LLIÇÓ DEL GOIG
Tuerce mi boca. Dame una joroba. Defórmame.
Deja que mi carne reviente de verrugas. Deja que la sangre
fluya a mi alrededor. Que así sea.
Novica Tadic
Davant de la boca estesa sobre el
lliri ofegat en el batec del bassal,
l’altre cel que supleix els pretèrits
del so apuntalat de la son.
Al voltant de la nuesa dels excessos,
els ulls que escolten
el fluir de la sang de cada trenc
d’alba extrem en la llauna grisa
de la boira insòlita romasa entre les
branques trencades de l’indecorós.
L’ardor sap, sense dubte, a un botxí
benigne entre l’espetec
de la flama i l’atall mossegat de la
primavera.
Malgrat el vent en el precipici,
guanyen les deformacions
dels engonals, el coll moradís del
sostre caigut de la pell.
Una endevinalla de paraules mossega
les lliçons de pols inclement
que mulla el pit i el defalliment
somnàmbul del gaudi del cos.
En els teus pits muir d’ofecs. Muir
en la llengua que trena
la gespa. Muir en el rosegar dolç del
verí.
De la resta s’encarrega la memòria
amb la seua blasfèmia d’espill.
Ve la nit amb les seues trampes i els
seus petits follets:
Segons sembla, al teu melic, un vast
sospir, glossa de rubors.
.
. Poema d’ANDRÉ CRUCHAGA traduït en
català per PERE BESSÓ
.
LECCIÓN DEL GOZO
Tuerce mi boca. Dame una joroba. Defórmame.
Deja que mi carne reviente de verrugas. Deja que la sangre
fluya a mi alrededor. Que así sea.
Novica Tadic
Ante la boca tendida sobre el lirio
ahogado en el pálpito del charco,
el otro cielo que suple los
pretéritos del sonido apuntalado del sueño.
Alrededor de la desnudez de los
excesos, los ojos que escuchan
el fluir de la sangre de cada
amanecer extremo en la hojalata gris
de la niebla insólita quedada entre
las ramas rotas de lo indecoroso.
El ardor sabe, sin duda, a un verdugo
benigno entre el chasquido
de la flama y el atajo mordido de la
primavera.
A pesar del viento en el precipicio,
ganan las deformaciones
de las ingles, el cuello amoratado
del techo caído de la piel.
Un acertijo de palabras muerde las
lecciones de polvo inclemente
que moja el pecho y el
desfallecimiento sonámbulo del goce del cuerpo.
En tus pechos muero de ahogos. Muero
en la lengua que trenza
el césped. Muero en el mordisqueo
dulce del veneno.
De lo demás se encarga la memoria con
su blasfemia de espejo.
Viene la noche con sus trampas y sus
pequeños duendes:
al parecer en tu ombligo, un vasto
suspiro, glosa de sonrojos.
.
Del libro: Fuego de llaves
invisibles, 2021
©André Cruchaga
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