Caminos cerrados, André Cruchaga, Ed. Praxis,
México.
CAMINOS CERRADOS, DEL POETA SALVADOREÑO ANDRÉ
CRUCHAGA
-Noelia
Martínez Bodas, Colombia-
“Aquí
era la ciudad antes de la guerra.
Era el mercado, la escuela, el día;
ahora es el escombro y el aliento seco.
Giramos en un mundo pese a la extinción
de las superpotencias y la guerra fría
donde el único imperio se tornó Dios
y el relámpago de la pólvora, en pozo
de sutiles y volátiles esperanzas.
Hoy heredamos un mundo sin paz
y sin sonrisas:
Si acaso, niños escribiendo la lección
en fardos de misiles oxidados.”
Era el mercado, la escuela, el día;
ahora es el escombro y el aliento seco.
Giramos en un mundo pese a la extinción
de las superpotencias y la guerra fría
donde el único imperio se tornó Dios
y el relámpago de la pólvora, en pozo
de sutiles y volátiles esperanzas.
Hoy heredamos un mundo sin paz
y sin sonrisas:
Si acaso, niños escribiendo la lección
en fardos de misiles oxidados.”
“Tierra
del miedo”, Caminos cerrados; André Cruchaga. Editorial Praxis, 2008.
Sr.
Cruchaga, quizá se pueda gritar más fuerte cada palabra de este poemario, pero
por enrojecer más nuestras gargantas no aumentaremos la claridad de lo
expresado en sus versos.
Leyendo a
André Cruchaga piensas en el mundo hoy. Un mundo dividido donde el hombre es
lobo para el hombre. Un mundo que sortea un boleto para cada nacido y, como en
todas las loterías, hay más perdedores que ganadores. Ves al ser humano como un
virus encargado de comer o pisar todo lo que se encuentre a su paso, incluso
otros seres humanos. Si te queda algo en el interior, algo más que vísceras y
entrañas, la comida ingerida te vuelve a la boca sin remedio; como acusándote
de esa ignorancia que te hacía tan feliz. Quizá ese incipiente vómito sea la
propia ignorancia saliendo del cuerpo. Como fuere, lo que está claro es que
Cruchaga te va a poner complicado eso de mirar hacia otro lado.
No puede
cantar más alto su himno a la paz y responsabilidad más que ciudadana, humana.
Al fin de la dictadura del miedo. Al paro de la persecución y encarcelación
ideológica:
“Lo único
cierto, después de todo, es la muerte.
La quietud y
el silencio llegan con ella.
Persecución
y cárcel terminan
en la
sepultura.”
[La muerte
en la humanidad nace]
En este
poemario, André Cruchaga utiliza poemas extensos formados por versos libres que
reflejan su dominio del ritmo y que provocan una cadencia que suena incluso en
la lectura individual. Concluye sus versos, en su mayoría, con palabras
paroxítonas dejando las oxítonas a los momentos convenientes para realizar una
pausa natural en el discurso poético. Este hecho provoca una musicalidad
interna constante que de no ejercerse podríamos entender el conjunto como una
obra perteneciente a la prosa poética, teniendo en cuenta la delgada línea con
la que separamos los géneros literarios actualmente. Camufla a la perfección el
trabajo tras el poema pareciendo el conjunto una creación ex nihilo. Además,
enriquece el poemario con una buena elección de citas de otros poetas; por
ejemplo: Paul Goebbels, José Emilio Pacheco o Jorge Enrique Adoum.
Cruchaga nos
brinda una mirada desengañada (y cansada de vivir con miedo) frente a este
terror que provocan las armas. Estas armas han conseguido desplazar “semillas y
simientes” “y en vez de luz reveladora y alimentos, tenemos los ojos azotados /
por la nube de la pólvora”.
La vida
humana se ha vuelto un activo más financiero y la voz de Cruchaga desvela la
marginalidad y catalogación del ser humano.
“Cese el
fantasma del sembrador de la muerte
y la risa
del terror,
pues los
cadáveres no cuentan en la bolsa de valores
de
Manhattan, Santiago, Caracas, Buenos Aires,
San
Salvador, Quito y San José y La Paz,
ni el nuevo
orden surte la canasta básica,
a no ser de
palabras mudas
y súbitos
diluvios de sangre
vertidos en
trenes de ceniza
y venturosas
cumbres de sutil alevosía.”
[Cesen las
armas y las guerras]
Si
bien en el poemario las palabras son sombras de sentimientos agotados:
desolación, podrido, muerte, dolor; encontramos resquicios de esperanza aunque
quizá no con la plenitud deseada. Es posible que sea una acción casi
desesperanzada por nuestra parte el intentar encontrarla.
“con alguna
esperanza los hilos del afán futuro
serán
mejores
y no como la
dejación humana del presente,
donde el
buen rumbo no tiene prisa,
la memoria
sólo es una zancada del cuerpo,
y el gozo un
cadáver esperando su propio navío.”
[Con alguna esperanza]
En
definitiva, una crítica social puesta a nuestro alcance. Una crónica que se
mantiene actual a pesar del paso del tiempo. La paz mundial es deseada; pero
¿llegaremos alguno de nosotros a conocerla?
“Ésta es la
gran pregunta.
Ustedes
tienen la palabra,
pese a estar
rodeados de sutiles guillotinas.”
[Acontecer diario]
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