Vuelvo mis pasos, de manera deliberada a la luz:
es necesario recuperar ese símbolo de la virtud,
el ocote revelado, de pronto,
en la sangre; quedo así, como el rocío en un viñedo,...
Imagen tomada de la red
CONTAGIO DE LA LUZ/ CONTAGI DE LA LLUM-COMENTARIO Y TRADUCCIÓN, PERE BESSÓ
Querido André:
Con la traducción del poema que me dedicas, cumples el rito, me convocas, aunque por medio aparezca el vislumbre de de los horcones y la centenaria en ayunas, lo que, sin duda, ayuda a la poción con que has de sorber estas letras de insomnio y de buena madrugada. No deja de ser curiosa la imagen pastel para ese regreso de la luz o, más bien, envés de la luz, haz de ligamientos febriles de destellos y sombras. Luz en la sangre como rocío de viñedo o gotas de lluvia en el pañuelo de virgen remozada. Y, sin embargo, ay, insistes en que hay que recuperar la virtud de la luz, como si fuera tan fácil tras años de ir mudando espejo tras espejos, teogonía y mística del viaje del condenado perenne a cargar con los fardos de pequeñas tinieblas cotidianas que son el vivir, aguas de luz que nos fluyen desde el interior hasta la consciencia de que el poema es sugerencia de luz robada al desamor, castigo de diosas., por mucha música que le pongamos a los sentidos en tropel: Luz, más luz! Aprendamos cómo cala la luz, y la calamos. Nos cala y prende. Y es eso, nada más sea eso, entendía más que decía, el iluminado de la ciudad de Dios. In lux veritas, parece que nos recuerda un friso de las parroquias de María Auxiliadora de mi adolescencia salesiana. Aunque yo no sabía entonces -cómo iba a saber- que cala el cáliz a sabor y encala el desabor de la luz como pelota de trapo por los tejados, como gorriones aventajados de los aleros de tu poema. Luminarias en los versos sean para leerte entre sombras sabias, aquéllas que no osan descubrir los velos, por no desvelar el sentido último de las vigilias, ay, amigo, que me reclamas al huerto y al estanque, cuando aún queda madera verde para el papiro que habrá de arder algún día con aceite de velón... Papiro seco del toconillo donde nunca más anide la clarividencia del almácigo en el plantío del sexo de la amada: virgo, pánfila, curalotodo, pantalla en crecida, musgo en el ocote, intemerata.
CONTAGIO DE LA LUZ
A Pere Bessó
Vuelvo mis pasos, de manera deliberada a la luz:
es necesario recuperar ese símbolo de la virtud,
el ocote revelado, de pronto, en la sangre;
quedo así, como el rocío en un viñedo, como tambor al principio
del alba, como los manteles henchidos de la piel, la miel del sol
como una linterna desprendida de la conciencia.
Ha sido necesario, hendir el ocote para repartir el altar
de la trementina, la albura sin ansiedades de horcones.
Debe ser así, después de todo,
cuando todo dejó de ser hollín,
y nos viene diferente la clarividencia de los días.
(Las trompetas suenan en el calendario y la almohada.)
He salido ileso de la mazmorra; me ampara o irradia la ráfaga
del huerto: aquel estanque que perdí en los espejos;
volvieron las simetrías al costado,
hiladas por la madera verde del papiro.
(Aprendemos, realmente como dijo San Agustín, según la verdad
que nos dirige desde el interior, y no por las palabras
que nos vienen desde fuera.Hay que preguntárselo al alfabeto.)
Después, el viento, sin aflicción de paraguas habita el interior:
suave ala de luz en el almácigo.
Y, por si fuera poco, tengo el alero del poniente,
como una parábola previsible, follaje viviente, del zodíaco,
sin pañuelos. Hasta ahora sé que el ojo mira lo que quiere:
saltan los peces de las sílabas
para fluir entre tanta concavidad miserable.
La luz contagia cuando la oscuridad calla…
Barataria, julio de 2011
CONTAGI DE LA LLUM
A Pere Bessó
Duc els meus passos deliberadament a la llum:
és necessari recuperar aqueix símbol de la virtud,
l'ocote revelat, de sobte, en la sang;
reste així, com la rosada als ceps, com tabal a l'inici
de l'alba, com les estovalles estovades de la pell, la mel del sol
com una llanterna despresa de la consciència.
Ha sigut necessari, fendre l'ocote per a repartir l'ara
de la trementina, l'albor sense ansietats de forcons.
Així ha de ser, al capdavall,
quan tot deixà de ser sutze,
i ens arriba diferent la clarividència dels dies.
(Les trompetes sonen en el calendari i el coixí.)
He eixit il•lés de la masmorra; m'empara o irradia la ràfega
de l'hort: aquell estany que perguí als espills;
tornaren les simetries al costat,
filades per la fusta verda del papir.
(Aprenem, realment com digué Sant Agustí, segons la veritat
que ens adreça des de l'interior, i no per les paraules
que ens venen des de fora. Hem de preguntar-li-ho a l'alfabet.)
Després, el vent, sense aflicció de paraigües habita l'interior:
suau ala de llum al planter.
I, per si no n'hi haguera prou, tinc el ràfec del ponent,
com una paràbola previsible, fullatge vivent, del zodíac,
sense mocadors. Fins ara sé que l'ull mira allò que vol:
salten els peixos de les síl•labes
per a fluir entre tanta concavitat miserable.
La llum contagia quan la foscor calla…
Baratària, julio de 2011
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