domingo, 7 de febrero de 2010

VIDA INTERIOR-poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó

—Em robares la tranquil·litat dels teulats, la possibilitat de nuar
L’espavent, el tramvia de les vocals damunt de l’aigua,
El tossal íntim de la llum. El romaní dels somnis. Només per a deixar-me,
La collita dels suïcidis i les parets amb grafits.
Ilustración: Joan Miró









VIDA INTERIOR







Rostros, manos, palabras, saludos milenarios,
telúricos refranes, voces puras de vida
que vienen caminando de la sombra y me alcanzan.
ROBERTO MANZANO DÍAZ

Junto al muelle hechizado vivo ahora
y la mar se desplaza enardecida,
como el alma de mí para quien llora…
NANCY MOREJÓN







En les aigües interiors la nit és freda. La remor, vertigen.
El brot dels dies dol al calendari. El vent llisca
Al confí. —On és el sucre dels vaixells i la rosada?
En quin paraigües la fullaraca resta tranquil·la?
Mosseguen les campanes des del silenci de les cames.
Sempre, silenciosament, perdem allò guanyat: —El territori
De les mans, la carícia sense baldes o el colp de la indiferència.
Deixem de ser, sovint, per a ser uns altres.
Tardívola esperança o present d’incerteses; o simple ganyota
D’aqueixes hores que parten sense aquietar-se.
[“dolç brufol que busques l’alosa invisible
llum albirada a la teua sang
per a assassinar la seua boca amarga
i perpetuar-se de blanc”].
La taronja blava de la molsa s’obri als ocells. El sexe del paisatge
Mossega la tendresa. Semble animal amb mocadors a la llengua;
Vendaval d’un acordió desbotonat. Junt al no-res apareixen
Els diftongs, les paraules amb totes les regions fosques.
Cada dia els somnis foren esmunyint-se damunt dels rails del rellotge.
Malgrat això, fiu tendresa dels parracs,
Escurí els plats de les sobralles, caminí dies sencers sense guitarres,
Fiu de la penombra finestres verdes, em despullí en les espigues,
Fiu de les butxaques trencades, rialla d’infants, —fiu pa per a trencar l’alba
Amb altaveu, trenquí les anous del desamparament fins a sagnar…
Un dia i un altre, mengí llesques de suor.
Futurs de feixuguesa i pedres i reixats de filferro.
Estimí carícies en les campànules silvestres.
Doblí la innocència per un campanari de taverna. Cremaren
Els talons al brancall de la ràfega. Violenta veu d’embuts,
Fong del cadàver damunt de la pell fosca de la tempesta.
Un dia malbaratí la meua barba de cendra entre barricades:
—Sempre fou
Brasa el sanglot, els cantons humits de l’atzar, els jocs amb mapes
Sense infantesa, el reble de les paraules sense mètrica, ni música.
Em robaren el pòl·len dibuixat als meus quaderns de primària.
Em robaren l’aleteig de l’escuma en les meues ninetes.
—Em robares la tranquil·litat dels teulats, la possibilitat de nuar
L’espavent, el tramvia de les vocals damunt de l’aigua,
El tossal íntim de la llum. El romaní dels somnis. Només per a deixar-me,
La collita dels suïcidis i les parets amb grafits.
Baratària, 06.II.2010








VIDA INTERIOR








Rostros, manos, palabras, saludos milenarios,
telúricos refranes, voces puras de vida
que vienen caminando de la sombra y me alcanzan.
ROBERTO MANZANO DÍAZ

Junto al muelle hechizado vivo ahora
y la mar se desplaza enardecida,
como el alma de mí para quien llora…
NANCY MOREJÓN








En las aguas interiores la noche es fría. El rumor, vértigo.
El brote de los días duele en el calendario. El viento resbala
En el confín. —¿Dónde está el azúcar de los barcos y el rocío?
¿En qué paraguas la hojarasca queda tranquila?
Muerden las campanas desde el silencio de las piernas.
Siempre, calladamente, perdemos lo ganado: —El territorio
De las manos, la caricia sin aldabas o el golpe de la indiferencia.
Dejamos de ser, a menudo, para ser otros.
Tardía esperanza o presente de incertidumbres; o simple mueca
De esas horas que parten sin aquietarse.
[“dulce búho que buscas la alondra invisible
luz asomada a tu sangre
para asesinar su boca amarga
y perpetuarse de blanco”].

La naranja azul del musgo se abre a los pájaros. El sexo del paisaje
Muerde la ternura. Parezco animal con pañuelos en la lengua;
Vendaval de un acordeón desabotonado. Junto a la nada aparecen
Los diptongos, las palabras con todas las regiones oscuras.
Cada día los sueños fueron deslizándose sobre los rieles del reloj.
A pesar de ello, hice ternura de los harapos,
Lavé los platos de las sobras, caminé días enteros sin guitarras,
Hice de la penumbra ventanas verdes, me desnudé en las espigas,
Hice de los bolsillos rotos, risa de niños, —hice pan para amanecer
Con altavoz, rompí las nueces del desamparo hasta sangrar…
Un día y otro, comí rodajas de sudor.
Futuros de torpeza y piedras y alambradas.
Armé caricias en las campánulas silvestres.
Doblé la inocencia por un campanario de taberna. Ardieron
Los calcañales en la ramazón de la ráfaga. Violenta voz de embudos,
Hongo del cadáver sobre la piel oscura de la tormenta.
Un día estropeé mi barba de ceniza entre barricadas: —Siempre fue
Brasa el sollozo, las esquinas húmedas del azar, los juegos con mapas
Sin infancia, el ripio de las palabras sin métrica, ni música.
Me robaron el polen dibujado en mis cuadernos de primaria.
Me robaron el aleteo de la espuma en mis pupilas.
—Me robaste la tranquilidad de los tejados, la posibilidad de desnudar
El asombro, el tranvía de las vocales sobre el agua,
La loma íntima de la luz. El romero de los sueños. Sólo para dejarme,
La cosecha de los suicidios y las paredes con graffiti.
Barataria, 06.II.2010
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Querido Cru:
El poema tiene la cadencia del Cruchaga selecto. Has logrado una manera, insisto una vez más, no importa cuál sea el asunto del que trates. Tus textos son vorágine, incluso cuando remansas las aguas, es para coger impulso. Los versos largos en ti zigzaguean y apuntan al centro en un tris. Eso mismo ocurre cuando deseas que el lector conozca la noche de tormenta —más que obscura— del alma al enfrentarse a la lectura del poema. ¿Vida interior? Ya lo creo, eso no falta nunca en el espejo del poema. De Garcilaso o antes Petrarca a acá, el poema como espejo, aunque tú seas el otro. Desdoblas y rompes así el hechizo. Y en ese plegamiento a dos voces —intensidad lírica que no falta— vuelve al clasicismo del bestiario: el búho y la alondra. Y no es dejar pasar los dos reinos que simbolizan: el del alba femenina y tu misterio de la noche masculino. Es importante a la hora de estudio de tu obra que alguien remarque tu capacidad y maestría para recabar —y que funcione— toda suerte de material que, por otra parte, siempre ha estado ahí, al alcance de la mano sabia que sepa amasar en el barro y caña de textos acabados y de pleno sentido, como los tuyos, como este poema, por ejemplo. Señalaría, particularmente, ese trazado tan de Cruchaga para redondear en los versos finales. Y cito:

—Me robaste la tranquilidad de los tejados, la posibilidad de desnudar
El asombro, el tranvía de las vocales sobre el agua,
La loma íntima de la luz. El romero de los sueños. Sólo para dejarme,
La cosecha de los suicidios y las paredes con graffiti.

Con ese material de derribo que cantas en el verso final, construyes poemas como éste. Todo un lujo.

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