sábado, 19 de septiembre de 2009

Vertigen de l’escalfred-poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó

Vértigo


Vertigen de l’escalfred
poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó




Consumada la sed, sólo una huella
De lívida ceniza…
MARGARITA PAZ PAREDES




En tots els vertigens humans els llibres respiren escalfreds.
La ràfega de la consciència perd els seus perdigons.
Al capciró dels dits batega el fil sense quadern dels desencerts.
El lliure somni transpira mons inventats. Mons eteris
I no aqueix que, espés de sang, apareix a les Ginness
Recorreguent la pols sense llànties,
Mastegant la violència en totes les seues formes vegetatives.
Un encenser mossega les lluernes del crepuscle a l’estiu
De la set; quan Déu camina damunt de les aigües, els fulls de l’escuma
Inventen l’aurèola de les gavines.
Al món les paraules superiors han de ser el nosaltres i no
Justament Walt stress amb els seus espills virtuals.
Per a desfer la via a l’Univers, fa falta canviar les portes de l’aire,
I obrir pas als ferrocarrils.
Qualsevol coixí pot fer-se rossinyol dels somnis.
En la nostra carn no serveixen les estovalles sinó les campanes amb la seua xafegada
De claus. —És menester canviar les mirades davant de les noves de la por.
Al rellotge de les paràboles,
Compten les estacions de la saliva, i les cerimònies de l’endormiscada.
Quants supervivents són necessaris per al juí final?
—La nit retrobada a la caravana de la transpiració. Només la nit
I el seu ardit de diàspora i plastilina.
Només l’erm aleatori del canvi climàtic.
Només la nuesa enmig de teranyines, o els forats de les mirades.
La història ens ve sempre amb huracans de cendra:
No és possible llavar els peus amb lavatoris de formigues, ni fingir humanitat
Entre la garrotxa, brollador potser del dolor, ni emprar olis, com no siga
Per a assuavir el fil del bisturí a les vèrtebres.
Fem Levitació en el magisteri errant de les confraries.
Caiem en les burilles de les funeràries sense resurrecció.
Assistim al silenci com enclaustrats en un fal·lus copulant; preferim
La placenta en la gaubança del bordell alienat.
Assumim el manual de les matrones i no l’ànima del credo, ni el graal
Que conforte les ansietats produïdes pel sistema.
Al camí ix la branca del gemec. La branca lleu de la llum.
Aquesta ànima no reposa a l’eixida del sol. En el fons desacate qualsevol
Olfacte, el doll de la nit envaint els meus mormols, aqueixa lenta
Calma que no puja a la pluja.
Tal volta aquest fàstic, adins, desfaça els camins, enrune les dents
Del manteu de fang i arena, torne la xanca a la flaire.
On hi ha vents transparents i sons distints al desarrelament?
En quin lloc la nit té sentit als portals i aquest dolor
De mesos no es torne nen down, ni macrocefàlia per a experiments?
—Tot el somni té dubtes i preguntes.
Confusos dies en els que encara viuen. Ara ixen i entren cementeris
De mi mateix. No veig el palpebreig de l’amor,
Sinó els matossars enderrocant-se, com un talud d’espills.
No veig sinó l’ansietat de les portes tancant-se al colp del tràfec.
Baratària, 16.IX.2009




Vértigo del escalofrío





Consumada la sed, sólo una huella
De lívida ceniza…
MARGARITA PAZ PAREDES




En todos los vértigos humanos los libros respiran escalofríos.
La ráfaga de la conciencia pierde sus perdigones.
En la yema de los dedos palpita el hilo sin cuaderno de los desatinos.
El libre sueño transpira mundos inventados. Mundos etéreos
Y no ese que, espeso de sangre, aparece en los Ginness
Recorriendo el polvo sin lámparas,
Masticando la violencia en todas sus formas vegetativas.
Un incensario muerde las luciérnagas del crepúsculo en el verano
De la sed; cuando Dios camina sobre las aguas, los folios de la espuma
Inventan la aureola de las gaviotas.
En el mundo, las palabras superiores debe ser el nosotros y no
Precisamente Walt stress con sus espejos virtuales.
Para desandar el Universo, se hace necesario cambiar las puertas del aire,
Y abrirle paso a los ferrocarriles.
Cualquier almohada puede volverse ganzúa de los sueños.
En nuestra carne no sirven los manteles sino las campanas con su chubasco
De claves. —Es preciso cambiar las miradas frente a las noticias del miedo.
En el reloj de las parábolas,
Cuentan las estaciones de la saliva, y las ceremonias del entresueño.
¿Cuántos sobrevivientes son necesarios para el juicio final?
—La noche reencontrada en la caravana de la transpiración. Sólo la noche
Y su ardid de diáspora y plastilina.
Sólo el baldío aleatorio del cambio climático.
Sólo la desnudez en medio de telarañas, o los agujeros de las miradas.
La historia nos viene siempre con huracanes de ceniza:
No es posible lavar los pies con lavatorios de hormigas, ni fingir humanidad
Entre la breña, manantial acaso del dolor, ni usar aceites, salvo que sean
Para suavizar el filo del bisturí en las vértebras.
Levitamos en el magisterio errante de las cofradías.
Caemos en las colillas de las funerarias sin resurrección.
Asistimos al silencio como enclaustrados en un falo copulante; preferimos
La placenta en la juerga del lupanar enajenado.
Asumimos el manual de las matronas y no el ánima del credo, ni el grial
Que conforte las ansiedades producidas por el sistema.
Al camino sale la rama del quejido. La rama leve de la luz.
Esta alma no reposa a la salida del sol. En el fondo desacato cualquier
Olfato, el chorro de la noche invadiendo mis murmullos, esa lenta
Calma que no sube a la lluvia.
Tal vez este hastío, adentro, deshaga los caminos, derribe los dientes
Del talpetate, vuelva la cárcava a fragancia.
¿Donde hay vientos transparentes y sonidos distintos al desarraigo?
¿En qué lugar la noche tiene sentido en los portales y este dolor
De meses no se vuelva niño down, ni macrocefalia para experimentos?
—Todo el sueño tiene dudas y preguntas.
Confusos días en los que aún viven. Ahora salen y entran cementerios
De mí mismo. No veo el parpadeo del amor,
Sino los matorrales desmoronándose, como un talud de espejos.
No veo sino, la ansiedad de las puertas cerrándose al golpe del tráfago.
Barataria, 16.IX.2009
_______________
André:
En primer lugar, te felicito por el sentido del humor y la parodia en medio de la queja amorosa, aunque más templada en este texto. Como verás, mantengo en la traducción el juego de Wall Street/Walt stress.

En el mundo las palabras superiores deben ser el nosotros y no
sencillamente Walt stress con sus espejos virtuales.

En efecto, todo el mundo conoce que (la calle de) Wall Street es símbolo del mundo de las finanzas y que desde el barrio neoyorquino de Manhattan irradia capitalismo global.

No tantos, sin embargo, conocen la historia de esta calle, ya que antes de ser recordatorio del mercadeo que a lo largo del siglo XVIII había entre aposentados y terratenientes del lugar, fue inicialmente muro de contención de maderas y fango frente a los indígenas y, más tarde, muro de vergüenza para los esclavos que buscaban su libertad.

Que, además de “muro”, en inglés signifique calle del duelo, queja o lamento y gemido, tiene su cosa, que, por otro lado, se aviene al poema, y al juego que propone André Cruchaga para una lectura avezada, ya que Walt Stress significa antes que otra cosa el estrés (la tensión) de la Espera. Y a estas alturas no hay, creo, que evidenciar la paranomasia (street/stress).

Así pues, muro, lamento, tensión, espera en la traslación de la referencia social a la referencia amorosa. Dos planos desde el humor oblicuo que nace del desamor (y del descrédito de su realidad que incluye el desastrado lance amoroso).

*** *** ***

Un inciensario muerde las luciérnagas del crepúsculo en el verano/De la sed.

Bellísima esta suerte de iluminación poética. Y complejísima tanto en sí misma como en el contexto del poema entero.

Desde el punto de vista de la retórica y de la forma, sólo decir que André Cruchaga sigue en las ramas del árbol de estilo tan suyo (asociaciones y enumeraciones, correspondencias o analogías sorpresivas, desplazamientos e inversiones, personificaciones, animaciones y un largo etcétera)
Sin embargo, me interesa destacar lo que llamaré “progresión simbólica” e “intensificación de la metáfora matriz”, todo ello desde la más que evidente sencillez que encubre una reflexiva elaboración poética (y no sólo la práctica y domeño de la intuición).

Glosemos: sed. Desde los comienzos de la lírica la sed pasa de ser reconocida como una mostración de las necesidades fisiológicas básicas a connotar la sed de amor ante la ausencia (real o espiritual) del habib, amigo o Midons, Ma Dona. Amada…

Hay, pues, tanta tradición sígnica y simbólica que el polo de construcción de la metáfora está mas que comprehendida y lexicalizada. Nadie se extraña, pues, que incluso en el nivel más coloquial y expresivo de la lengua, podamos oír al enamorado –o sencillamente encoñado- decirle a su par: “voy a comerte, voy a beberte” Y es que la sed da mucho de sí.

Sin embargo, André Cruchaga, fija el grado de lo inefable. La sed mayor en la estación del verano es más sed, si se me permite. Conocemos pues por la inversión: sed del verano/ verano de la sed. Y sigamos las operaciones de transgresión o desviación del uso natural de la lengua, que tampoco hay que irse a Riffaterre para poder leer con mínimas entendederas y pasión al amigo Cruchaga. De la estación de verano, la parte del día crepuscular. El crepúsculo, el ocaso, el atardacer, el entreluces, el momento del poniente. El momento simbólico por excelencia para los grandes de fin de siècle, ay. Sí, los simbolistas. Sin embargo, O hay que ser tampoco seguidores del Corán ni practicar el Ramadán para saber que sólo podemos calmar la sed a partir de la llamada del muecín que coincide con el crepúsculo. Para no extenderme, basta leer a los crepuscularistas italianos, para entender desde el paisajismo sentimental que es sed de amor, cantada tan encumbradamente por Petrarca.

En este momento del proceso crepuscular de la sed de amor que lleva a la agonía del verano podemos ubicar la diminuta luciérnaga. De nuevo una lectura avezada asocia el vocablo a su étimo latino lucernam, el gusano de luz, el candil. Un coleóptero de riquísima sexualidad que tiene su propia tradición lírica popular y culta universal, como bien enseñaba en sus coplillas don Alberto Lista a José de Espronceda.

Así, ya están listos dos planos a sumar: las luciérnagas (lucecillas) del crepúsculo –una sencilla metáfora A de B- y el verano de la sed (metáfora invertida B de A). A partir de ahora ya sólo resta al lector/a competente, dejarse ensoñar y vibrar con el incensario o “incensiario”. Hemos llegado al templo de las correspondencias –Correspondances- del poema archiconocido de Baudelaire, que da el paso del Romanticismo tardío al Simbolismo. No me resisto a copiarlo:

La Nature est un temple où de vivants piliers
Laissent parfois sortir de confuses paroles;
L'homme y passe à travers des forêts de symboles
Qui l'observent avec des regards familiers.
Comme de longs échos qui de loin se confondent
Dans une ténébreuse et profonde unité,
Vaste comme la nuit et comme la clarté,
Les parfums, les couleurs et les sons se répondent.
Il est des parfums frais comme des chairs d'enfants,
Doux comme les hautbois, verts comme les prairies,
- Et d'autres, corrompus, riches et triomphants,
Ayant l'expansion des choses infinies,
Comme l'ambre, le musc, le benjoin et l'encens,
Qui chantent les transports de l'esprit et des sens.

Les Fleurs du Mal (IV)
Poesía es libertad y el poema, fruto de su ejercicio. Por ello podemos aceptar la transgresión conceptual que significa. Y es claro que aceptamos con buen paladar que un objeto de ritual, un sahumador sacramentado, el incensario desnudo (André Cruchaga no se detiene en absoluto en las posibilidades esteticistas que le habría dado su descripción: piedra, madera o metal, plata, cobre, oro, latón, e incrustaciones y perfumes. Tampoco lo hará congruentemente al referir el grial o cáliz de la amada para calmar la sed). El incensario, pues, muerde la luz crepuscular de la sed de estío. Dejo para lecturas desde la otredad las variantes que enriquecen a buen seguro las asociaciones del incienso con la mordedura, pues que más allá de hincar el diente, también se lima, se engaña, se tienta y se tinta con estos versos del amigo.

martes, 8 de septiembre de 2009

Fons amb mur-poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó

JEAN BAPTISTE SIMEON CHARDIN






Fons amb mur





Al fondo del cuarto el muro era negro
Y temblaba también…
PIERRE REVERDY




Sempre parle de l’Esperança com aqueix camí amb finestres.
Quan l’alegria reparteix pans frescos i no els juguen
Les mosques; quan els noms no són illes i resten a l’abast
De tots sense els artificis del mirall; quan reinvente
El teu cos i navega sol·lícit al meu costat; quan el llençol
Blanc de la pell transparenta la porta a l’infinit de les lluernes.
El món ignora que descalços és millor recórrer el fred,
Caminar clandestinament en la humitat del somni,
Ensabonar-se amb l’aigua beneïda de la rialla.
M’agradaria que la saliva de la violència, deixàs de caure damunt
De la terra: —al fil de la menja l’alba transitòria…
A l’escuma de l’aigua, els noms alteren la seua sintaxi.
L’ombra metàl·lica de les estàtues es tomba airosa damunt de les nines.
La mà agafa un grapat de llum de les tenebres.
Aprenem així la clau de les llànties? Recordem l’idioma
Perdut de les llances? —En la foscor el raig desvetla la seua perruca:
Tal volta manquen arrels per a assaborir tots els aromes.
La millor alegria és la lluna embolicada en encaixos sense butxaques
En els ocells mimètics de les fulles del guarumo.
Parle del crit tot i que s’ofegue en la cendra del silenci.
Un dia les cambres no tindran cap foscor,
Cada carrer serà destinat a ser pissarra: S’hi escriuran
Noms més feliços que els destinats a la nit i la fullaraca.

Ara només vull ja un balcó per a la meua fatiga.
Ací puc construir un jardí i fer descendir els ocells.
—Per breu que siga l’atzar, el foc es fa una eternitat
D’espectres, un ardor de temps a la cova del qual udola
Aqueixa falsa moneda de la soledat. Sempre al fum després
De la vida hi ha el caos, les històries com una estranya boca.
Pot la memòria emboscar les nits del tedi i somriure
Al desvarí dels cabells? Pot la llum excedir aquesta brevetat
Remota a les nines? —L’alé esvaeix les paraules
En el vent; aquest ser riu i apartar les aigües i tornar de bell nou
A la ranera imperceptible de l’ull eixit de la terra.

Tota la llum respira als ràfecs de l’ànima. —Aqueixa llum transcorreguda
De la vida i que a colp dol a les galtes.
En la fondor de l’alé, els colors descarnen la gola.
Front a la imatge dels murs, l’hàlit es rovella.
Existim només des d’allò visible dels ulls, la resta
És aqueix fruit de la fantasia: Brisa estufada al pit,
Casa de la fugacitat, mans en la fatiga del desús.
Sovint la consciència s’apaga amb estranya indiferència.
Supose que front al món he de reescriure certes paraules:
—O, almenys, acostumar-me al desvari panteixant
Del rellotge damunt dels rems gastats de l’horitzó…
Baratària, 06.IX.2009







Fondo con muro






Al fondo del cuarto el muro era negro
Y temblaba también…
PIERRE REVERDY





Siempre hablo de la Esperanza como ese camino con ventanas.
Cuando la alegría reparte panes frescos y no los juegan
Las moscas; cuando los nombres no son islas y están al alcance
De todos sin los artificios del espejismo; cuando reinvento
Tu cuerpo y navega solícito en mis costado; cuando la sábana
Blanca de la piel transparenta la puerta al infinito de las luciérnagas.
El mundo ignora que descalzos es mejor recorrer el frío,
Caminar clandestinamente en la humedad del sueño,
Enjabonarse con el agua bendita de la risa.
Me gustaría que la saliva de la violencia, dejara de caer sobre
Sobre la tierra: —al filo de la comida el alba transitoria…

En la espuma del agua, los nombres alteran su sintaxis.
La sombra metálica de las estatuas se vuelca airosa sobre las pupilas.
La mano agarra un puñado de luz de las tinieblas.
¿Aprendemos así la clave de las lámparas? ¿Recordamos el idioma
Perdido de las lanzas? —En la oscuridad el rayo desvela su peluca:
Quizá faltan raíces para saborear todos los aromas.
La mejor alegría es la luna envuelta en encajes sin bolsillos
En los pájaros miméticos de las hojas del guarumo.
Hablo del grito aunque se ahogue en la ceniza del silencio.

Ahora sólo quiero ya un balcón para mi fatiga.
Ahí puedo construir un jardín y hacer descender los pájaros.
—Por breve que sea el azar, el fuego se vuelve una eternidad
De espectros, un ardor de tiempo en cuya cueva aúlla
Esa falsa moneda de la soledad. Siempre en el humo después
De la vida existe el caos, las historias como una extraña boca.
¿Puede la memoria emboscar las noches del tedio y sonreírle
Al desvarío de los cabellos? ¿Puede la luz rebasar esta brevedad
Remota en las pupilas? —El aliento desvanece las palabras
En el viento; este ser río y apartar las aguas y volver de nuevo
Al estertor imperceptible del ojo salido de la tierra.

Toda la luz respira en los aleros del alma. —Esa luz transcurrida
De la vida y que a golpe duele en las mejillas.
En la hondura del aliento, los colores descarnan la garganta.
Frente a la imagen de los muros, el hálito se vuelve herrumbroso.
Existimos solamente desde lo visible de los ojos, lo demás
Es ese fruto de la fantasía: Brisa ahuecada en el pecho,
Casa de la fugacidad, manos en la fatiga del desuso.
A menudo la conciencia se apaga con extraña indiferencia.
Supongo que frente al mundo tengo que reescribir ciertas palabras:
—O al menos, acostumbrarme al desvarío jadeante
Del reloj sobre los remos gastados del horizonte…
Barataria, 06.IX.2009
______________
André: Hablar de la Esperanza, como un diseño vital más que como virtud teologal. ¿Cómo hacerlo desde un primer verso, si hay fondo amurallado? Ni siquiera la cita de Pierre Reverdy humanizando con el temblor del muro nos da pistas. Y eso que el buen narbonés se preguntaba a sí mismo hace casi un siglo:

Cómo vivir en otra parte sino cerca del gran árbol blancode aquella lámpara (Blanco y negro) Heredero, en parte, de la tradición surrealista, aunque más cerca de Yves Bonnefoy que de Breton, Reverdy trató de encontrar el sentido poético más allá de "el absurdo de lo cotidiano". André Cruchaga, desde su escritura agónica, como él mismo la ha calificado a veces, por más que habrá de tomarse con cierto descreímiento, reflexiona -al tiempo que escribe y ritualiza el exorcismo- sobre una Esperanza que no tiene puertas sino ventanas abiertas. Y es que se puede hacer vía también desde la mirada que ventanea. Una esperanza la de André Cruchaga que necesita explicitarse en los tiempos humildes: la esperanza del pan fresco; la del nombre que se alcanza; la del lienzo blanco para el cuerpo deseado que se reinventa en cada noche y poema; la del sueño húmedo... Una esperanza, la del poeta, que no se agota en el grito a la manera de los expresionistas, sino que se ampara en un futuro que el poeta ensueña y profetiza como un nabí desinquieto o romántico revolucionario:

Un dia las habitaciones no tendrán obscuridad alguna,
Cada calle será destinada a ser pizarra: En ella se escribirán
Nombres más felices que los destinados a la noche y la hojarasca.

La costante vital de Cruchaga, la rebelión frente a la tozuda realidad de la soledad. Aceptar la vía de escape de la fantasía o creer a pies juntillas que existe otra realidad superior, la de quienes cultivan los sueños en el trasmundo de la vigilia, esa terra nullius donde el poema y el encuentro de los enamorados o el paraíso es posible.
Pero André Cruchaga, como buen jeronimiano, trabaja el ahora de cada noche, aunque se reclame con no poca flagelante ironía fruto del desvarío:

Supongo que frente al mundo tengo que reescribir ciertas palabras:
—O al menos, acostumbrarme al desvarío jadeante
Del reloj sobre los remos gastados del horizonte…


Aunque lo que Cruchaga califica de tal, obliga a ser cautos con la poética etimologista. Juega André con nuestra mala conciencia e, incluso, con los sentidos cruzados. Y en la encrucijada, el lector desvara, se esvara o desvaría, y no sabe si encuentra las varas de medir el poema o la autoridad de la vara capaz de tornarse serpiente para nuestro desliz de lectura. Y la salvación del poema.

Pere Bessó

viernes, 28 de agosto de 2009

Galop enfurit-poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó

Paisaje






Galop enfurit
poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó






…informe de sí misma que se extiende sobre la tempestad de los emblemas
de modo que no hay sol ni hay revelaciones
tampoco ni víctima
yo solamente y el sudario luego
y un bulto muerto ya
SAMUEL BECKETTT





La memòria resplendeix com els eucaliptus del dia.
Ara és possible segar la carn en la dansa de les brases.
—La vida en la perplexitat dels llibres,
Pou on la combustió es fa infinita,
Arquejades estelles a la tinta de les pàgines, cantons
Afonats en l’atzar, sostres trencats pel foc i els resquills.
Els llençols fins al coll amb els seus sostres de palleta,
De nou la pell a la boca, diluïda en la sal dels mesos,
Sempre les llunyanies amb els seus porus salobres
I abstrets, els malsons sostenint sostenidors,
Els grups de poder robant-se l’espavent i l’alegria.
Sovint les mans de la memòria es tornen huracans.
—Brasa és el llibre del deliri,
La nuesa arrancada de les paraules,
La veu en el silenci, els traços del no-res al clam,
Els paisatges on els borratxos pixen les seues penes,
—Nord o Sud de la creu de mitjanit—
Descensos com l’agonia de les posades, —fa temps
Que moren els cavalls a les voravies,
O el cisell dels cascos a les temples, o el passat que retorna
Impregnat de cambres,
Estius sense ocells simulant calendaris morts,
Angles obtusos lluents d’olis, límits on
El crepuscle es torna insult per als ulls,
Fulles de l’estrèpit damunt del vas de les ones,
Paraules insomnes al voltant dels peus, —paraules
Que colpegen la paciència, dòlmens de silenci damunt del tabac.
El llim fumeja en bocins de consciència,
La dóna alça les cames en aquest sembradís de 3000 anys.
Em donen les dotze en l’insomni dels retrats,
Les vitrines juguen als daus de l’oci,
Hi ha punts negres a les natures mortes dels melons d’aigua,
—Estranyes essències en la pólvora, ponts d’estranyes ruïnes,
Guerres com mètodes per a netejar les cases de l’escòria.
La història en la memòria amb els seus trens penedits.
Frases fetes amb epílegs interessants per a sacsar fèretres,
Mentre que el fred picoteja com un ocell gris,
Mentrestant, els peixos cauen en el desgel del planeta,
Mentrestant, els carrers floten sense un dic.
Ja s’acosten les farmacioles en cellers, les portes obscenes
De la pols, els tapissos sense enganxament,
La soledat decretada als areòpags,
Les pregàries en cansades pulseres, els llibres de les estrelles
Sense astrolabis, els codis de barra, noctàmbuls
En les parets, els amulets de la saviesa messiànica,
Las dentadures postisses amb una ganyota de somriure amable.
Ací la memòria, cèlebre al seu clot, esperant la rosada.
Quinquers, de penes, als corredors de l’hivern…
Baratària, 14.VIII.2009






Galope enfurecido






…informe de sí misma que se extiende sobre la tempestad de los emblemas
de modo que no hay sol ni hay revelaciones
tampoco ni víctima
yo solamente y el sudario luego
y un bulto muerto ya
SAMUEL BECKETTT





La memoria resplandece como los eucaliptos del día.
Ahora es posible segar la carne en la danza de las brasas.
—La vida en la perplejidad de los libros,
Pozo donde la combustión se hace infinita,
Arqueadas astillas en la tinta de las páginas, esquinas
Hundidas en el azar, techos rotos por el fuego y las esquirlas.
Las sábanas hasta el cuello con sus techos de brizna,
De nuevo la piel en la boca, diluida en la sal de los meses,
Siempre las lejanías con sus poros salobres
Y ensimismados, las pesadillas sosteniendo sostenes,
Los grupos de poder robándose el asombro y la alegría.
A menudo las manos de la memoria se tornan huracanes.
—Brasa es el libro del delirio,
La desnudez arrancada de las palabras,
La voz en el silencio, los trazos de la nada en el clamor,
Los paisajes donde los borrachos orinan sus penas,
—Norte o Sur de la cruz de medianoche—
Descensos como la agonía de los mesones, —hace tiempos
Que mueren los caballos en las aceras,
O el cincel de los cascos en las sienes, o el pasado que regresa
Impregnado de habitaciones,
Veranos sin pájaros simulando calendarios muertos,
Ángulos obtusos lucientes de aceites, límites donde
El crepúsculo se vuelve insulto para los ojos,
Hojas del estruendo sobre el vaso de las olas,
Palabras insomnes alrededor de los pies, —palabras
Que golpean la paciencia, dólmenes de silencio sobre el tabaco.
El limo humea en pedazos de conciencia,
La mujer levanta sus piernas en este sembradío de 3000 años.
Me dan las doce en el insomnio de los retratos,
Las vitrinas juegan a los dados del ocio,
Hay puntos negros en los bodegones de las sandías,
—Extrañas esencias en la pólvora, puentes de extrañas ruinas,
Guerras como métodos para limpiar las casas de la escoria.
La historia en la memoria con sus trenes arrepentidos.
Frases hechas con epílogos interesantes para sacudir féretros,
Mientras el frío picotea como un pájaro gris,
Mientras, los peces caen en el deshielo del planeta,
Mientras, las calles flotan sin un dique.
Ya se avecinan los botiquines en tabancos, las puertas obscenas
Del polvo, los tapices sin pegamento,
La soledad decretada en los areópagos,
Las oraciones en cansadas pulseras, los libros de las estrellas
Sin astrolabios, los códigos de barra, noctámbulos
En las paredes, los amuletos de la sabiduría mesiánica,
Las dentaduras postizas con una mueca de sonrisa amable.
Aquí la memoria, célebre en su hoyo, esperando el rocío.
Quinqué, apenas, en los corredores del invierno…
Barataria, 14.VIII.2009
____________________
André:

Poema precioso y delicado desde el primer verso. Esas comparaciones translógicas tan tuyas, que no simplemente irracionales. Que la memoria resplandezca como el eucalipto del día, bellísimo, pues luz, perfume intenso y duración de la jornada se suman y anteceden, nos presentan el rigor del segundo verso. Sólo así es posible segar la carne, como quien hace la cosecha, en la danza de las brasas, cuando tú mismo sabes que poco pueden danzar ya las brasas, cumplido el ciclo de la cosecha y del fuego.

La vida en el pozo insondable de los libros. Arte y Vida, Vida y Arte. Seguimos con la vieja disquisición, quién es superior, vita o ars, digresión aparte en el recuerdo, el viejo Poe con su retrato oval, o acá tan sólo sea una vuelta más de tuerca al tópico "De consolatione..." de los libros. Joubert ya vaticinaba que la verdadera poesía es casta y piadosa por esencia. Menos mal. Claro que éste era un neoclásico de los pies a la cabeza, por más que algunos de sus amigos más jóvenes acabaron sintiendo la extrema piedad en el filo de la guillotina.

Los malditos habrían dicho otra cosa de la virtud de la poesia. El propio Baudelaire se balanceaba entre el albatros y la carroña. Y ya sabes cómo se estimaba Verlaine la sabiduría poética en los cuerpos y abalorios de las putas viejas.

Así que con las sábanas al cuello y bien que tapándose los techos no se nos vayan a volar en una ráfaga de imaginación calenturienta, no vayamos a perdernos en las brasas de una jarifa sin orgía y nos queda tan sólo un inclemente y poco piadoso galope enfurecido.

Lo diré, amigo André, con palabras propias y deliberadamente sacadas de contexto: y es que no hay pero cosa que pecar sin provecho. Así que a esperar que la mujer levante las piernas en el sembradío de tu poema, y a esperar que ese lapso no sea de los 3ooo años que vaticinas en una explosión incontrolada de incendios en retahíla.

sábado, 8 de agosto de 2009

Pa sense paraigües-poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó

Wassily Kandinsky




Pa sense paraigües
poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó





Yo escribo para ulular como el lobo que bajo la nieve
Abandona el bosque
Yo escribo con mi corazón que alzo como un fanal
En este tiempo de tinieblas
ROBERTO ARMIJO




No em mires així quan busque l’alfàbega de la pluja.
Quan cec, espavente les mosques dels vasos de guacals de la intempèrie,
Quan m’escabusse en els ocells de l’alba,
O en la incertesa del brufol entre les branques dels arbres.
Míra’m esgarrifat en el tragí dels escarabats,
En la llum miserable d’aquests fanals en xàfec:
On són les sabates per a saltar la pobresa? Tu i jo
No tindrem estàtues, sinó colps i desesperació:
El mussell del temps mossega papallones; ací no hi ha fumerals
Sinó pedrissos on el fum de la llenya ennuega i fa
Llavors de sutja el teu ventre. El desdeny és com la taula sense potes.
Ací no hi ha metro, sinó carrers de termites.
Hi ha policies que trenen amb marihuana per a llevar la tristesa.
Hi ha profunditats més fosques que les butxaques buides.
Allí bulls l’aigua per a desfer el café granulat;
Ací basta el suc als tamborets i el glopet d’ecmea.
Els galls del matí els bevem a pols de gola.
La nit ens sembla una sopa macabra entre coltells.
L’ull d’all s’encimbella fins a les branques del sostre, on
Es plasma la roba dels somnis. Ací atinem als caramels
De les vagines, sense més entropessada de peüngles que les llombrius
De terra, —terra promesa dels parquímetres a l’oïda.
Aquests dos móns no els salven els paracaigudes,
Ni el safrà lleva la pruïja de les berrugues,
Ni el sèver pot guarir aquestes lesions reconegudes de l’ánima.
En la meua infantesa mirava el nen d’Atocha en espardenyes: així cresquí
Creient en la Santedat; ara em desvetlen les cames
En revistes, els dies festius en vestits de bany, la Kodak amb natges
De color i no blanc i negre, els trens de l’emoció sense portes.
La pluja sense pantalons, sense faldelles, a punt de donar el seu veredicte.
Després es comença a fer certes infusions
Per als càlculs renals, i així el xiprer i la bixa orellana compleixen
La seua comesa. El somni sempre és letal com les banyes
Dels bous; encara la innocència s’embolica als dits,
És a dir, la ingenuïtat. Ens conformem encara amb espillets,
Encara que ells ens conduisquen a malsons majors:
Tanamateix el miracle de les espigues i els fruits són una meravella
Que de cap manera no atrofien la flora intestinal del mar
Amb el seu pulmó d’esperma. Em sorprén la nit sense capell,
I l’aigua damunt del farcell nu de la teua pell: gavina en un quintar
D’emocions, herba per a la possibilitat de les meues plantofes.
Qualsevol pronòstic del bri està invalidat: ja pesa
El test de fang del calendari, els encants terrenals
Que xiuxiuegen en vòmit de tossals sense rostre. Les veus són bufes
Al cel, formes que en conjunt s’apaguen com cresols.
Prenc, doncs, allò que em correspon: l’ensopegada i aquest colp
A les nines: frontera a les meues nines sense capell,
Per on la llengua dringa als claveguerams. Sospirs,
Cucleigs al fangar com sol·lícita sobretaula…
Baratària, 08.VIII.2009





Pan sin paraguas






Yo escribo para ulular como el lobo que bajo la nieve
Abandona el bosque
Yo escribo con mi corazón que alzo como un fanal
En este tiempo de tinieblas
ROBERTO ARMIJO





No me mires así cuando busco la albahaca de la lluvia.
Cuando ciego, espanto las moscas de los guacales de la intemperie,
Cuando me zambullo en los pájaros del alba,
O en la incertidumbre del búho entre las ramas de los árboles.
Mírame desgarrado en el trajín de los escarabajos,
En la luz miserable de estos faroles en aguacero:
¿Dónde están los zapatos para saltar la pobreza? Tú y yo
No tendremos estatuas, sino golpes y desesperación:
El hocico del tiempo muerde mariposas; aquí no hay chimeneas
Sino poyetones donde el humo de la leña atraganta y hace
Pepitas de hollín tu vientre. El desdén es como la mesa sin patas.
Aquí no hay metro, sino calles de comejenes.
Hay policías que tranzan con marihuana para quitar la tristeza.
Hay profundidades más oscuras que los bolsillos vacíos.
Allá hierves el agua para deshacer el café granulado;
Aquí basta el zumo en los taburetes y el atol de piñuela.
Los gallos de la mañana los bebemos a pulso de garganta.
La noche nos parece una sopa macabra entre cuchillos.
El ojo de ajo se encumbra hasta las ramas del techo, donde
Se plasma la ropa de los sueños. Aquí acertamos a los caramelos
De las vaginas, sin más tropiezo de pezuñas que las lombrices
De tierra, —tierra prometida de los parquímetros al oído.
Estos dos mundos no los salvan los paracaídas,
Ni el azafrán quita el prurito de las verrugas,
Ni la sábila puede curar estas lesiones consabidas del alma.
En mi infancia miraba el niño de Atocha en caites: así crecí
Creyendo en la Santidad; ahora me desvelan las piernas
En revistas, los días festivos en trajes de baño, la Kodak con nalgas
De color y no blanco y negro, los trenes de la emoción sin puertas.
La lluvia sin pantalones, sin faldas, a punto de dar su veredicto.
Después uno empieza a hacer ciertas infusiones
Para los cálculos renales, y así el ciprés y el achiote cumplen
Su cometido. El sueño siempre es letal como los cuernos
De los bueyes; todavía la inocencia se enreda en los dedos,
Es decir, la ingenuidad. Uno se conforma todavía con espejitos,
Aunque ellos nos conduzcan a pesadillas mayores:
Sin embargo el milagro de las espigas y los frutos es una maravilla
Que para nada atrofian la flora intestinal del mar
Con su pulmón de esperma. Me asombra la noche sin sombrero,
Y el agua sobre el petate desnudo de tu piel: gaviota en un quintal
De emociones, hierba para la posibilidad de mis pantuflas.
Cualquier pronóstico de la brizna está invalidado: ya pesa
El tiesto de barro del calendario, los encantos terrenales
Que susurran en vómito de lomas sin rostro. Las ves son vejigas
En el cielo, formas que en conjunto se apagan como candiles.
Tomo pues, lo que me corresponde: el tropezón y este golpe
En las pupilas: frontera a mis pupilas sin sombrero,
Por donde la lengua tintinea en las alcantarillas. Suspiros,
Graznidos en el lodazal como solícita sobremesa…
Barataraia, 08.VIII.2009



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Querido Cru:

Ya sabes que tus poermas despiertan en cada momento lo que otros han señalado en los largos poemas de Milton, salvas sean las sopesadas que acá nada pretenden dimensiones tan distintas. Según se abría el largo poema del Lost Paradise, se reparaba en un verso que ayer habíamos pasado de largo desapercibidos. Y yo, como quiera que me conozco la mecánica y voy conociéndote, leo el poema varias veces y sin preocuparme de tus trabas, ligazones en el andamiaje. Esto es, el atol de pinyuela lo que un sorbete o trago aguado de ese licor de ua planta que acá no tenemos, sino como una variante ornamerntal. Esto es, más allá de la curiosidad de vuestra sábila o nuestro sèver. Farmacopeas a parte. Una vez que voy saboreando a versos, pues que al aroma ya llega de sí, y desde el primer verso -la mirada, (hay topos tan clásico como en el madrigal I de Gutierre de Cetina) que sorprendentemente recibe la agitación sensorial del perfume de la albahaca -uf, esta planta casi sagrada para nosotros los mediterráneos, y no sólo culinariamente- tras la lluvia, una vez que voy saboreando los versos, insisto, encuentro ése individualizado que hoy me lleva a la pura gozada de la disgresión o el gusto de escribir desde mí. Así, ahora:

Els galls del matí els bevem a pols de gola.

que me renueva la tradición medieval del alba, auba o albada.


Ya cantan los gallos,
amor mío, y vete:
cata que amanece.


Pero en ti, amigo, el plany, queja o lamento se pluraliza en el afán de socializar el dolor por la ausencia de la amada. Aquí no hay encuentro que acaba necesariamente con los primeros rayos de luz, no. Acá hay la presencia visionaria o fantasmagorial cultivada por la actividad febril del pensamiento fiel -insistente hasta la obsesión- del poeta como único goce de la noche.

No es anecdótico que André Cruchaga traiga el canto del gallo cuya mal que buena aceptación no la remedia ni siquiera los tragos a pulso de garganta. Y habré de volver a esa querencia clásica de los (l)icores y aguardientes reales o poetizados de la noche. Novalis, su ponche; los simbolistas, su absenta; Cruchaga, el sansalvadoreño, sus alotes de peñuela. Por ejemplo.
Al menos para superar el rubicón de esta noche y alcanzar su poema.
Pere Bessó