Imagen cogida del FB de Pere Bessó
APLOM
En el foc reposat de les aigües, també s’aquieta el moll dels noms:
hi ha tants retrats en l’anyil de la branca de l’arbre, que de sobte,
és necessària una introspecció exhaustiva. M’ho diu el pols de la memòria.
(Res no desdiu el curs de la fatalitat i la seua escuma pudenta.)
Un sol pensament crema en la tinta de la flama: a certa edat, l’alba, també,
s’ha tornat aigua calma,
potser perquè els cansaments fan el seu propi castell més enllà dels periòdics
i la ciutat ofegada pel trànsit. (En el psalm del ros, tanmateix,
resulta estimulant l’ocell sense paraigües que ix dels inventaris de la pluja.)
En el cadàver dels meus braços se sostenen els taüts del zodíac.
En les butxaques, dissortadament, el xancre de la usura i les intoxicacions
de l’enteniment o aquesta voluntat de posar ungüent a les carícies.
Malgrat tot, encara ens resta neta la roba. (Ja no ens acovarda
el tambor de la tempesta, ni l’ull darrere un altre ull que desentranye i descoagule)…
“Aplom” [‘Aplomo’] d’ANDRÉ CRUCHAGA traduït al
català per PERE BESSÓ
APLOMO
En el
fuego reposado de las aguas, también se aquieta el muelle de los nombres:
hay tantos retratos en el índigo de la rama del árbol, que de pronto,
es necesaria una introspección exhaustiva. Me lo dice el pulso de la memoria.
(Nada desdice el curso de la fatalidad y su pútrida espuma.)
Un solo pensamiento arde en la tinta de la flama: a cierta edad, el alba, también,
se ha tornado agua mansa,
quizá porque los cansancios hacen su propio castillo más allá de los periódicos
y la ciudad asfixiada por el tráfico. (En el salmo del rocío, sin embargo,
resulta estimulante el pájaro sin paraguas que sale de los inventarios de la lluvia.)
En el cadáver de mis brazos se sostienen los ataúdes del zodíaco.
En los bolsillos, por desgracia, el chancro de la usura y las intoxicaciones
del entendimiento y esta voluntad de ponerle ungüento a las caricias.
Pese a todo, aún permanece limpia nuestra ropa. (Ya no nos amedrenta
el tambor de la tormenta, ni el ojo tras otro ojo que desteja y descuaje)…
Barataria, 27.IX.2014
hay tantos retratos en el índigo de la rama del árbol, que de pronto,
es necesaria una introspección exhaustiva. Me lo dice el pulso de la memoria.
(Nada desdice el curso de la fatalidad y su pútrida espuma.)
Un solo pensamiento arde en la tinta de la flama: a cierta edad, el alba, también,
se ha tornado agua mansa,
quizá porque los cansancios hacen su propio castillo más allá de los periódicos
y la ciudad asfixiada por el tráfico. (En el salmo del rocío, sin embargo,
resulta estimulante el pájaro sin paraguas que sale de los inventarios de la lluvia.)
En el cadáver de mis brazos se sostienen los ataúdes del zodíaco.
En los bolsillos, por desgracia, el chancro de la usura y las intoxicaciones
del entendimiento y esta voluntad de ponerle ungüento a las caricias.
Pese a todo, aún permanece limpia nuestra ropa. (Ya no nos amedrenta
el tambor de la tormenta, ni el ojo tras otro ojo que desteja y descuaje)…
Barataria, 27.IX.2014
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