viejo
incensario,
una daga de viento taladra las palabras, al cuello las horas oxidadas
y un camino parecido al olvido de roncos pechos y fuegos.
Estamos frente a un misal de simpáticos espantapájaros inexorables.
En este mundo de expediente tuerto, enlutado perversamente,
asistimos sin más destino que al gusano que vacía ojos y conciencia.
Es como si de pronto danzáramos en nuestros propios huesos.
Pero es en todo caso, el acto más solemne, respirar sin piedad, sordos,
toda la carne envilecida, las calles con rostros oscuros,
definitivamente.
—Ya no sé a qué soñamos en este sonambulismo de lágrimas.
.
Del libro: ‘Fuego de llaves invisibles’, 2021
©André Cuchaga
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