lunes, 12 de octubre de 2009

Després, el passat- poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó

És ahir, hui, l’estrella lligada a les temples, la marca rocosa de la taula,
La rampa de nostres ocells, el port duplicat a l’oceà…









Després, el passat
poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó






Tot és pàgina en blanc, de cas, abans de revetlar-se tot.
Saber que existim en la nit i el dubte, després record,
Llampecs de setge en la memòria, signes que ens marquen
O repeteixen noms, ombres que es planyen en la darrera llàgrima,
Espines dolentes en la lluna dels cabells.
Ens junyim al vol per a després convertir-nos en davallada.
—Qualsevol present opulent s’emporta el fràgil deteriorament
De la transpiració i el pàlpit viscut de la fulla.
Tot i això, a l’atri dels pétals els gesmils són temples,
El llit encara un hivernacle dominical on els galls canten
Els seus aforismes. —Vespra del cerç incontenible.
Després de captivar els himnes del goig entre les mans,
Els llampecs arrabassats dels camins, il·luminar la tempesta
Sense l’escòria de la ciutat,
La mirada d’ací es destiny a la boca: —Les simetries canvien de rialla.
Les idees. I fins i tot el necessari temps de brodar el País amb el somriure.
Tenen cap sentit els colors fosos en la sang,
La deformació vacil·lant, abans camí de les altes torxes?
—No s’és indispensable per a la vida o per a la mort. Les portes
Sovint són còmplices del fullatge i les ferides; són la boca obsessa
Sense nomenar-te, l’arena als dits, el vent fúnebre dels cavalls
Alats, l’estiu de l’esclat en les cremades…
[“en totes les coses el desig d’inventar l’aproximació més delicada i
Tota la bellesa està en la seua insuficiència.
Jo et veig. Però estic al seguit de tots els éssers que et veuen.
No es torna allò que s’ha rebut.
I com totes les coses de tu
Han rebut l’ésser, …
Així la veu amb què jo faig de tu paraules externes!”]
No puc nomenar aquest fardell de còdols somorgollats en l’arbre dels ulls,
Ni en aquest alé de llum creadora que et nomena,
Que et fa, que et construeix i et torna indeleble malgrat la fugacitat
De l’aigua en la violenta pluja de la creació.
Al mapa de les sufumigacions també hi ha solcs. També finestres.
Un dia només serem la dilatada ona als peus,
Farts de l’entranya, dels alambins, de les bótes líquides del mar.
Hi haurà sutze damunt de la carretera dels ocells,
Potser cruels mans grogues embolicades per la broma de la terra.
Es així com ens veurem després, cossos d’argila.
Llargs colps possessos de la nit, sostres de cendra a les espigues,
Direm que sembràrem llavors en la nuesa total i no és cert.
—Què direm de la llibertat en la creu nostra?
Tota una vida pensant en el present perpetu, essent de penes
El començ d’una altra pàgina dels horòscops, de la fulla pelegrina del temps.
Els teoremes manquen de vasos seminals, la matemàtica és de penes
Fosca pedrenyera on no cap la nostra mateixa estatura.
És ahir, hui, la hipotenusa on la nostra matèria es féu veu.
És ahir, hui, el riu on brollen les parets, els rostres traïts,
Les culleres de la tempesta, la set necessària per a beure’t…
És ahir, hui, l’estrella lligada a les temples, la marca rocosa de la taula,
La rampa de nostres ocells, el port duplicat a l’oceà…
Baratària, 11.X.2009







Después, el pasado







Todo es página en blanco, acaso, antes de revelarse todo.
Saber que existimos en la noche y la duda, después recuerdo,
Relámpagos de asedio en la memoria, signos que nos marcan
O repiten nombres, sombras que se lloran en la postrera lágrima,
Espinas dolientes en la luna de los cabellos.
Nos uncimos al vuelo para después convertirnos en descenso.
—Cualquier presente opulento lleva consigo el frágil deterioro
De la transpiración y el pálpito vivido de la hoja.
Aún así, en el atrio de los pétalos los jazmines son templos,
El lecho todavía un invernadero dominical donde los gallos cantan
Sus aforismos. —Víspera del cierzo incontenible.
Luego de cautivar los himnos del gozo entre las manos,
Los relámpagos arrebatados de los caminos, iluminar la tormenta
Sin la escoria de la ciudad,
La mirada de aquí se destiñe en la boca: —Las simetrías cambian de risa.
Las ideas. Y hasta el necesario tiempo de bordar al País con la sonrisa.
¿Tienen algún sentido los colores derretidos en la sangre,
La deformación vacilante, antes camino de las altas antorchas?
—Uno no es indispensable para la vida o para la muerte. Las puertas
A mentido son cómplices del follaje y las heridas; son la boca obsesa
Sin nombrarte, la arena en los dedos, el viento fúnebre de los caballos
Alados, el verano del estallido en las quemaduras…
[“en todas las cosas el deseo de inventar la aproximación más delicada y
Toda la belleza está en su insuficiencia.
Yo te veo. Pero estoy continuado a todos los seres que te ven.
No se devuelve lo que se ha recibido.
Y como todas las cosas de ti
Han recibido el ser, …
¡Así la voz con la que yo hago de ti palabras externas!”]

No puedo nombrar este fardo de guijarros sumergidos en el árbol de los ojos,
Ni en este soplo de luz creadora que te nombra,
Que te hace, que te construye y te vuelve indeleble pese a la fugacidad
Del agua en la violenta lluvia de la creación.
En el mapa de los sahumerios también hay surcos. También ventanas.
Un día sólo seremos la dilatada ola en los pies,
Hartos de la entraña, de los alambiques, de los toneles líquidos del mar.
Habrá hollín sobre la carretera de los pájaros,
Quizá crueles manos amarillas envueltas por la bruma de la tierra.
Es así como nos veremos después, cuerpos de arcilla.
Largos golpes posesos de la noche, techos de ceniza en las espigas,
Diremos que sembramos semillas en la desnudez total y no es cierto.
—¿Qué diremos de la libertad en la cruz nuestra?
Toda una vida pensando en el presente perpetuo, siendo apenas
El comienzo de otra página de los horóscopos, de la hoja peregrina del tiempo.
Los teoremas carecen de vasos seminales, la matemática es apenas
Oscuro pedernal donde no cabe nuestra propia estatura.
Es ayer, hoy, la hipotenusa donde nuestra materia se hizo voz.
Es ayer, hoy, el río donde brotan las paredes, los rostros traicionados,
Las cucharas de la tempestad, la sed necesaria para beberte…
Es ayer, hoy, la estrella ligada a las sienes, la marca rocosa de la mesa,
La rampa de nuestros pájaros, el puerto duplicado en el océano…
Barataria, 11.X.2009
________________
Todos los poemas el poema. André Cruchaga lo sabe. El acto de creación: el deseo de inventar la aproximación más delicada a la belleza de la amada, pues en ella está la génesis de todas las cosas.

André Cruchaga se sitúa así, inicialmente, en la onda del idealismo fundacional de la lírica. Pero no cabe equivocarse, más allá de los principios, está la estrategia, el recordatorio del deseo –si se quiere: el impulso, la madre de todas las batallas poéticas- para alcanzar el teorema, la matemática capaz de resolver, a la vez, la fusión con el cosmos en celo y la resolución de la página en blanco.

Es éste uno de los mecanismos sorpresivos de la escritura en André Cruchaga, la ciencia de los números al servicio de los menesteres acuciantes del deseo. La vieja y renovada palanca que mueve al mundo.

Un deseo capaz de incendiar el cénit y el nadir y fundirse en el universo. Y, al menos, sí en el cosmos poético en el que el poeta alumbra sus poemas. Un deseo, sin embargo, que se enraíza en los tiempos del Tiempo. Curioso, pues, que en el interior del poema André hable del tiempo perpetuo, como si desde el subconsciente aflorasen aquellos célebres versos del Burnt Norton (Four Quartets) de T.S. Eliot:

Time present and time past
Are both perhaps present in time future,
And time future contained in time past.
If all time is eternally present
All time is unredeemable.

Pero ese ‘presente perpetuo’ cruchaguiano es el espejismo del deseo. La realidad del poeta, la insatisfacción del poeta -y su deterioro anímico, como él mismo confiesa- llevan al pórtico semántico del poema, su blasón y título: “después, el pasado”. No sólo se trata de un hallazgo del chispazo o relámpago que produce esa combinatoria que, a lo más, se resuelve como siglos antes lo hiciera Jorge Manrique en sus Coplas (cualquiere tiempo pasado/ fue mejor. //Pues si vemos lo presente/ cómo en un punto s'es ido / e acabado, /si juzgamos sabiamente,/ daremos lo non venido /por passado.), sino también del aviso de que el tiempo fagocita como el Amor.

André Cruchaga toma la idea de uno de los grandes del Surrrealismo, René Char, L’appât des bêtes, creo recordar, que no es sino una lectura profana de la eucaristía o buena cena, y la reelabora. Nada menos que acá hay ‘cucharas de la tempestad’, ‘sed necesaria’ para beber la amada y la señal o ‘marca rocosa de la mesa’…

Todo un desayuno o cena en medio de la Naturaleza. Una devoración salvaje: ríos, estrellas, pájaros. E inconmensurable, como el océano:

Es ayer, hoy, la hipotenusa donde nuestra materia se hizo voz.
Es ayer, hoy, el río donde brotan las paredes, los rostros traicionados,
Las cucharas de la tempestad, la sed necesaria para beberte…
Es ayer, hoy, la estrella ligada a las sienes, la marca rocosa de la mesa,
La rampa de nuestros pájaros, el puerto duplicado en el océano

Pere Bessó,
Valencia, 11.X.2009

domingo, 11 de octubre de 2009

Confusió de la nit- poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó

Cuervos, fotografía "Fondos y pantallas"






Confusió de la nit
poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó





Mientras siga encendida mi casa vivirá…
ROBERTO FERNÁNDEZ RETAMAR





Camí embriagat pels bous de la nit. Sempre creguí
Normal caminar entre els corbs. Repartir foscor
Als clots de les antípodes, desenterrar el cel de la nostàlgia
Mentre camine mullat per tot l’insòlit de l’Univers.
De tota manera l’instint assumeix els seus mateixos diluvis:
Els presents i els vinents, la foscor dels parents
I els cavalls amb ales trotant damunt dels engonals.
En el pòl·len desfet dels sutze, en les fàtues finestres o portes,
El llibre expectant del fred,
El rober caoba dels somnis,
Les paraules de sobte tastant allò real,
La tortura gotejant en l’alé com un caramell, el gust pel ritme
D’allò hieràtic i la promptitud de la set alçada al cos.
En la rònega gota de llum dels ocells, el niu com cripta
En el desficaci de les temples, —rovell entumit a les mans,
Sense més suspens que el fil penjat de l’ebriesa.
Subtilment els muriacs ressusciten del seu mateix llençol,
I ofereixen un ensinistrat vol de violins, o a la millor sàdic vent
De sicaris on les ombres juguen a mossegar els cabells.
[“Em costa treball recordar quan aparegueres…
I començares a reaparéixer i a agafar camins com rius
I fins i tot anticipares
Una cascada de foc en la penombra de la nit, créixer, bategar,
Volar cap al mar”…]
Nosaltres en l’obsessió, apilotem llàgrimes i gola.
Ens banyem en la rabiosa caverna del dubte, en l’estupor punxant
D’allò quotidià, en els gavinets que s’alimenten de la història.
Confusos en la nit, passem del minut de temptació,
A la densitat feixuga de les enciclopèdies, a l’enyorament alienat
Dels naips, als ulls sense trencar l’alba al cos.
La nit és densa com els peixos obscurs del silenci a la sang.
En la gangrena de la llengua, les paraules fetes pedres a la boca.
La ràfega és de penes un badall a la ciutat.
—Nosaltres, menys, en el destí dels arrels.
La sina trencada sense l’aureola de la llengua, breu pàlpit sense poltres,
Llit on es juga als anells de l’aigua, a l’aire contingut en les túniques.
Un dia està prop a la turbulència de les bresques.
Vivim així la imminència de la confusió, al zum-zum de la fulla grisa.
Als dits, el seguici vençut de la carn, la llet pelegrina de l’oscur,
Els llibres polèmics que travessaren el planisferi,
El fruit divagant a esquenes dels gira-sols a la golfa de l’arcà.
La nit em naix en el mandat dels còdols. —Estèril saliva
De les llànties, quan damunt de les teules hi ha cluqueigs,
Quan la porta principal de la confusió ens posa el seu ferri braçalet.
Així doncs, en la ceguesa, hostil barca de nàufrags,
Dec conjurar contra els penya-segats del desastre,
Dec, tanmateix, viure per a nomenar-te, per a sostindre’t
Fins al meu darrer vers…
Baratària, 11.X.2009







Confusión de la noche





Mientras siga encendida mi casa vivirá…
ROBERTO FERNÁNDEZ RETAMAR




Camino embriagado por los toros de la noche. Siempre creí
Normal caminar entre los cuervos. Repartir oscuridad
En los hoyos de las antípodas, desenterrar el cielo de la nostalgia
Mientras camino mojado por todo lo insólito del Universo.
De todos modos el instinto asume sus propios diluvios:
Los presentes y los venideros, la oscuridad de los deudos
Y los caballos con alas trotando sobre las ingles.
En el polen deshecho del hollín, en las fatuas ventanas o puertas,
El libro expectante del frío,
El ropero caoba de los sueños,
Las palabras de súbito catando lo real,
La tortura goteando en el aliento como un carámbano, el gusto por el ritmo
De lo hierático y la prontitud de la sed alzada al cuerpo.
En la gota apenas de luz de los pájaros, el nido como cripta
En la desazón de las sienes, —herrumbre entumecida en las manos,
Sin más suspenso que el hilo colgado de la ebriedad.
Sutilmente los murciélagos resucitan de su propia sábana,
Y ofrecen un amaestrado vuelo de violines, o a lo mejor sádico viento
De sicarios donde las sombras juegan a morder los cabellos.
[“Me cuesta trabajo recordar cuándo apareciste…
Y empezaste a reaparecer y a tomar caminos como ríos
Y hasta anticipaste
Una cascada de fuego en la penumbra de la noche, crecer, latir,
Volar hacia el mar”…]
Nosotros en la obsesión, apiñamos lágrimas y garganta.
Nos bañamos en la rabiosa caverna de la duda, en el estupor punzante
De lo cotidiano, en los cuchillos que se alimentan de la historia.
Confusos en la noche, pasamos del minuto de tentación,
A la densidad estúpida de las enciclopedias, a la añoranza enajenada
De los naipes, a los ojos sin amanecer en el cuerpo.
La noche es densa como los peces oscuros del silencio en la sangre.
En la gangrena de la lengua, las palabras vueltas piedras en la boca.
La ráfaga es apenas un bostezo en la ciudad.
—Nosotros, menos, en el destino de las raíces.
El seno roto sin la aureola de la lengua, breve pálpito sin potros,
Cauce donde se juega a los anillos del agua, al aire contenido en las túnicas.
Un día está próximo a la turbulencia de los panales.
Vivimos así la inminencia de la confusión, al zumbido de la hoja gris.
En los dedos, el cortejo vencido de la carne, la leche peregrina de los oscuro,
Los libros polémicos que atravesaron el planisferio,
El fruto divagando a espalda de los girasoles en el desván del arcano.
La noche me nace en el mandato de los guijarros. —Estéril saliva
De las lámparas, cuando encima de las tejas hay graznidos,
Cuando la puerta principal de la confusión nos pone su férreo brazalete.
Así pues, en la ceguera, hostil barca de náufragos,
Debo conjurar contra los acantilados del desastre,
Debo, sin embargo, vivir para nombrarte, para sostenerte hasta
En mi último verso…
Barataria, 11.X.2009
________________
André:

Al fin he acabado este poema, más difícil que otros que ya te traduje, pero no creas que lo es por su léxico o por su estructura formal, no. Me detuve en la reflexión de tu ayuntamiento del toro con el cuervo. Ni en la fábula grecolatina ni en los falsos esopos que yo recuerde. El cuervo, más llano que el águila, el halcón o el azor. Pero, en cambio, hermano de la graja y el arrendajo, por lo que se refiere a su tratamiento en poesía. Y tampoco hay que olvidarse del amigo Poe quien lo retomó del intramundo de los plebeyos para ubicarlo a la altura de mansiones y destinos insospechados. Habré de volver sobre ello, aunque sea oyendo el delicioso tema musical de Blue jar away -homenaje al arrendajo azul- de los Beatles ¿Y de toro? ¿Qué pinta el toro en tu poesía? Acá en el habla popular hay muchos dichos bovinos, desde el que refiere la fuerza física y sexual de los astados hasta el que dice la mudanza de espíritu del amante encelado. Sin embargo, prefiero recordar, amigo mío, aquellos versos del maestro Ausiàs March (a los que acompaño una de tantas versiones, pero ésta plausible):

Sí com lo taur se'n va fuit pel desert
quan és sobrat per son semblant qui el força
ne torna mai fins ha cobrada força
per destruir aquell qui l'ha desert,
tot enaixí em cové llunyar de vós,
car vostre gest mon esforç ha confús:
no tornaré fins del tot haja fus
la gran paor qui em tol ser delitós.

COMO EL TORO...

Como el toro que huido va al desierto,
por su igual derrotado, que le fuerza,
y no vuelve sin antes cobrar fuerza
por destruir al que antes le ofendió,
así de vos conviene que me aleje,
pues vuestro gesto confundió a mi arrojo;
no volveré hasta que haya domeñado
el gran temor que priva mi deleite.

lunes, 5 de octubre de 2009

Assonàncies- poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó

Dolen les fulles de l’ametler quan cauen en la boira i no al balcó
Dels teus mugrons, i no a l’estrella del teu melic.

Fotografía tomada de: "Traslacortina"








Assonàncies
poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó





Epilepsia en las alturas
Dios deposita sus injurias en los pararrayos…
GUILLERMO DE TORRE






Rares vegades els periòdics donen notícies falagueres. Mentre els uns
Malversen fons; els altres, el temps en Comissions i tribunes.
Així es construeix la pau social, encara que mai no arribe la justícia a les nostres
Mans. La lluita és incessant en aquesta boira dels horaris:
Cantem, cridem, somiem.
La soledat inventa vaixells matutins;
La pluja cabells grisos sobre l’horitzó.
Des d’aqueix balcó del temps lliure les meues batalles: Ací tants records
En aquesta casa buida,
Dolen les fulles de l’ametler quan cauen en la boira i no al balcó
Dels teus mugrons, i no a l’estrella del teu melic.
[De tota manera així ho escric diàriament al meu quadern de poesia:
Cada record es fa un hivern estrany.
Tu i jo ho sabem mentre naixem en una establa.
Sempre són així els glops de la vida. Les vesprades a la fita d’un glop
De whisky, en la pietat que necessite sense assonàncies.
En ocasions el teu rostre està cobert per llenços de Tànatos.
Un dia pintaré a l’oli l’imperible: serà ocre aquest gest d’humanitat,
Serà íntima aquesta fletxa de llum a les finestres.
Serà espiga aquest esquinçament d’allò sembrat.
Serà forcat l’esperó de les maçoneries.
Un paraigües cobrint el costat. Un rostre etern en la meua ombra].
En ocasions la plusvàlua tan sols és tangible en els horrors de la guerra;
No necessàriament als barrilets del folklore nacional,
No en les variants fonològiques del nostre lèxic.
El llenguatge col·loquial sempre em condueix a les pupuses, a la xixa,
L’ixcanal, als caites i a tantes toponímies del Cuscatlan
De don Pedro Geoffroy Rivas.
Ara aqueixes paraules no es diuen als discursos protocolaris.
Ni tan sols els ocells s’aturen als forcons dels gira-sols.
Encara que és clar que continua sobrant la misèria als televisors,
Els papers enllaunats de les dissidències,
La fastuositat en les comitives amb ulleres antisolars i anticorrosives,
Mentre la fam palpebreja
A les lloses babèliques de la ideologia.
Les imatges diàries abasten per a celebrar aniversaris.
Els migdies estàn destinats a les telenovel·les i no a l’historic chanel,
No a la mà que desfaça la substància somorta de tots els dies,
Ni al canon estròfic dels teulats.
[Veges com la memòria desvetla les nostres utopies. Ara lúcids, salvant
Almenys els records, la quotidianitat dels parcs,
El viatge damunt de les aigües que assumim com certes i sentides,
La densitat dels trens,
El perenne camí del desencaminament,
La llum que encara és tempesta en el deliri de saber-nos vius,
El mormoleig al pit com sol desvetlat als teus cabells negres].
En l’alé del carbó no caben les finestres. Cadascú inventa
Eixams de paraules en l’anonimat.
Odie la lògica dels postulats ètics a l’espill de la cendra.
Per això, amb els meus judicis folls, només aguaite la muntanya russa dels pètals,
I compte els hivernacles del pensament
En els globus de l’aire amb les seues arenes fatigades.
Baratària, 04.X.2009






Asonancias





Epilepsia en las alturas
Dios deposita sus injurias en los pararrayos…
GUILLERMO DE TORRE




Raras veces los periódicos dan noticias halagüeñas. Mientras unos
Malversan fondos; otros, el tiempo en Comisiones y tribunas.
Así se construye la paz social, aunque nunca llegue la justicia a nuestras
Manos. La lucha es incesante en esta niebla de los horarios:
Cantamos, gritamos, soñamos.
La soledad inventa barcos matutinos;
La lluvia cabellos grises sobre el horizonte.
Desde ese balcón del tiempo libro mis batallas: Aquí tantos recuerdos
En esta casa vacía,
Duelen las hojas del almendro cuando caen en la niebla y no en el balcón
De tus pezones, y no en la estrella de tu ombligo.
[De todas maneras así lo escribo a diario en mi cuaderno de poesía:
Cada recuerdo se hace un invierno extraño.
Vos y yo lo sabemos mientras nacemos en un establo.
Siempre son así los tragos de la vida. Las tardes en el mojón de un trago
De whisky, en la piedad que necesito sin asonancias.
En ocasiones tu rostro está cubierto por lienzos de Tánatos.
Un día pintaré al óleo lo imperecedero: será ocre este gesto de humanidad,
Será íntima esta flecha de luz en las ventanas.
Será espiga este desgarramiento de lo sembrado.
Será arado el espolón de las mamposterías.
Un paraguas cubriendo el costado. Un rostro eterno en m i sombra].
En ocasiones la plusvalía sólo es tangible en los horrores de la guerra;
No necesariamente en los barriletes del folclor nacional,
No en las variantes fonológicas de nuestro léxico.
El lenguaje coloquial siempre me conduce a las pupusas, a la chicha,
El ixcanal, a los caites y a tantas toponimias del Cuscatlán
De don Pedro Geoffroy Rivas.
Ahora esas palabras no se dicen en los discursos protocolarios.
Ni siquiera los pájaros se paran en los horcones de los girasoles.
Aunque desde luego sigue sobrando la miseria en los televisores,
Los papeles enlatados de las disidencias,
La fastuosidad en las comitivas con lentes antisolares y anticorrosivas,
Mientras el hambre parpadea
En las losas babélicas de la ideología.
Las imágenes diarias son suficientes para celebrar cumpleaños.
Lo mediodías están destinados a las telenovelas y no al historic chanel,
No a la mano que deshaga la sustancia mortecina de todos los días,
Ni al canon estrófico de los tejados.
[Ves cómo la memoria desvela nuestras utopías. Ahora lúcidos, salvando
Al menos los recuerdos, la cotidianeidad de los parques,
El viaje sobre las aguas que asumimos como ciertas y sentidas,
La densidad de los trenes,
El perenne camino del desvarío,
La luz que aún es tempestad en el delirio de sabernos vivos,
El murmullo en el pecho como sol desvelado en tus cabellos negros].
En el aliento del carbón no caben las ventanas. Cada quien inventa
Enjambres de palabras en el anonimato.
Odio la lógica de los postulados éticos en el espejo de la ceniza.
Por eso, con mis juicios locos, sólo acecho la montaña rusa de los pétalos,
Y cuento los invernaderos del pensamiento
En los globos del aire con sus arenas fatigadas.
Barataria, 04.X.2009
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Amigo Cru:
Excelente poema que me conmina olisquear por tus versos:
El viejo topos garcilasista de asomarse al portal de los senos de la amada y que un voyeur Garci Laso disculpa y justifica en el soneto XXII por acercarse a contemplar el umbral del alma:

Con ansia estrema de mirar qué tiene
vuestro pecho escondido allá en su centro,
y ver si a lo de afuera lo de adentro
en apariencia y ser igual conviene,
en él puse la vista; mas detiene
de vuestra hermosura el duro encuentro
mis ojos, y no pasan tan adentro,
que miren lo que el alma en sí contiene.
Y así, se quedan tristes en la puerta
hecha por mi dolor, con esa mano,
que aun a su mismo pecho no perdona;
Donde vi claro mi esperanza muerta,
y el golpe que os hizo amor en vano
'non esservi passato oltra la gonna'.

Acá y ahora en el poema de Cruchaga se convierte en un muy poco convencional Himno a la Noche con tanta carga erótica como la que culminaba en clímax oculto el último verso tomado de Petrarca para sentenciar el soneto: ‘non esservi passato oltra la gonna’

Asomarse al balcón de los pezones de la dama morena para contemplar la estrella del ombligo. Los tiempos cambian y no en balde ha pasado medio milenio desde entonces. Nunca Garcilaso hubiera osado hablar del ombligo de la amada, aunque fuere a través del subterfugio menesteroso de la metafórica estrella.

Duelen las hojas del almendro cuando caen en la niebla y no en el balcón
De tus pezones, y no en la estrella de tu ombligo.

Por otro lado, ese clasicismo latente en el background poético de André Cruchaga se advierte también en la elección simbólica de las hojas del almendro.

Recordemos una canción de la lírica tradicional castellana (bien que en estructura de villancico e influencia galaicoportuguesa), atribuida por algunos a Juan Vásquez, aunque otros lo consideren mero recopilador:

Ya florecen los árboles, Juan:
¡mala seré de guardar!

Ya florecen los almendros
y los amores en ellos, Juan,
mala seré de guardar.

Ya florecen los árboles, Juan:
¡mala seré de guardar!

Bien que acá esas flores del almendro son de arraigo seminal, y se duelen en el extravío y el desconcierto de la bruma o niebla, pues que no alcanzan puerto seguro, el balcón, el portal, el justo centro: la aureola, los pezones (o el mismísimo ombligo*), quedando, como no habría querido el gran poeta Luis Rosales, la casa vacía.

*Lo que en una interpretación osada -y no poco descarada por descubierta- llevaría a pensar en la eyaculación poética del amigo Cruchaga entre los senos de la amada. Más aún, tal práctica de física amorosa podría llevar sobreentendida la eyaculación poética en el ombligo, tal cual, in media res, o como metáfora de género próximo, tal como estudió el profesor Víctor Bodini. En todo caso, puestos a aventurar, los pétalos u hojas de almendro siempre caerían ante portam. Es decir, Cruchaga mantendría in extremis, como se quiere el canon, la doncellez de la amada. Extemporáneamente habría de acudir a la extraordinaria lectura del profesor Blecua en referencia a la Aminta de Quevedo y el topos “la mano que cubre”. La mano amiga que aparecerá un día más temprano que tarde en el universo erótico de Cruchaga…
André Cruchaga
Valencia, 05.X.2009



sábado, 26 de septiembre de 2009

Blasfèmia del subsòl- poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó

El dia menys pensat vindràs al meu llit amb els teus llavis inextinguibles
Fotografía tomada de: "Traslacortina"







Blasfèmia del subsòl
poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó







A les temples la rosada es torna tinta de la vida. La llum és estranya
A les casseroles del foc —L’absurd també és un camí
En la penombra, una casa amb taules transcorregudes.
El desig redó del caos és ací al suor de la fatiga,
O en alguns objectes on la sal es converteix en estàtues.
L’ull és menys fidel que els pensaments confessos, que els desigs.
Algú és diferent a mi en allò relatiu a les pors:
Encara és ací l’edat dels uniformes jugant als colors,
Les hamaques en l’hivern vertical de les hores,
El trull amb el seu olor de fadrines —esteses aquestes damunt de
La gespa del gaudi. Alé de paraules estranyes i fosques.
—Mai no dorm en les nits d’hivern, al borboll de poders
Que esvaeixen els llançols.
A voltes dic que la molsa és oficiant de la nit: òbric el cofre
De l’esbufec i en segons la ràfega d’ombres és pell, o buit o arbre.
Quan trenca l’alba, la respiració té randes d’ocell.
[“En el vertader sentit hegelià, és fundamentalment contradictori a
Aquesta metafísica; la doctrina destila relacions internes;
El principi de la raó suficient és difícil de formular amb precisió.
La identitat en la diferència és impossible”…]
La negació crema en les sals de l’orfandat, en aqueix fred de contradiccions
On les libèl·lules són l’ull doble d’aquestes estovalles amb cucs.
No sé si aquest viatge cec és transitiu. O de penes el túmul d’aqueixa dona
Obrint-se a la meua mateixa tortura: —ritu irascible a les venes.
Ara recorde que dir certes coses o la veritat mateixa és un acte
Revolucionari que és clar no entumeix com l’artriti.
[El dia menys pensat vindràs al meu llit amb els teus llavis inextinguibles,
Alçarem els icebergs de la mel,
Fins a abastar la balança de l’alé, móres còncaves a la flauta
D’aquestes boques aletejants en determinat abisme.
Abisme que ens menja en la mateixa flama de la foscor,
Abisme que empra de rerafons els mocadors de l’angúnia].
En cada cercle la resina, descalça, ressuscita les seues espines.
El clímax sempre és una illa de llindes agitades. D’ombres Pàtries.
Els brolladors del tacte naixen a la farga dels espills:
—Dolen les nines als caragols de la sorra sacsada.
La carícia assedegada sense empremta de peixos, aquest món on cresc
Sense braços, sense gola, amb pètals d’afonia insomne.
La tempesta trenca les arteries de la clorofila. Trunca l’oblit
De la música, arranca els quaderns del pit.
Davall dels imminents peus de l’automatisme, Sant Salvador no té ascensors
Amb catifa roja, tampoc no es celebren els festivals de MTV,
Ni túnels humits on invadeixen les hamburgueses.
[Ací la terra és més que set i foc. Nostàlgia, tendresa desolada.
Ací et pots morir amb mi a falta de set i no passa res.
Ací et pots oblidar de mi i consumir-me en la mort.
Ací pots resuscitar als tres dies i no passa res als periòdics.
Ací, però, pots crepitar amb mi enmig de la flama
Fins a consumir-nos en la pira immolada.
Ací, tu, en la meua soledat amb la teua màgica sement, amb la teua mareselva tèbia].
Aquesta follia organitza les meues forces fins a desaparéixer en l’abisme.
Vull començar a viure l’oblit, escriure un catàleg de sabates,
O, senzillament, escriure un epitafi als teus porus, ara que
Hem entrat al “limes poshumà” del desarrelament.
Baratària, 26.IX.2009







Blasfemia del subsuelo







En las sienes el rocío se vuelve tinta de la vida. La luz es extraña
En las cacerolas del fuego —El absurdo también es un camino
En la penumbra, una casa con mesas transcurridas.
El deseo redondo del caos está aquí en el sudor de la fatiga,
O en algunos objetos donde la sal se convierte en estatuas.
El ojo es menos fiel que los pensamientos confesos, que los deseos.
Alguien es diferente a mí en lo relativo a los temores:
Todavía está aquí la edad de los uniformes jugando a los colores,
Las hamacas en el invierno vertical de las horas,
El trapiche con su olor de muchachas —tendidas éstas sobre
El césped del gozo. Aliento de palabras extrañas y oscuras.
—Jamás duermo en las noches de invierno, en el borbollón de poderes
Que desvanecen las sábanas.
A veces digo que el musgo es oficiante de la noche: abro el cofre
Del resuello y en segundos la ráfaga de sombras es piel, o vacío o árbol.
Cuando amanece la respiración tiene encajes de pájaro.
[“En el verdadero sentido hegeliano, es fundamentalmente contradictorio a
Esta metafísica; la doctrina destila relaciones internas;
El principio de la razón suficiente es difícil de formular con precisión.
La identidad en la diferencia es imposible”…]
La negación arde en las sales de la orfandad, en ese frío de contradicciones
Donde las libélulas son el ojo doble de este mantel con gusanos.
No sé si este viaje ciego es transitivo. O apenas el túmulo de esa mujer
Abriéndose a mi propia tortura: —rito irascible en las venas.
Ahora recuerdo que decir ciertas cosas o la verdad misma es un acto
Revolucionario que por supuesto no entumece como la artritis.
[Un día menos pensado vendrás a mi lecho con tus labios inextinguibles,
Levantaremos los iceberg de la miel,
Hasta alcanzar la balanza del aliento, guarumos cóncavos en la flauta
De estas bocas aleteantes en determinado abismo.
Abismo que nos come en la propia llama de la oscuridad,
Abismo que usa de trasfondo los pañuelos de la angustia].
En cada círculo la resina, descalza, resucita sus espinas.
El clímax siempre es una isla de umbrales agitados. De sombras Patrias.
Los manantiales del tacto nacen en la fragua de los espejos:
—Duelen las pupilas en los caracoles de la arena sacudida.
La caricia sedienta sin huella de peces, este mundo donde crezco
Sin brazos, sin garganta, con pétalos de afonía insomne.
La tempestad rompe las arterias de la clorofila. Trunca el olivo
De la música, arranca los cuadernos del pecho.
Bajo los inminentes pies del automatismo, San Salvador no tiene ascensores
Con alfombra roja, tampoco se celebran los festivales de MTV,
Ni túneles húmedos donde invaden las hamburguesas.
[Aquí la tierra es más que sed y fuego. Nostalgia, ternura desolada.
Aquí te puedes morir conmigo a falta de sed y nada pasa.
Aquí te puedes olvidar de mi y consumirme en la muerte.
Aquí puedes resucitar a los tres días y no pasa nada en los periódicos.
Aquí, sin embargo, puedes crepitar conmigo en medio de la flama
Hasta consumirnos en la pira inmolada.
Aquí, vos, en mi soledad con tu mágica semilla, con tu madreselva tibia].
Esta locura organiza mis fuerzas hasta desaparecer en el abismo.
Quiero empezar a vivir el olvido, escribir un catálogo de zapatos,
O, sencillamente, escribir un epitafio en tus poros, ahora que hemos
Entrado al “limes poshumano” del desarraigo…
Barataria, 26.IX.2009
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Querido Cru:

Lo he dicho en alguna que otra ocasión: tus poemas tienen versos que por sí mismos llevarían, en un aparte, a la reflexión ponderada. Son versos a peso de oro. Esta vez me quedo con el lucimiento de las aguas, esas aguas del poema que en el territorio del texto poético en lectura tradicional valen tanto como manantiales y espejos:

Los manantiales del tacto nacen en la forja de los espejos

Insistir en lo obvio resulta gratuito y en no pocas ocasiones tedioso. Explicarlo, aún más. Sin embargo, el poeta Cruchaga nos sorprende gratamente pues tiene la manera y el oficio para trabajar sorpresivamente con su personal lectura de los tópicos y las convenciones que sólo los grandes pueden usar renovadamente sin caer en el fastidio más común. Y lo hace sin aspavientos ni esparajismos que condicionen a quien se adentra en sus textos.

Sencillez, ay. Difícil sencillez.

La pura organización de los componentes sígnicos de ese verso que destaco nos lleva a detenernos, por ejemplo, en la doble metáfora de su estructura:

manantiales (A1) del tacto (B1)
forja(B2) de los espejos (A2)

Sin duda, el preciosismo de engarce de que hace gala nuestro poeta conduce al lector posible a una cruz en aspa en la ruta de la aprehensión del sentido a través del quiasmo en ausencia y pre-elaborado: la forja del tacto. Metáfora que dará de sí a lo largo de este poema y otros muchos de Cruchaga.

Ahí es nada, porque –y sólo lo dejo como apunte- la experiencia vivida o ensoñada a través del tacto precede al poema más como pura desiderata que constatación del cumplimiento del deseo. He dicho que me detengo acá, porque el lector del poema pudiere hacer(se) aguas en el enfrentamiento osado que supone reinterpretar sus propias vivencias intelectualizadas a la luz de la práctica inquisitiva que el maestro se impone en lo real escrito como trasunto y huella (húmeda) de lo real tocado. Lo real al tacto, sí, bien como fluencia y huida (‘manantial’), bien como desdoblamiento y linde (‘espejo’).

Queda, ávido lector, la forja. No nos olvidamos de la forja. La fragua, el volcán, el abismo. Eso es materia de fuego. Y me permito dejar de resbalar hoy por esas dulces hendiduras de lenguas de fuego y pétalos de madreselvas. Habré de pedirle al creador que se motive en la ensoñación: la forja de los espejos. También para ello encontrará acomodo en los umbrales del goce.

(O del subsuelo como primer escalón a la bajada del órfico André Cruchaga a los Infiernos).
Pere Bessó
Valencia, 26.IX.2009