ESCORÇA INABASTABLE DEL NO-RES
Silencio. Aquí se ha hecho ya de noche,
ya tras el cementerio se fue el sol;
aquí se está llorando a mil pupilas;
no vuelvas; ya murió mi corazón.
César Vallejo
En aquest bosc del món, les mateixes
fosses de la nit,
i la soledat dissolta en els
objectes, l’escorça inaprehensible del no-res,
entre audiències de miratge. Ací
vivim fabulant rotunds
camins de sols banyats per pupil•les
cegues.
Ací la missa polsant dels
automatismes abstractes, l’assetjament
de la pell amb els seus codis de
color envellit, el cor de la floridura
per decret, l’esplendor de l’almanac
de les anèmies.
Tot acaba en un ferment de pertorbats
espais imaginaris.
Sobrevivim als àngels de pedra dels
malsons de l’instant,
L’embriaguesa de les oïdes petrifica,
o rebrega les finestres.
Ací, amb absoluta bondat s’amaga
l’alegria, la respiració inodora
de l’alba, o el crim compulsiu que té
rostre de pandèmia.
Al meu cor premen els cantons de
totes les tenebres:
ja no hi ha extrems ni punts
intermedis en aquest temps que ens disloca
com un dic arrossegat per la desraó.
Ja no hi ha retorn suficient per a
deturar el revòlver de llum
que s’apaga, ni un mocador per a
embolicar amb estima les paraules.
Tot expirà sabent que l’abandó ens
marca els passos.
.
. Poema d’ANDRÉ CRUCHAGA traduït en
català per PERE BESSÓ
.
CORTEZA INASIBLE DE LA NADA
Silencio. Aquí se ha hecho ya de noche,
ya tras el cementerio se fue el sol;
aquí se está llorando a mil pupilas;
no vuelvas; ya murió mi corazón.
César Vallejo
En este bosque del mundo, las mismas
cárcavas de la noche,
y la soledad disuelta en los objetos,
la corteza inasible de la nada,
entre audiencias de espejismo. Aquí
vivimos fabulando rotundos
caminos de soles bañados por pupilas
ciegas.
Aquí la misa pulsante de los
automatismos abstractos, el acoso
de la piel con sus códigos de color
envejecido, el corazón del moho
por decreto, el esplendor del
almanaque de las anemias.
Todo acaba en un fermento de
perturbados espacios imaginarios.
Sobrevivimos a los ángeles de piedra
de las pesadillas del instante,
la embriaguez de los oídos petrifica,
o estruja las ventanas.
Aquí, con absoluta bondad se oculta
la alegría, la respiración inodora
del alba, o el crimen compulsivo que
tiene rostro de pandemia.
En mi corazón pulsan las esquinas de
todas las tinieblas:
ya no hay extremos ni puntos
intermedios en este tiempo que nos disloca
como un dique arrastrado por la
sinrazón.
Ya no hay retorno suficiente para
detener el revólver de luz
que se apaga, ni un pañuelo para
envolver con cariño las palabras.
Todo expiró a sabiendas que el
abandono nos marca los pasos.
.
Del libro: ‘Fuego de llaves
invisibles’, 2021
©André Cruchaga
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