Imagen FB de Pere Bessó
BELLE ÉPOQUE DE LA PARAULA
Es la palabra la que me
sostiene
Y golpea en mi caparazón de cobre amarillo
Aimé Césaire
Y golpea en mi caparazón de cobre amarillo
Aimé Césaire
També en les paraules es reconeixen les
meues arrugues o l’espill
d’aquella belle époque: sempre recordar em condueix
al camí d’inici, a la son i la vigília. Al furtiu carreró
de les paraules, al pati precipitat en sons.
Acostume a afonar-me en els temps grocs de la memòria, caminar,
ascendir, tornar, als peus que em parlen de les pèrdues,
a la porta que s’obri en cercles.
Per a viure, elles, ominipresents, sempre com el foc: sorolloses
convoquen els penúltims ocells encallats en l’abisme.
També en les paraules el temps sense fi de la còpula, la captiva
llum del firmament en la infància primera de l’alfabet.
Si alguna cosa ens sosté és la seua corporeïtat on habita el poema.
.
Poema d’ANDRÉ CRUCHAGA traduït en català per PERE BESSÓ
d’aquella belle époque: sempre recordar em condueix
al camí d’inici, a la son i la vigília. Al furtiu carreró
de les paraules, al pati precipitat en sons.
Acostume a afonar-me en els temps grocs de la memòria, caminar,
ascendir, tornar, als peus que em parlen de les pèrdues,
a la porta que s’obri en cercles.
Per a viure, elles, ominipresents, sempre com el foc: sorolloses
convoquen els penúltims ocells encallats en l’abisme.
També en les paraules el temps sense fi de la còpula, la captiva
llum del firmament en la infància primera de l’alfabet.
Si alguna cosa ens sosté és la seua corporeïtat on habita el poema.
.
Poema d’ANDRÉ CRUCHAGA traduït en català per PERE BESSÓ
BELLE ÉPOQUE DE LA PALABRA
Es la palabra la que me
sostiene
Y golpea en mi caparazón de cobre amarillo
Aimé Césaire
Y golpea en mi caparazón de cobre amarillo
Aimé Césaire
También en las palabras se reconocen mis
arrugas o el espejo
de aquella belle époque: siempre recordar me conduce
al camino de inicio, al sueño y la vigilia. Al furtivo callejón
de las palabras, al patio precipitado en sonidos.
Suelo hundirme en los tiempos amarillos de la memoria, caminar,
ascender, regresar, a los pies que me hablan de los extravíos,
a la puerta que se abre en círculos.
Para vivir, ellas, omnipresentes, siempre como el fuego: ruidosas
convocan los penúltimos pájaros atascados en el abismo.
También en las palabras el tiempo sin fin de la cópula, la cautiva
luz del firmamento en la infancia primera del alfabeto.
Si algo nos sostiene es su corporeidad donde habita el poema.
de aquella belle époque: siempre recordar me conduce
al camino de inicio, al sueño y la vigilia. Al furtivo callejón
de las palabras, al patio precipitado en sonidos.
Suelo hundirme en los tiempos amarillos de la memoria, caminar,
ascender, regresar, a los pies que me hablan de los extravíos,
a la puerta que se abre en círculos.
Para vivir, ellas, omnipresentes, siempre como el fuego: ruidosas
convocan los penúltimos pájaros atascados en el abismo.
También en las palabras el tiempo sin fin de la cópula, la cautiva
luz del firmamento en la infancia primera del alfabeto.
Si algo nos sostiene es su corporeidad donde habita el poema.
Del libro: Umbral de la sospecha, 2020.
©André Cruchaga
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