Damunt de la branca dels pins, la set dels armaris: la tija arrencada
del subsòl, la pedra enderrocant-se als dits del cel.
Cada gest és una fondalada en la memòria, —el camí dels arrels
té focs incerts, repeus encallats en l’aigua
de les palpebres: campanes líquides on la memòria s’alimenta
de les sobralles de les ombres.
INVENTARI ÍNTIM/ INVENTARIO ÍNTIMO- TRADUCCIÓN Y APOSTILLA DE PERE BESSÓ
Querido André:
Un poema a beneficio de inventario que merecería alguna acotación o apostilla. Quizás en otro momento me encuentre menos cochambroso y pueda matizar sobremanera los matices que difieren del inventario doméstico al personal; más aún, al íntimo, lírico por esencia; quizás pueda entonces hablar de los ojos y dientes de la memoria. Ahora sólo puedo decirte, amigo, que es uno de tus poemas notables. Y observo que tras la noche aparece un símbolo que antes habías, acaso, dejado de lado: la puerta. Tendré que volver a releerte, pero si no me lo niegas tú, es éste un símbolo inusitado. No como las ventanas, alacenas o armarios de pared que siempre están tan presentes en tu poesía, no como las luciérnagas, el sexo desafiante de la soledad o los guacales, cestillas que nosotros no conocemos acá, pero presiento hermosas en su desnudez. Parafraseando tu poema, este domingo todo se me volvió arena pastosa a los ojos. Y por ello, antes que envolverme en los rastrojos de puta vieja y vender el alma, prefiero dejarlo acá. Ya te comentaré, pero la lírica pseudo hagiográfica ataca de nuevo.
Un abrazo.
Pere Bessó
INVENTARI ÍNTIM
with night approaching
we all become vulnerable
everything seems to move slower
as time drifts apathetically…
A LIFE ONCE LOST
Damunt de la branca dels pins, la set dels armaris: la tija arrencada
del subsòl, la pedra enderrocant-se als dits del cel.
Cada gest és una fondalada en la memòria, —el camí dels arrels
té focs incerts, repeus encallats en l’aigua
de les palpebres: campanes líquides on la memòria s’alimenta
de les sobralles de les ombres.
Sovint és necessari etiquetar els somnis:
mastegar certs espessors, desfer les paraules en les rajoles,
triturar la versemblança de les finestres, repensar el pudor de la gespa;
de sobte u es queda desarmat davant de les aigües de la idiotesa:
—la ventúria dels espills com alquimista trasnitat,
la gàbia decadent dels ulls,
la incoherència de les portes com a símbol abastable,
l’escalfred dels sospirs en cistelles sèpia de llunes: el temps
mossega l’aroma de les randes profanades, —la nit diürna
sostinguda en les genives, el suor assedegat d’arnes.
Tot el temps ha sigut de recollir la ferralla acumulada
en els xuclamels, armar compulsivament el desencert del zodíac,
llevar la pelleringa que resta en la granera,
guarden silenci, estupefacte, de les ales rovellades, penajdes
de les parets plurals de les intempèries del pànic.
Entre fer i desfer el desvetlament, la roba destintada de la serradura,
pense en els llampecs inestroncables dels encreuats,
davall de tota la meua anèmia acumulada: la pols deslliurada de les òlibes,
l’hivernacle de l’armari de paret sense dents,
la tassa de café oblidada en les formigues, les dents
imprevisibles de la claredat, sucre feroç de l’esperma aglutinada,
en l’inventari mercenari de les escales amb els seus escalons obscurs,
a punt de ser eucaliptus desfullat, simple cella envaïda
pels desajustes del mirall: (quan estic a prop dels teus braços,
també ve la pedra visceral dels minuts,
el balafiament de la inclemència, les aigües sense rumb, espills
viscerals sense càbales, escarnis sense vaselina. Tot es torna pastosa
sorra als ulls: cadires de feridor aguait, tamborinets de pixum erràtic,
monòlegs d’humides estampetes,
setmanes en flascons de nitroglicerina, inodors de respiració llunyana.
Al capdavall, res no resta en l’oblit: la foguera espellegada com un follet
en bicicleta; els arxius, recòndits en l’ànima aspra: urbanitat
per a acaronar els despertadors, estesos, en l’alé.)
Baratària, 25.II.2011
INVENTARIO ÍNTIMO
with night approaching
we all become vulnerable
everything seems to move slower
as time drifts apathetically…
A LIFE ONCE LOST
Sobre la rama de los pinos, la sed de los armarios: el tallo arrancado
del subsuelo, la piedra desmoronándose en los dedos del cielo.
Cada gesto es una hondonada en la memoria, —el camino de las raíces
tiene fuegos inciertos, repisas encalladas en el agua
de los párpados: campanas líquidas donde la memoria se alimenta
del desecho de las sombras.
A menudo hay necesidad de etiquetar los sueños:
masticar ciertas espesuras, deshacer las palabras en las baldosas,
triturar la apariencia de las ventanas, repensar el pudor del césped;
de pronto uno queda desarmado frente a las aguas de la idiotez:
—el ventarrón de los espejos como alquimista trasnochado,
la jaula decadente de los ojos,
la incoherencia de las puertas como símbolo aprehensible,
el escalofrío de los suspiros en guacales sepia de lunas: el tiempo
muerde el aroma de los encajes profanados, —la noche diurna
sostenida en las encías, el sudor sediento de polillas.
Todo el tiempo ha sido de recoger la chatarra acumulada
en los chupamieles, armar compulsivamente el desatino del zodíaco,
quitar la piltrafa que queda en la escoba,
guardan silencio, estupefacto, de las alas oxidadas, colgadas
de las paredes plurales de la intemperies del pánico.
Entre hacer y deshacer el desvelo, la ropa desteñida del aserrín,
pienso en los relámpagos irrestañables de los crucigramas,
bajo toda mi anemia acumulada: el polvo desprendido de las lechuzas,
el invernadero de la alacena sin dientes,
la taza de café olvidada en las hormigas, los dientes
imprevisibles de la claridad, feroz azúcar del esperma aglutinado,
en el mercenario inventario de las escaleras con sus peldaños oscuros,
a punto de ser eucalipto deshojado, simple ceja invadida
por los desajustes del espejismo: (cuando estoy próximo a tus brazos,
también viene la piedra arraigada de los minutos,
el derroche de la inclemencia, las aguas sin rumbo, viscerales
espejos sin cábalas, escarnios sin vaselina. Todo se vuelve pastosa
arena en los ojos: sillas de hiriente espera, taburetes de errática
orina, monólogos de húmedas estampillas,
semanas en frascos de nitroglicerina, inodoros de lejana respiración.
Al final, nada queda en el olvido: la hoguera desollada como un duende
en bicicleta; los archivos, recónditos en el alma: áspera urbanidad
para acariciar los despertadores, extensos, en el aliento.)
Barataria, 25.II.2011
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