martes, 28 de julio de 2009

Entre precaris llençols- poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó

William Clapp, Canadá-USA, 1879-1954.




Entre precaris llençols
poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó




Entre precaris llençols, escapularis penjats de portes.
Rosegats els tímpans, esquiva la sorra de l’avenir
En una estació de pols, dibuixe la meua mateixa fugacitat:
—Després comença la gola a tancar la seua nit de murs.
Mai no hi ha hagut treva a la farga del paisatge,
Mai les dates no han deixat de ser garrotxa a la meua memòria,
—Jardins de sal mengen matossars furtius,
Cards de boira acompanyen les parets del meu pit,
Pètals en ruïnes pengen del llarg destí de les formigues.
Cap a quin adéu l’ull es proclama en el somriure,
Calendari de la nit sense fullatge, dies d’ofegada distància?
—El sopor dels somnis persisteix com un fanal en la pluja,
Però la nit és més densa que els tropells del setge.
És més dol el fragor d’esperar-te aguaitant miquetes
A les genives, plany de branques a la llengua de les pedres.
(Com saber si a la teua boca hi ha rius d’alfàbega,
I sines dreçades esperant embriagar-se?)
Les ales de sobte són aqueixa veu de les làpides, la cal·ligrafia
Desordenada dels epilèptics, els còdols punxants
De les estelles, el vertigen alzinat del llampec.
El viatge a través dels fils de les fulles té destins sense llegir-se:
A voltes estranys soterranis de renúncia on la consciència
És un raig de vertigens, i el fervor un vestit sense rialla.
Sovint el fred és sòlid i sord —la cendra és temerària
A la pols de la nit, a les estovalles hermètiques de les aigües.
Què hi ha de la inclemència com estat de respiració?
—Despulles de llum, potser temps sense solapes a les mans,
Dies on és la tempesta, no l’ull, que nua
La llum tel·lúrica de la molsa a la seua vestidura esparsa.
Sovint aquesta orfenesa de càrcer s’ompli de violència:
(Tu no entens aquest xerricar de la veu en fumerals pobres,
Aquest gos carrerer ofegat en la penombra del minut).
Els rastres són com aqueixes aspes fètides dels prostíbuls.
Així punxa el fem en tantes paraules, —papers sense eixovar,
Ossos assedegats d’ànsies, portes sense rebost i sense ocells.
En els dies d’abandó, la infantesa balba creua les aigües
De les fotografies: afona el seu afany en l’aixeta de l’ànima.
—Pel que sembla la pluja llava totes les paraules. Neteja els rosegons
D’alba a les meues temples, descorre l’alé fins a les ungles,
Obri en ràfegues les rajoles imperatives de les persianes.
(Bastaria una abella per a sentir la teua presència, un dedejuni
De cristalls, una corda de lluernes humides a la finestra,
Un termini d’arbres a les venes, un veler…)
En aquesta reclusió del clímax, tot vertigen és tortura.
Cada lectura nomena les lleis de la nit, la cendra marca
En les instantànies del fum, precipitada al reremón
De la tortura, —subsòl encisat del Paradís.
La força de la set beu cada gemec de la sang: En aquesta
Escala amb boirina, el sonambulisme dels porus,
Esquinça el tsunami dels meus anhels —sí, el dessagna fins
A fer de la muralleta depòsit de cremades…
Baratària, 28.VII.2009




Entre precarias sábanas




Entre precarias sábanas, escapularios colgados de puertas.
Roídos los tímpanos, esquiva la arena del porvenir.
En una estación de polvo, dibujo mi propia fugacidad:
—Después comienza la garganta a cerrar su noche de muros.
Jamás ha habido tregua en la fragua del paisaje,
Jamás las fechas han dejado de ser breña en mi memoria,
—Jardines de sal comen matorrales furtivos,
Cardos de niebla acompañan las paredes de mi pecho,
Pétalos en ruinas cuelgan del largo destino de las hormigas.
¿Hacia qué adiós el ojo se proclama en la sonrisa,
Calendario de la noche sin follaje, días de ahogada distancia?
—El sopor de los sueños persiste como un farol en la lluvia,
Pero la noche es más densa que los tropeles del asedio.
Es más luto el fragor de esperarte aguardando migajas
En las encías, quejido de ramas en la lengua de las piedras.
(¿Cómo saber si en tu boca hay ríos de albahaca,
Y senos erguidos esperando embriagarse?)
Las alas de pronto son esa voz de las lápidas, la caligrafía
Desordenada de los epilépticos, los guijarros punzantes
De las astillas, el vértigo encabritado del relámpago.
El viaje a través de los hilos de las hojas tiene destinos sin leerse:
A veces extraños sótanos de renuncia donde la conciencia
Es un chorro de vértigos, y el fervor un traje sin risa.
A menudo el frío es sólido y sordo —la cena es temeraria
En el polvo de la noche, en los manteles herméticos de las aguas.
¿Qué hay de la inclemencia como estado de respiración?
—Despojos de luz, acaso tiempo sin solapas en las manos,
Días donde es la tormenta, no el ojo, el que denuda
La luz telúrica del musgo en su vestidura dispersa.
A menudo esta orfandad de cárcel se llena de violencia:
(Vos no entendés este chirriar de la voz en chimeneas pobres,
Este perro callejero ahogado en la penumbra del minuto).
Los rastros son como esas aspas fétidas de los prostíbulos.
Así punza el estiércol en tantas palabras, —papeles sin ajuar,
Huesos sedientos de ansias, puertas sin despensa y sin pájaros.
En los días de abandono, la niñez aterida cruza las aguas
De las fotografías: hunde su afán en el grifo del alma.
—Al parecer la lluvia lava todas las palabras. Limpia los mendrugos
De alba en mis sienes, descorre el aliento hasta las uñas,
Abre en ráfagas las baldosas imperativas de las persianas.
(Bastaría una abeja para sentir tu presencia, un desayuno
De cristales, una cuerda de luciérnagas húmedas en la ventana,
Un plazo de árboles en las venas, un velero…)
En esta reclusión del clímax, todo vértigo es tortura.
Cada lectura nombra las leyes de la noche, la ceniza marca
En las instantáneas del humo, precipitada en el trasmundo
De la tortura, —subsuelo encandilado del Paraíso.
La fuerza de la sed bebe cada gemido de la sangre: En esta
Escalera con neblina, el sonambulismo de los poros,
Rasga el tsunami de mis anhelos —sí, lo desangra hasta
Hacer del malecón depósito de quemaduras…
Barataria, 28.VII.2009
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comentario:
Por si el sentido del poema -y el mensaje en una botella- no fuera suficiente explícito en el cultivo de la convención clásicista que tú recreas, cinco siglos más tarde, y llamas tortura del trasmundo, introduces el paréntesis, hermoso donde los haya. Jo, si fuera mujer en otra vida, me encantaría que el solícito se preguntase si en mi boca hay ríos de albahaca -el aroma del basílico labiado venido del oriente, ay, al habaq andalusí para el aliento de los enamorados al alba-...y si mis
pechos se yerguen a la espera de que el Amado se embeba de ellos...

—El sopor de los sueños persiste como un farol en la lluvia,
Pero la noche es más densa que los tropeles del asedio.
Es más luto el fragor de esperarte aguardando migajas
En las encías, quejido de ramas en la lengua de las piedras.

(¿Cómo saber si en tu boca hay ríos de albahaca,
Y senos erguidos esperando embriagarse?)
Si bien la lluvia limpia, trae el nuevo perfume de la tierra, amigo mío, tú erre que erre, tu sueño persiste como un farol en la lluvia. Imagen casi fílmica de tan plástica y visualizable. Y persites en con la misma estructura formal anterior. Tú, desdoblándote, te lo dices todo:

—Al parecer la lluvia lava todas las palabras. Limpia los mendrugos
De alba en mis sienes, descorre el aliento hasta las uñas,
Abre en ráfagas las baldosas imperativas de las persianas.

(Bastaría una abeja para sentir tu presencia, un desayuno
De cristales, una cuerda de luciérnagas húmedas en la ventana,
Un plazo de árboles en las venas, un velero…)


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