lunes, 10 de junio de 2019

VENTS DEL SOSPIR

Imagen FB de Pere Bessó






VENTS DEL SOSPIR




Se diría que es el fin de las cosas
Todo el mundo duerme. ..
Un suspiro;
Vicente Huidobro




Sota dels set vents del sospir, dèbil de cansament a la vora de l’ombra entumida del món. Es fon la llum em els objectes, immòbil l’ànima que no fa cas de la sang mortal del desvari de les ales: tot dorm o mor en el pols sec dels minuts: sagna rutilant la vena de l’home, el cristall podrit de la tristor, la gespa alada dels braços. Què puc dir del metall de les paraules, de la ferida que dibuixen les tempestes, dels ciris indefectibles als vitralls, del confessionari de les obscenitats? —Hi ha vents d’impacient parafina on s’enfonsen els dits. El pit s’embriaga d’ossos quan aquests escapen del sospir i la nit ens eriça amb el seu pols profà
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Poema d’ANDRÉ CRUCHAGA traduït en català per PERE BESSÓ






VIENTOS DEL SUSPIRO




Se diría que es el fin de las cosas
Todo el mundo duerme. ..
Un suspiro;
Vicente Huidobro




Bajo los siete vientos del suspiro, débil de cansancio junto a la sombra entumecida del mundo. Se derrite la luz en los objetos, inmóvil el alma que desoye la sangre mortal del desvarío de las alas: todo duerme o muere en el pulso seco de los minutos: sangra rutilante la vena del hombre, el cristal podrido de la tristeza, el césped alado de los brazos. ¿Qué puedo decir del metal de las palabras, de la herida que dibujan las tormentas, de los cirios indefectibles en los vitrales, del confesionario de las obscenidades? —Hay vientos de impaciente parafina donde se hunden los dedos. El pecho se embriaga de huesos cuando éstos escapan del suspiro y la noche nos eriza con su pulso profano.
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Del libro “Estación Huidobro”, 2019
©André Cruchaga

domingo, 9 de junio de 2019

ARBRE FERIT

Imagen FB de Pere Bessó





ARBRE FERIT




Hablo porque soy protesta insulto y mueca de dolor
Vicente Huidobro




Una mà de dolor s’estén sobre el vent i deixa caure la seua protesta d’arbre ferit. Res no importa quan el sanglot s’ha endurit en les aigües perverses de les vores de la veu. Des de l’ala del clam, el vol de pedra de les palpebres, i aquest llarg fosc dels desigs. Un és, de sobte, només la ganyota profètica de la nit que s’acosta a les costelles i que abraça consumint incendis i que travessa la cendra jacent d’una carícia malmesa.
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Poema d’ANDRÉ CRUCHAGA traduït en català per PERE BESSÓ





ÁRBOL HERIDO




Hablo porque soy protesta insulto y mueca de dolor
Vicente Huidobro




Una mano de dolor se extiende sobre el viento y deja caer su protesta de árbol herido. Nada importa cuando el sollozo se ha endurecido en las aguas aviesas de los bordes de la voz. Desde el ala del clamor, el vuelo de piedra de los párpados, y ese largo oscuro de los deseos. Uno es, de pronto, sólo la mueca profética de la noche que se arrima a las costillas y que abraza consumiendo incendios y que atraviesa la ceniza yacente de una caricia maltrecha.
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Del libro “Estación Huidobro”, 2019
©André Cruchaga


sábado, 8 de junio de 2019

ESTREMIMENT

Imagen FB de Pere Bessó





ESTREMIMENT




Un alma quiere nacer Ciega aún.
Mañana sus ojos mirarán...
Vicente Huidobro




Cec encara en l’aire que hi ha, ací en la pluja detinguda en cel. Sembla que el matí clava el seu cos dessagnant-se de cerç. El front, tebi, cenyit per la teua nuesa, retrata el vol del firmament i els ulls lleugers que busquen llibertat. Quan era xicotet, el riure núbil del misteri; però ara, quan m’afone, és confús l’espill de l’ocell que besa l’aigua. I bestials les mirades rovellades del demà. I convulsos els records inaudibles del penúltim respir.

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Poema d’ANDRÉ CRUCHAGA traduït en català per PERE BESSÓ





ESTREMECIMIENTO




Un alma quiere nacer Ciega aún.
Mañana sus ojos mirarán...
Vicente Huidobro




Ciego todavía en el aire que existe, ahí en la lluvia detenida en cielo. Parece que la mañana clava su cuerpo desangrándose de cierzo. La frente, tibia, ceñida por tu desnudez, retrata el vuelo del firmamento y los ojos ligeros que buscan libertad. Cuando niño, la risa núbil del misterio; pero ahora, cuando toco fondo, es confuso el espejo del pájaro que besa el agua. Y bestiales las miradas enmohecidas del mañana. Y convulsos los recuerdos inoíbles del penúltimo respiro.
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Del libro “Estación Huidobro”, 2019
©André Cruchaga

viernes, 7 de junio de 2019

LLINDARS FINITS

Imagen FB de Pere Bessó





LLINDARS FINITS




Puedes hacer un nudo de puertas con tus enigmas
Y así mismo desatar el tiempo entre sonidos y presagios
Vicente Huidobro




Al ventre de l’horitzó es poden veure els llindars finits
de la deshora i també les aigües que presagien foscos ocells:
vivim fent miques les portes, les finestres,
buscant aquesta oculta escletxa de la pèrdua.
L’escalfred torna al costat de la vesprada que declina
o es trenca amb l’alé. Ve, després, el crit de l’enderroc.
La closca dels records sagna, inversemblant,
com el signe dels temps: Misteri? No. Mai no hi hagué,
malgrat les estàtues de sal i la floridura de les esfinxs.
Al crit dels nusos, la rosa de les àncores encorbades
que esperen amb aquest argent viu d’ombra d’una llàgrima.
En la nuesa trencada de les sabates i els ulls, esclaten
les estranyeses de la fúria, les culleres de vinagre,
la molsa de bocadents que la boca no pot mitigar.
Una ferida crida en el tràngol de la memòria. A les nines.
Sovint el cos, panxa amunt del suplici,
s’eixuga només en el sanglot dels racons de la gola.
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Poema d’ANDRÉ CRUCHAGA traduït en català per PERE BESSÓ





UMBRALES FENECIDOS




Puedes hacer un nudo de puertas con tus enigmas
Y así mismo desatar el tiempo entre sonidos y presagios
Vicente Huidobro




En el vientre del horizonte pueden verse los umbrales fenecidos
de la deshora y también las aguas que presagian oscuros pájaros:
vivimos haciendo añicos las puertas, las ventanas,
buscando esa oculta rendija del extravío.
El escalofrío regresa junto a la tarde que declina
o se rompe en el aliento. Viene, después, el grito del escombro.
La cáscara de los recuerdos sangra, inverosímil,
como el signo de los tiempos: ¿Misterio? No. Nunca lo hubo,
pese a las estatuas de sal y al moho de las esfinges.
En el grito de los nudos, la rosa de las anclas encorvadas
que esperan con ese azogue de sombra de una lágrima.
En la desnudez rota de los zapatos y los ojos, estallan
las extrañezas de la furia, las cucharas de vinagre,
el musgo de bruces que la boca no puede atenuar.
Una herida grita en el trance de la memoria. En las pupilas.
A menudo el cuerpo, bocarriba del suplicio,
se enjuga solamente en el sollozo de los rincones de la garganta.
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Del libro “Estación Huidobro”, 2019
©André Cruchaga