domingo, 15 de enero de 2012

OMBRA MARGINAL/ SOMBRA MARGINAL-COMENTARIO Y TRADUCCIÓN: PERE BESSÓ


Guarde tota la nostàlgia als arrels dels pins. —Nosaltres,
els que travessem els punts cardinals de les pedres,
som ara el solitari frescor del paisatge, el desús de l'alcova,
la natura morta a l'estany de l'espavent.
Imagen tomada de Miswallpapers.net




OMBRA MARGINAL/ SOMBRA MARGINAL-COMENTARIO Y TRADUCCIÓN: PERE BESSÓ



Querido Andre:

En varios ocasiones me he referido a aquellos rasgos que, en mi opinión, definen y caracterizan tu escritura, o si se quiere, tu poética, tu estilo. En efecto, en algún que otro momento me referí a aquellos aspectos retóricos formales –mejor, en tu caso, formantes- que a vuelo de pájaro de altura pueden apreciarse en tus poemas.

No entraré, sin embargo, amigo mío, a tratar de descubrir nada esencialmente novedoso, excedería tal pretensión el alcance y sentido de este correo, pero sí deseo insistir en aquellos mecanismos que remarcan la riqueza expresiva de este poema que, sin ir más lejos, puede tomarse como paradigma de la extremada elaboración del texto poético, porque, de otro modo, podríamos quedarnos como el eyaculador ante portam, mientras las murallas del poema ocultaran burlonas la entrada a la fortaleza de la riqueza expresiva:

El verso deliberadamente largo permite, por un lado, la posibilidad de estructurar un ritmo interior con las pausas y cesuras intuidas, la descomposición en unidades inferiores que, en realidad, darían una tipología de versos desparejos y, por otro lado, en el plano significacional permite el desarrollo de las metáforas complejas de segundo, tercer o mayor nivel o grado, lo que nos obliga a la tensión lectora. Ya lo dije, es el juego de la muñeca de muñecas rusa.

Un verso deliberadamente largo, sí, propio de la salmodia, (que guarda en sí mismo unidad de función y sentido), pero en absoluto prosaico y que exige ver los distintos vericuetos en la codificación de su interior. Baste, por hoy y como ejemplo, el primer ‘verso’ del poema:

Cada sombra pone su eternidad en el templo de los cirios.

La tensión intelectual y el goce lírico de la expresividad y subjetividad radical del poema van de la mano. Observemos, de primeras, como el título del poema mantiene la palabra clave –sombra- que no sólo se repetirá o redundará léxicamente, sino que mantendrá el juego de oposiciones. En efecto, detengámonos en la denotación propia del adjetivo: si en el título la sombra es marginal, en el verso inicial e iniciático, diríamos, por el contrario, tiene su eternidad. Marginalidad, pues, frente a eternidad. Pero esta organización del sentido aún contará con otra elaboración ora de la sorpresa, ora de la paradoja: los cirios se consumen, son temporales, pues. Las sombras son fugaces, marginales o eternas. Pero aún hay más en el gusto por la inversión en el campo denotativo: el templo de los cirios frente a los cirios del templo. Una inversión nada fortuita y felizmente resuelta que se basa el conocimiento profundo de las analogías del pensamiento lírico: el cuerpo como templo. Una identidad que nos lleva sin ir más lejos al poema Correspondances de Baudelaire, y que hunde las raíces de la creación del poeta en uno de los referentes avant la lettre de su visión personal de la experiencia agitatoria e identitaria del surrealismo cruchaguiano.





OMBRA MARGINAL






Cada ombra posa la seua eternitat al temple dels ciris.
El que descobrisc al voltant de l'aroma, és la valisa de viatge
que els rellotges xiuxiuegen en l'ànima;
tinc el costum de veure les meues ànsies en l'éter, dins de la branca
d'encens dels nostres braços estesos.
A la voreta del rierol de la saliva, els records roseguen
la meua memòria, —no tinc cap escut per a evitar el dolor, sinó aquesta hora
d'ulleres als ulls, aquest temps que cuca la ferida;
és com haver enguantat de podridura en els arrels de l'abisme,
és com estar somorgollat en els automatismes
propis de la feixuguesa, cap al mateix lloc de les palpebres.

Al voltant niuen beuratges amargs: cascos i ferradures mosseguen
l'alé, en acabant el plovisqueig amb adobs sentenciosos,
foscos minuts als claus de la porta,
fogueres que fan sagnar l'esbufec, la lliçó de l'espill,
els difusos jardins en l'orfebreria de tantes promeses.
Hi ha mocadors en tota aquesta ventúria fúnebre que sobreviu
a la respiració, per alguna raó el sutze és present
en els dies que caduquen, però també en els dies encara no desfullats,
—resten ací, les nits i els dies,
aquell espill de soledat que begué salmorra de resquills,
l'ombra marginal que recrea els meridians terrestres, l'alé
potser l'ànima ferida en la nit, la set que lliurà batalles
en la gola, la flama de la gespa mossegant les enfiladisses.

La gesta davant de l'ombra no caduca: tota absència és una ombra
que dorm al fons de l'ànima, eixams d'esperma
repeteixen la llegenda, el galop de sempre del goteig;
el brocal del pit sosté la pedra intemporal del rostre,
es fa permeable la sal de les fronteres de la claredat, reverberen les eixàrcies
de la nit amb les sobralles de la mort.

Reste enmig del terror dels camins, al costat crema la lluna
amb las setmanes sense diumenges, amb aqueix potser que permet
l'alfabet, amb l'argent viu acomodat als pensaments;
sobtosament, les finestres, també es tornen ombres, segles
de buit al rostre. He estat part d'aqueixa fondalada pressentida,
part del gris dels cellers, —levite així, en la respiració
de les paraules, en les aigües florides de la tristesa, en la mania
de les llànties que cremen el paisatge.

Guarde tota la nostàlgia als arrels dels pins. —Nosaltres,
els que travessem els punts cardinals de les pedres,
som ara el solitari frescor del paisatge, el desús de l'alcova,
la natura morta a l'estany de l'espavent.

Baratària, 02.I.2012





SOMBRA MARGINAL





Cada sombra pone su eternidad en el templo de los cirios.
Lo que descubro alrededor del aroma, es la valija de viaje
que los relojes murmuran en el alma;
tengo la costumbre de ver mis ansias en el éter, dentro de la rama
de incienso de nuestros brazos extendidos.
En la ribera del riachuelo de la saliva, los recuerdos corroen
mi memoria, —no tengo escudo para evitar el dolor, sino esta hora
de ojeras en los ojos, este tiempo que engusana la herida;
es como haber enguantado de podredumbre en las raíces del abismo,
es como estar sumergido en los automatismos
propios de la pesadumbre, hacia el mismo sitio de los párpados.

Alrededor anidan brebajes amargos: cascos y herraduras muerden
el aliento, luego la llovizna con adobes sentenciosos,
oscuros minutos en los clavos de la puerta,
hogueras que hacen sangrar el resuello, la lección del espejo,
los difusos jardines en la orfebrería de tantas promesas.
Hay pañuelos en todo este ventarrón fúnebre que sobrevive
a la respiración, por alguna razón el hollín está presente
en los días que caducan, pero también en los días aun no deshojados,
—están aquí, las noches y los días,
aquel espejo de soledad que bebió salmuera de esquirlas,
la sombra marginal que recrea los meridianos terrestres, el aliento
acaso el alma herida en la noche, la sed que libró batallas
en la garganta, la llama del césped mordiendo las enredaderas.

La gesta ante la sombra no caduca: toda ausencia es una sombra
que duerme en el fondo del alma, enjambres de esperma
repiten la leyenda, el galope de siempre del goteo;
el brocal del pecho sostiene la piedra intemporal del rostro,
permea la sal de las fronteras de la claridad, reverberan las jarcias
de la noche con los desechos de la muerte.

Estoy en medio del terror de los caminos, al costado arde la luna
con las semanas sin domingos, con ese quizá que permite
el alfabeto, con el azogue acomodado en los pensamientos;
repentinamente, las ventanas, también se vuelven sombras, siglos
de vacíos en el rostro. He sido, parte de esa hondonada presentida,
parte del gris de los tabancos, —levito así, en la respiración
de las palabras, en las aguas florecidas de la tristeza, en la manía
de las lámparas que queman el paisaje.

Guardo toda la nostalgia en las raíces de los pinos. —Nosotros,
los que atravesamos los puntos cardinales de las piedras,
somos ahora, el íngrimo frescor del paisaje, el desuso de la alcoba,
la naturaleza muerta en el estanque del asombro.

Baratària, 02.I.2012

sábado, 14 de enero de 2012

SUBLIMACIÓN DE LA NOCHE DE ANDRÉ CRUCHAGA


Miguel Ángel Sandoval, narrador salvadoreño





SUBLIMACIÓN DE LA NOCHE DE ANDRÉ CRUCHAGA



Por Miguel Ángel Sandoval




Gracias señor por darles tanto talento a hombres y mujeres que desde su campiña han hecho resplandecer la naturaleza, la vida del hombre y de la mujer.

Es una maravilla leer la poseía de André Cruchaga, como se mete dentro del cuerpo humano y flota después en el horizonte de las cosas que nos rodean a los humanos. Escribir como él es de grandes. Llama las cosas como son y nos empuja a la imaginación para saborear cada frase de su inspiración. No había podido escribir mi comentario a este libro por razones ajenas a mi voluntad.

Este condensado es una obra literaria que a cualquier ser pensante lo deja lleno de emociones inquietas.

Por ejemplo en: “DUDAS DEL ALIENTO”

“Son los viejos fuegos del desvarío los que atan las alas.
El número de los silencios acumulados en los aleros.
El hambre de la curiosidad desvela espejos —afuera
los cuerpos interpretan el tiempo,
la sed en el agua de los pensamientos,
la luz en trance de los murciélagos, los grises sobre el asfalto como una plegaria.
Con sus noches los párpados guardan su trama.
Afuera de los días quedan reproducidos los destellos del trajín”.

En el poema “HACIA LA NOCHE”

“Hacia la noche esta ebriedad de sombras.
Estas plumas de calles flageladas en las manos.
Esta orfandad inmóvil de la sed.
Estos puntos suspensivos de los álbumes.
Este parpadeo sin respirar en las pupilas.
Estos guantes caóticos de las sombras.
Esta ciudad yerta con verdugos”.

Lo dicho en este condensado es que el ser humano vive en una trama de sorpresas: el rocío, la lluvia y la tormenta, estos son los reflejos poéticos de la naturaleza que inspira al poeta André Cruchaga. Es acariciar la vida que nos da el viento, el oxígeno, el sol y la noche.

En la “HISTORIA DEL ASEDIO”

“Hay jardines que mis ojos no ven. Ningún pie cabe en el lugar
donde guardo las colillas de las manos tiran a cucharadas.
ningún día me habla con sombreros impermeables,
con tazas de café con el corazón abierto de los niños.

En la pizarra del grito hay furias, —y hasta rostros de infatigable ceniza
los días son como los recuerdos dormidos en el talpetate:
una costurera se rompe el corazón con las agujas, los carretes
giran como una rueda marchita. Con un rastrillo recojo la hojarasca de los muertos,
— de mis muertos los que amaba en el silencio de la pena.
Claro que están aquí sin olvidarme:
siento su lengua recorrer el tórax de las hormigas,
las canciones demasiado atroces para el celofán de mi sonrisa”.

Esperamos que la poesía de André Cruchaga viva para siempre para que las nuevas generaciones puedan disfrutar de este poeta salvadoreño. Sólo quiero agregar que me he sentido satisfecho al terminar la lectura de este libro que es realmente un trabajo que vale la pena leer siempre. Felicitaciones para André Cruchaga.

Enero de 2012.

martes, 27 de diciembre de 2011

VÍVID L'AIRE/ VÍVIDO EL AIRE, TRADUCCIÓN Y COMENTARIO DE PERE BESSÓ





VÍVID L'AIRE/ VÍVIDO EL AIRE, TRADUCCIÓN Y COMENTARIO DE PERE BESSÓ


Amigo André:

Un canto exultante a la vida, al aire que respiramos, vemos y tocamos. Un aire que sentimos como un orgasmo nacido del viento. Qué imagen más atrevida y sorprendente con su lógica y que hemos de asentir de todas todas: el orgasmo del aire es viento que arrastra nuestros cuerpos. Un aire que resplandece en nuestros ojos extraviados. Un aire, suma expresividad que echa humo, un aire, pues, hogar y por el tiro de la chimena. Un aire que es renuevo de la naturaleza, trueno y relámpago, pero también sudor y raíz. Un aire que es plenitud en su origen, espuma, mar, sal enfebrecida. Un aire, en suma, hálito que toca fondo y nos eleva a la más alta pasión de la llama hasta subsumirnos en las brasas del cuerpo hecho Uno. Qué maravillosa recreación de la comunión y reconversión del aire que se vuelve caricia en las manos sudorosas que nos respiran!
Un poema, amigo, donde saboreamos la sal más dulce del aliento suavemente agitado.
Un abrazo.
Pere Bessó




VÍVID L'AIRE




Vívid l'aire desfet en les mans, el sexe nascut del vent, plantat en el cos de les ninetes. En la branca nua del sucre, el fruit recollit de la brasa; pres l'ull en les lluernes, l'orgasme amb el seu repic de campanes: cruix abstret el bategament de la sang, el fumeral obert del pany. Cremat l'amagatall de llampecs, assaboresc, assaborim, l'essència renovellada de l'arrelament. Al capdavall, la suor és ànima bessona de la rosada, la sal la febre del mar i l'escuma; l'alé un arc de sucre sobre el clam dels arrels de l'escuma. Hem de trobar-nos sempre en gràcia d'aquesta profunda carn, carn al fin d'espessos pergamins per a escriure en els encaixos d'aquest parentesc embriac: toquem fons embolicats en un únic cos, en un únic centímetre de l'apogeu, en un únic verd de peixos bracejant replets d'aire. L'aire és el nostre monument a la frescor, després de tindre la fam en la brasa…




VÍVIDO EL AIRE





Vívido el aire deshecho en las manos, el sexo nacido del viento, plantado en el cuerpo de las pupilas. En la rama desnuda del azúcar, el fruto recogido de la brasa; prendido el ojo en las luciérnagas, el orgasmo con su redoble campanas: cruje ensimismada la palpitación de la sangre, la chimenea abierta de la cerradura. Quemado el escondrijo de relámpagos, saboreo, saboreamos, la esencia renovada del arraigo. Después de todo, el sudor es alma gemela del rocío, la sal la fiebre del mar y la espuma; el aliento un arco de azúcar sobre el clamor de las raíces de la espuma. Tenemos siempre que hallarnos en gracia de esta profunda carne, carne al fin de espesos pergaminos para escribir en los encajes de este ebrio parentesco: tocamos fondo enrollados en un solo cuerpo, en un solo centímetro del apogeo, en un solo verde de peces braceando repletos de aire. El aire es nuestro monumento a la frescura, después de tener el hambre en la brasa…

lunes, 26 de diciembre de 2011

MALGRAT TOT L’EFĺMER SEMPRE ÉS ETERN/PESE A TODO, LO EFĺMERO SIEMPRE ES ETERNO-TRADUCCIÓN Y COMENTARIO DE PERE BESSÓ

Sempre les coses menudes toquen la barba del temps: —em toques,
ens toquem per a sempre, és a dir, el sostre indeleble,
les aigües polides del verd, sense batecs, fluent damunt de l’aigua
dels cabells, sagnant en l’espina dorsal de l’aire.
Fotografía de André Cruchaga
 




MALGRAT TOT L’EFĺMER SEMPRE ÉS ETERN/PESE A TODO, LO EFĺMERO SIEMPRE ES ETERNO-TRADUCCIÓN Y COMENTARIO DE PERE BESSÓ




Querido André: Tras este paréntesis de diciembre ojalá llegue la normalidad de los días adustos. Yo la convoco con la traducción de este poema. a guisa de superar la aparente paradoja o contradicción del título, como aquella señora Fortuna, mudable por no hacer mudanza en su costumbre. Ahí es nada, pues, la sucesión de efímeros por lograr el instante eterno, el aevo. La cita del poeta Pepe García Nieto al que tuve la suerte de tratar en mi juventud viene que ni a crin. Tengo alguno de sus libros dedicados y he de decirte que publiqué mis primeros poemas en castellano en su Poesía Hispánica. De mi época universitaria son los viajes a Madrid y visitar su despacho y, enfrente, el de Félix Grande, secretario de los Cuadernos Hispanoamericanos. Volviendo a tu poema, si bien el poema está muy bien construido, me agrada sobremanera el final que se resuelve en un metáfora cuyo núcleo te es tan grato. En este caso el alfabeto de la vida. Una metáfora que merecería todo un estudio desde su más temprana evolución. Los primeros padres de la Iglesia en Oriente la tomaron de los filósofos paganos griegos. Ya cristianizada fue muy productiva a lo largo de la Edad media, si bien ahora bajo la lectura de la cartilla también se asoció al tratamiento de los celos en el amor, y en la literatura contemporánea,no hay más que recordar al maestro del Aleph...
Acabada la zeta del alfabeto de la vida, llegamos al último recodo, vuelta del camino y ya sólo somos memoria, efímeros para gloria de la eternidad. Mientras tanto, como certeza, vivimos del pasado.






MALGRAT TOT L’EFĺMER SEMPRE ÉS ETERN




crees que puedes cambiar toda la suerte y,
aunque vamos derechos a la muerte,
vives de lo pasado todavía.
JOSÉ GARCĺA NIETO





Malgrat tot, l’efímer sempre és etern: al lleu frec flotem en l’abric
de les reminiscències, somnis sublimats convertits en llàmpecs;
llengües al voltant del rusc que el temps erigeix en volta.
Mai no perdem l’escala de la respiració en el bagul del calendari,
la gota de sang ens commou en la creu de cada dia,
—tu sempre present en les randes del vent, en el segle
del minut de les jardineries, estranyes boques que creixen en els arrels,
la pedra exacta en la llengua desfullada,
mans en el buit de l’ala del corb a punt de secar la tinta
de la pluja i, tanmateix, avall en les aigües subterrànies
de la consciència, tu tan verda amb els teus ulls de molsa, tan plena
de cràters i mirades, foc del caliu a la vista de l’ànima.

Sempre les coses menudes toquen la barba del temps: —em toques,
ens toquem per a sempre, és a dir, el sostre indeleble,
les aigües polides del verd, sense batecs, fluent damunt de l’aigua
dels cabells, sagnant en l’espina dorsal de l’aire.
—Fórem i serem sempre, l’ala, el sol a mans plenes amb totes
les possibles foscors del planeta, amb tots els morts que anuncia
el tro, branques on voleteja el vaivé de les temples,
les illades del minut en la campana de ventalls i finestres.

Sovint la llum ens assisteix amb crina a boca de canó: no podem deixar
de ser cecs davant del destí, cecs de tant mirar l’horitzó
en retrospectiva, cecs davant de la plaça líquida de la pell.
Quantes vegades despoblem els instants de la imminència,
i es tornà sospita tot el que estigué a prop dels nostres batecs,
les pors, el joc de sonar, tot hivern crescut de les hores?
Mai no fou fàcil riure davant de l’alegria desconeguda,
aquella llum absurda, de sobte en l’ombra del clarobscur,
en aquel espill estrany de les paraules amb fervor de minut.
Què fem hui, amb tanta memòria acumulada, sense reguers?
Sent l’estranya forma dels mapes, les mateixes preguntes descregudes,
el crepuscle d’un blues a l’hora de fer inventaris;
hi ha eternitats, és clar, millors que l’abandó absolut:
—tu véns en l’alé del vil•là, en la papallona de la flama,
en aqueix estrany truc de l’alba i el cerç.

No sé si un día se’ns gastarà tot l’alfabet, encara que llavors
tindré de beuratge la gran sorpresa, l’èter devastador de les meues dolences;
per a llavors, és dir, per a sempre, hauré fet de l’incert
una certesa: una sola paraula, lleu com les ombres que ens segueixen
al voltant de les més antigues flaires.
En aclarar-se el camí, entrem en la memòria…





PESE A TODO, LO EFĺMERO SIEMPRE ES ETERNO




crees que puedes cambiar toda la suerte y,
aunque vamos derechos a la muerte,
vives de lo pasado todavía.
JOSÉ GARCĺA NIETO



Pese a todo, lo efímero siempre es eterno: al leve roce flotamos en el abrigo
de las reminiscencias, sueños sublimados convertidos en relámpagos;
lenguas alrededor de la colmena que el tiempo erige en bóveda.
Jamás perdemos la escalera de la respiración en el baúl del calendario,
la gota de sangre nos conmueve en la cruz de cada día,
—vos siempre presente en las puntillas del viento, en el siglo
del minuto de las jardinerías, extrañas bocas que crecen en las raíces,
la piedra exacta en la lengua deshojada,
manos en el hueco del ala del cuervo a punto de secar la tinta
de la lluvia y sin embargo, abajo en las aguas subterráneas
de la conciencia, vos tan verde con tus ojos de musgo, tan llena
de cráteres y miradas, fuego del rescoldo a la vista del alma.

Siempre las pequeñas cosas tocan la barba del tiempo: —me tocas,
nos tocamos para siempre, es decir, el techo indeleble,
las aguas lustradas del verde, sin latidos, fluyendo sobre el agua
de los cabellos, sangrando en la espina dorsal del aire.
—Fuimos y seremos siempre, el ala, el sol a manos llenas con todas
las posibles oscuridades del planeta, con todos los muertos que anuncia
el trueno, ramas donde revolotea el vaivén de las sienes,
los ijares del minuto en la campana de abanicos y ventanas.

A menudo la luz nos asiste con crin a quemarropa: no podemos dejar
de ser, ciegos ante el destino, ciegos de tanto mirar el horizonte
en retrospectiva, ciegos ante la plaza liquida de la piel.
¿Cuántas veces despoblamos los instantes de la inminencia,
y se torno sospecha cuanto estuvo cerca de nuestros pálpitos,
los temores, el juego de sonar, todo el invierno crecido de las horas?
Nunca fue fácil reír ante la alegría desconocida,
aquella luz absurda, de pronto en la sombra del claroscuro,
en aquel espejo extraño de las palabras con fervor de minuto.
¿Qué hacemos hoy, con tanta memoria acumulada, sin acequias?
Siento la extraña forma de los mapas, las mismas preguntas descreídas,
el crepúsculo de un blues a la hora de hacer inventarios;
hay eternidades, por supuesto, mejores que el abandono absoluto:
—vos venís en el aliento del vilano, en la mariposa de la flama,
en ese extraño truco del alba y el cierzo.

No sé si un día se nos gastará todo el alfabeto, aunque para entonces,
tendré de brebaje el asombro, el éter devastador de mis dolencias;
para entonces, es decir, para siempre, habré hecho de lo incierto
una certeza: una sola palabra, leve como las sombras que nos andan
alrededor de los más antiguos aromas.
Al despejarse el camino, entramos a la memoria…