domingo, 25 de abril de 2021

AQUELLA ADOLESCÈNCIA HABITADA│ AQUELLA ADOLESCENCIA HABITADA

 

Imagen FB de Pere Bessó



AQUELLA ADOLESCÈNCIA HABITADA

 

 

todo está hecho para tu olvido

y yo mismo dudo si soy muerto o viviente

tal vez ni mis brazos puedan cruzarse sobre mi pecho

acostumbrados como estaban al contorno de tu cuerpo

A veces uno solo quiere asir la salamandra de ciertas quemaduras.

Raúl Zurita

 

 

Damunt de la pedra del desig en el camí de pluja renascut, el cel de presses com una flor al somriure gairebé a punt de tocar les dolces impureses del breu somni de la gota d’estrofes que nien en la pell. Davant de l’olor sense lligams descobrim el cristall de seda de les promeses del cos, el pit de pètals d’aquella adolescència habitada, ara, amb sospirs de silenci. De vegades, un només vol prendre certes cremades com en diu Zurita. Ja no és el mateix, és clar, però ha romàs en baix relleu, aquest llarg riu de foc per a continuar vivint els misteris de la pèrdua. La història, però, sap a una fotografia on es creuen carrers, somnis, ferides i cendra.

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. Poema d’ANDRÉ CRUCHAGA traduït en català per PERE BESSÓ

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AQUELLA ADOLESCENCIA HABITADA

 

 

todo está hecho para tu olvido

y yo mismo dudo si soy muerto o viviente

tal vez ni mis brazos puedan cruzarse sobre mi pecho

acostumbrados como estaban al contorno de tu cuerpo

A veces uno solo quiere asir la salamandra de ciertas quemaduras.

Raúl Zurita

 

 

Sobre la piedra del deseo en el camino de lluvia renacido, el cielo de premuras como una flor en la sonrisa casi a punto de tocar las dulces impurezas del breve sueño de la gota de estrofas que anidan en la piel. Ante el olor sin ataduras descubrimos el cristal de seda de las promesas del cuerpo, el pecho de pétalos de aquella adolescencia habitada, ahora, con suspiros de silencio. A veces, uno solo quiere asir ciertas quemaduras como dice Zurita. Ya no es lo mismo, claro, pero ha quedado en bajorrelieve, ese largo río de fuego para seguir viviendo los misterios del extravío. La historia, sin embargo, sabe a una fotografía donde se cruzan calles, sueños, heridas y ceniza.

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Del libro: ‘Fuego de llaves invisibles’, 2021

©André Cruchaga


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