jueves, 31 de mayo de 2018

MIRATGE

Imagen: FB de Pere Bessó






MIRATGE




Per a cada peu, una pedra al sender. O el desig esmicolat en la pols, el miratge etern de la ferida.

En la avidesa plural de la roba, agonitza la fúria dels clavells i el revés de la lluna dels cementiris.

Enmig de tanta fermentació continguda a la gola, l’oli balb dels ocells nocturns, alguna porta de taverna prostituïda.

Ningú no pot salvar l’alba sense fàrmacs.

I agregar més abismes a l’espuma o al vestit d’ombres dels caragols.

Poema d’ANDRÉ CRUCHAGA traduït en català per PERE BESSÓ





ESPEJISMO




Para cada pie, una piedra en el sendero. O el deseo hecho añicos en el polvo, el eterno espejismo de la herida.

En la avidez plural de la ropa, agoniza la furia de los claveles y el revés de la luna de los cementerios.

Entre tanta fermentación contenida en la garganta, el óleo aterido de los pájaros nocturnos, alguna puerta de taberna prostituida.

Nadie puede salvar el alba sin fármacos.

Y agregar más abismos a la espuma o al traje de sombras de los caracoles.

De “Poemas del descreimiento”, 2018.
© André Cruchaga

martes, 29 de mayo de 2018

DESANADES

Ellen Deter, Pinterest








DESANADES




Com la fragància que se’n va en l’èlitre, la teua boca en el desanar de l’interminable, comissura discreta en el meu somriure pòstum.

Riu l’obsessió de les sabates, mentre els ulls, si de cas, contemplen l’escuma umbilical de l’íntim.

Així, en reserva, retallant el meu batec.

(Admet que sovint la rauxa es prostitueix en els condons de l’insomni; i que després, només és hipòtesi la lluna al besllum de les randes. Ho saps quan les flassades no són Llàtzer i la demència busca el subsòl.)

En la dissimulació, les falses finestres del rober i l’ombra del nosaltres dolçament escapçada.

Poema d’ANDRÉ CRUCHAGA traduït en català per PERE BESSÓ




DESANDADURAS




Como la fragancia que se va en el élitro, tu boca en lo desandado de lo interminable, comisura discreta en mi sonrisa póstuma.

Ríe la obsesión de los zapatos, mientras los ojos, acaso, contemplan la espuma umbilical de lo íntimo.

Asì, en sigilo, cercenando mi pálpito.

(Admito que a menudo el arrebato se prostituye en los condones del insomnio; y que después, sólo es hipótesis la luna al trasluz de los encajes. Lo sabes cuando las cobijas no son Lázaro y la demencia busca el subsuelo.)

En el disimulo, las falsas ventanas del ropero y la sombra del nosotros dulcemente decapitada.

De “Poemas del descreimiento”, 2018.
© André Cruchaga
© Ellen Deter, Pinterest

domingo, 27 de mayo de 2018

CAVIL·LACIONS

Imagen cogida del FB de Pere Bessó






CAVIL·LACIONS




Cap a quin futur les obliqüitats de la fullaraca i els seus ara mentre discorren en el temps: vaig mut de precipicis quan el vent em persuadeix.

Les fugides sempre fan sagnar l’ànima. Llegiu el testament de les meues cicatrius i els trencs d’alba sense sabates del somriure.

Pel que sembla no ens serveix l’infinitiu dels ulls, ni els embarcaments sordmuts de l’alé.

(Un inventa hores, ulls, fotografies i crisantems. Vivim en l’engany i en la morositat de l’intangible. Després la sal i la seua fogaina de salmorra.)…

Poema d’ANDRÉ CRUCHAGA traduït en català per PERE BESSÓ




CAVILACIONES




Hacia qué futuro las oblicuidades de la hojarasca y sus ahoras mientras discurren en el tiempo: voy mudo de precipicios cuando el viento me persuade.

Siempre las huidas hacen sangrar el alma. Leed el testamento de mis cicatrices y los amaneceres sin zapatos de la sonrisa.

Al parecer no nos sirve el infinitivo de los ojos, ni los embarques sordomudos del aliento.

(Uno inventa horas, ojos, fotografías y crisantemos cercenados. Vivimos en el engaño y en la morosidad de lo intangible. Luego la sal y su fogata de salmuera.)…

De “Poemas del descreimiento”, 2018
© André Cruchaga

jueves, 24 de mayo de 2018

EL GUSANO Y LA ROSA: BREVE ACERCAMIENTO AL ARTE DE MORIR DE ANDRÉ CRUCHAGA*

© André Cruchaga: Ars moriendi






EL GUSANO Y LA ROSA:
BREVE ACERCAMIENTO AL ARTE DE MORIR
DE ANDRÉ CRUCHAGA*




Por Josué Andrés Moz




Porque vivir es morir constantemente
y cada sílaba pronunciada predice
el punto final.
-Eliot Preston-

Todo poema corre el riesgo de
carecer de sentido y no sería
nada sin ese riesgo.
-J. Derrida-

Qué es el hombre
Pregunta la mano que escribe.
-Leopoldo María Panero-





André Cruchaga, uno de los poetas contemporáneos más prolíficos e interesantes de El Salvador, forma parte de aquellos autores que mantienen palpitando la vena surrealista en su producción literaria de los últimos 10 años, mientras que de manera simultánea busca reinventarse sobre la base de su propio código lingüístico y conceptual.

Ars Moriendi, libro de reciente factura y el que nos ocupa en esta ocasión, abre con una pareja de epígrafes pertenecientes a dos autores representativos del surrealismo, siendo estos André Bretón, fundador y redactor del manifiesto estético-literario y Pedro García Cabrera, poeta canario coetáneo de la Generación del 27, quien asimiló las raíces de la vanguardia; a través de ellos, el poeta declara el tono pesimista y delirante de su nueva propuesta.

Este poemario, estructurado de manera predominante por poemas escritos en verso libre y únicamente por tres poemas en prosa, resulta –como esboza en su título – un monumento de la visión particular del autor para afrontar la muerte, su concepción de la misma y la forma en que esto se relaciona con sus experiencias vitales, con la memoria y con el proceso creativo. Lo dicho hasta el momento abre paso para explorar el plano del contenido, donde inicialmente el poeta se cuestiona  acerca de la condición humana cuando se está condenado a vivir en un país como El Salvador,  donde declara que nadie saldrá ileso por más amor que le tenga a esta tierra, posteriormente, es posible identificar la infancia como puerta a la soledad, como el génesis de lo terrible tal como ocurre en el poema ‘‘Destino de trenes’’e inmediatamente el pesimismo del  hombre nacido escombro reflejado en el poema ‘‘Puerta amanecida’’, hasta acá, los poemas son enunciados desde la individualidad del ‘‘yo’’, hasta llegar al poema ‘‘Salvación de la armonía’’, en el cual
 se da el cambio a un ‘‘nosotros’’, que se va alternando en el resto del libro.  Más adelante nos encontramos con poemas que datan sobre la vejez,  la negación de la eternidad, la inutilidad de la esperanza y la construcción de la identidad a partir del dolor además de la presencia constante de la pérdida y la derrota. A estos los acompaña un ritmo marcado por estrofas breves o extensas, por ideas que concluyen en un verso, por versos con tono sentencioso y en muchas ocasiones por la enumeración, la cual entrega mayor dinamismo.

De especial atención, resultan los poemas no enumerados y bautizados con el título del libro, hablo de los cinco ‘‘Ars moriendi’’ donde se puede definir al primero como una declaración de desapego a lo terrenal, tanto a lo material como a lo afectivo y se visualiza en su término: la intención de devolver a la tierra el tiempo recibido, luego el segundo que transita por la costumbre hacia la muerte como en las palabras del poeta norteamericano Eliot Preston, el tercero por las virtudes de afrontar la muerte desde el espíritu de niño, el cuarto (y particularmente mi favorito), circula por el aprender a morir a través de la tortura constante y apoyado por el epígrafe de Jacinta Escudos donde la idea principal es aprender a sentir el dolor para recordar que se está vivo, y finalmente, el quinto de la serie resulta más sereno y parco al decir que está listo para morir en cualquier momento.

En el plano de la forma, se revela un recurso que podría definirse como una segunda voz, o como la voz inconsciente que se encarga de entregar leves y esporádicas luces en algunos de los poemas, cumpliendo además con el papel de sacudir al lector en medio del discurso poético. Esta voz se identifica a partir de la letra cursiva encapsulada entre paréntesis y permite (sin ser explicativa) dirigir la atención a ciertos elementos que en primera instancia podrían pasar desapercibidos.

 La lectura que exige ‘‘Ars Moriendi’’ es una lectura cuidadosa y pausada, una lectura donde el interpretante sea capaz de identificar cuando el poeta nombra las acciones, conceptos y sensaciones a través de los objetos que están en función de estas o que poseen características afines, algunos ejemplos de ello son: utilizar la sal en reemplazo del llanto, los relojes en consecuencia del tiempo, los pañuelos por la tristeza, las bóvedas para un pasado oculto y difuso en la memoria, la semillas (la mayoría de las veces) como génesis, los insectos para nombrar las cosas pequeña, la harina equivalente a la ceguera y por supuesto la mutación de estos mismos elementos acordes al contexto del poema ejecutado. Es también interesante, ver cómo algunos de los elementos que oscilan en la obra, son particulares de países centroamericanos, al menos en su forma de ser nombrados, entre estos tendríamos: el talpetate, el guacal, el matorral, el tapial, los cuáles  podrían guardar una intención de adscripción identitaria.

Para cerrar  este breve acercamiento, es necesario recordar que el poemario es dinámico, en el sentido que algunos conceptos como el hecho de lamentar que el poeta no tendrá el tiempo suficiente para escribir todo lo que desearía, cambia radicalmente en el poema que cierra el libro, es decir ‘‘La muerte del poema’’ que a todas luces es una ars poética donde Cruchaga reflexiona más hondamente sobre la edad y aquello que se quedará sin ser dicho en la obra interrumpida por el ciclo natural de la vida, para mí, este es uno de los poemas mejor logrados de todo el libro y el más maduro que contiene en su nómina de escritura automática. La poesía de André, al ser desbordante puede coquetear con la idea de la nada en muchas ocasiones y confundir al lector en sus pasillos herméticos, pero paralelo a ello, nos encontramos con la seguridad de que como aquel que habita El Salvador y no sale ileso, tampoco lo harán quienes transiten por las páginas de este libro.


Josué Andrés Moz,
Poeta salvadoreño,
San Salvador, 23 de mayo de 2018






*Presentación de “Ars moriendi”, en los Tacos de Paco, el día 23 de mayo de 2018. San Salvador.

martes, 22 de mayo de 2018

POESÍA SIN ANESTESIA

© André Cruchaga





(Reseña)

POESÍA SIN ANESTESIA



Por Juan Calero




Después de haber leído Calles/ Carrers, de momento, su penúltimo y bellísimo libro, ¿qué nos puede deparar André Cruchaga tras el título en latín Ars Moriendi?
                                                                       
Para conocer la obra de uno de los poetas más significativos de nuestros tiempos, hay que situarlo en un pequeño país centroamericano, El Salvador; un territorio convulso entre guerras y guerrillas interminables, estremecido social y naturalmente por estar enclavado a los pies del Cinturón de Fuego, en la costa más difícil del Pacífico. Tanta muerte en vano,  y un poeta, dedicado al arte más noble, como la  docencia, quizás, sorteando espantos de palabras gastadas por tanta lluvia, entresacando belleza contra el páramo en medio de ese panorama desolador de la violencia, sorteando su piel contra la aridez de la locura bajo la lluvia, que no es lluvia, porque no moja, son piedras filosas que rajan como penas, el dolor por tanto riesgo.

Ars Moriendi significa, el arte de morir. Este título fue acuñado por primera vez en la primera mitad siglo XV a la unión de dos textos interrelacionados, en latín, que contienen consejos sobre los protocolos y procedimientos para una buena muerte y sobre cómo morir bien, de acuerdo con los preceptos cristianos de finales de la Edad Media, durante un período en el que los horrores de la peste negra y los consecuentes levantamientos populares estaban muy presentes en la sociedad.

Leer a Cruchaga es entregarse a un campo minado.

La poesía nos ayuda a adentrarnos en el mundo personal o imaginario de los autores, y a su vez, adentrarnos durante años en la obra de determinados autores nos ayudará a mejorar nuestra percepción de la literatura.

Como Góngora en su tiempo, la obra de Cruchaga quizás no corresponda a la Vanguardia poética de nuestros días, sino que va más allá y supera los límites de nuestra paciencia. Su obra podemos traducirla como fragmentos de vivencias sociales. Dentro de cada poema, como en parte de su obra también hay amor más allá del amor, no solo el amor a un cuerpo desnudo, sino al amor de esa escasa porción que nos toca y cada día se renueva con sus múltiples caras.

Atesoro varias de sus publicaciones en papel de su ya tan dilatada obra, como también confieso llevar alimentando un archivo con aquellos poemas diarios que me resultan imprescindibles. Ni él mismo sabría seleccionar diez de sus poemas, de sus alrededor seis mil ya escritos, para incorporarlo a un encargo de publicación colectiva; así me confesó una vez y me pasó esa responsable y difícil tarea.

Los poemas de Cruchaga saben a  tierra con cenizas y escombros, y qué es la vida si no los escombros con tierra y ceniza que vamos dejando a las generaciones venideras. Su obra no se caracteriza precisamente por la limpieza  puramente musical de una sinfonía de imágenes, la obra de este poeta trasciende abocada a tertulias y análisis más allá de nuestra generación. No soy el más indicado para este análisis, dado mi resumir de palabras, solo expongo una obra admirada diariamente durante años para el disfrute de los que no han tenido el placer de leerlo.

En una época, el canto, la poesía y la danza formaban parte de un único dromenon. Poco a poco fueron independizándose unas de otras, convirtiéndose en arte. En ese proceso se fueron diferenciando la poesía de la narrativa mediante el verso rimado. Whitman, el padre del verso libre, rompió los cánones creando el verso libre y éste en su proceso de renovación fue acercándose de nuevo al texto narrativo, que es lo que define la obra de Cruchaga.

Pero la obra del poeta contemporáneo difiere de la prosa, la buena poesía contemporánea dice algo que la prosa no podría decir en modo alguno.  Para leer a Cruchaga tenemos que derribar nuestras estructuras lógicas, debemos alcanzar una especie de estado de trance en el que las imágenes, las correspondencias y los sonidos de sus metáforas se combinan de una manera totalmente diferente.

Es tal la profusión de imágenes contrapuestas  por este poeta que sirve de materia prima para toda creación. Añade además a sus textos párrafos en cursiva, como aclarando o añadiendo otro poema dentro del mismo. Cualquier poema de Cruchaga puede ser el móvil para un corto de ciencia ficción.

La poesía es la menos técnica de las artes. Como dijera C. S. Lewis, La poesía moderna es demasiado difícil para la mayoría de la gente. Cuanto más refinado y perfecto se vuelve un instrumento para el desempeño de determinada función, es natural que menos sean las personas que necesiten, o sepan, utilizarlo. Así pasa con la poesía vanguardista, se limita cada vez más a perfeccionar formas nuevas de decir y así pierde interés el gran público ya que no está preparado a recibirlo.

La culpa no es de la poesía, ni de los poetas, sino del perfeccionamiento al andar de la primera. Para leer poesía necesitamos de un talento que se asemeja un tanto al talento de escribirla, de ahí que se cierre el círculo de lectores alrededor de la sublimación de un poeta nada comercial, con personalidad propia y estilo tocado por los dioses, como Cruchaga.

Inevitablemente este proceso es paralelo a una disminución constante del número de sus lectores. Hay quienes lo achacan al elitismo que han alcanzado los poetas, otros a los medios de información, las redes sociales, la moda…
Tomando las palabras del poeta polaco Adam Zagajewski, tras recibir el Premio Princesa de Asturias, 2017: No está de moda detenerse en medio de un prado primaveral ni la reflexión. La falta de movimiento es nociva para la salud, nos dicen los médicos. Un momento de reflexión es peligroso para la salud, hay que correr, hay que escapar de uno mismo.
Por otra parte, el sistema de enseñanza de la literatura no ayuda, sigue aprisionado por las arcaicas herramientas que ha hecho ineficaz su estudio. Qué poeta actual no sufrió en tiempos de adolescencia con aquellos clásicos impuestos. Sólo el tiempo y el amor a este oficio nos hace volver a su lectura y estudio personal. La gran mayoría no volvió a su estudio y quedó con la gris explicación del docente de turno.

Hay quien se empeña en que este vacío de lectores de poesía sea temporal y la invasión de las modas actuales de paso a otra poesía nueva o renovada y pueda volver a tener un público más masivo.

La obra conocida de André Cruchaga se rige por su honestidad al mundo que le rodea y nos hace disfrutar de ello. En mi caso, vengo siguiéndolo desde hace años sin habernos planteado una amistad literaria, luego cuando se dio el caso, surgió la admiración mutua por nuestra obra, y por supuesto, entre el mayor y el menor poeta. Que no quede duda de André Cruchaga como uno de los grandes poetas de nuestra época.



Juan Calero,
22 de mayo de 2018
Islas Canarias, España

lunes, 21 de mayo de 2018

DESCREENÇA

Imagen cogida del FB de Pere Bessó





DESCREENÇA




D’aquestes llunes mudes, les parets cegues o el cigne de paper dels antifaços, els forats esdevinguts de la tardor. 

Al fons de les oïdes plouen ciutats velles i ferides al davant de les quals no m’agenolle: he de partir abans que l’arravatament no em crucifique.

Mai no sabí purificar les aigües clavades del desempar. Mai la ruïna no fou alba: la ferida em semblà l’extermini de la rosada.

Després he marxat nu, —no ho negue— pel respons de les meues cicatrius. Adins del cos segat no hi ha mel per a beure, sinó aquests ulls enterbolits de la misèria.

—A un li toca ser caçador solitari entre multituds malèvoles.

Poema d’ANDRÉ CRUCHAGA traduït en català per PERE BESSÓ





DESCREIMIENTO




De estas mudas lunas, las paredes ciegas o el cisne de papel de los antifaces, los agujeros acaecidos del otoño. 

Al fondo de los oídos llueven ciudades viejas y heridas a las cuales no me arodillo: debo partir antes de que la saña me crucifique.

Nunca supe purificar las aguas hincadas del desamparo. Jamás la ruina fue alba: la herida me pareció el exterminio del rocío.

Después he andado desnudo, —no lo niego— entre el responso de mis cicatrices. Adentro del cuerpo segado no hay miel para beberse, sino esos ojos enturbiados de la miseria.

—A uno le toca ser cazador solitario entre multitudes aviesas.

De “Poemas del descreimiento”, 2018.
© André Cruchaga

NOIZBAIT

Imagen Pinterest





NOIZBAIT




Noizbait leku berezi batean, aingerua eta bere zauriak, haizearen ikus ezin zuhaitza, loaren ispilu ezaxolek betazal azpian desagertu ziren.

Atean edo urruntzean, nire ametsek ez diren besterik ez ditut itxarongo, baina nire behatzekin jakin naiz.

Txori bat bezala, beti saihestu izan dut hegan ez zegoen guztia.

Ahaztearen azalean nire gorputza bermatzen duen odolaren adarrak mugitzen ditu eta, eulien zentzugabea.

Norbait, berezko soinekoan askotan taupadetan dagoena.

Traducción al euskera, Eukene Lizeaga.





ALGUNA VEZ




Alguna vez, en algún sitio, el ángel y sus heridas, el árbol invisible del viento, los diversos espejos del sueño hundidos en sus párpados.

En la puerta o las ausencias, nunca esperé otra cosa que no fueran mis sueños, pero caminé descarnado con mis dedos.

Como un pájaro siempre huí de lo que no fuera vuelo.

Sobre la piel del olvido anidan las ramas de la sangre que me sostienen y el absurdo de las moscas.

Alguien, a menudo, duerme en la flor de sus cachivaches

De “Poemas del descreimiento”, 2018
© André Cruchaga

domingo, 20 de mayo de 2018

BUIDORS OFEGADES

Imagen cogida del FB de Pere Bessó





BUIDORS OFEGADES




Besí la teua pell amb tota la puresa que tenen les pulsions benignes i no fou suficient per a extingir tot l’incendi líquid de las buidors ofegades.

Travessí la claredat tèbia de les teues cuixes i els vint anys dels insomnis de l’alba i aquella orquídia irredenta, expremuda, en els meus crepuscles.

Escolte els minuts de l’escullera dels molls i l’ocell etern que vola al voltant del teu melic.

Sobre la densitat interminable de la terra creix la fuita.

—Mai no fou suficient la suor de sucre crescuda al pit, ni la violència reprimida del silenci.

(Des de llavors, a dues veus el crit del vent.)


Poema d’ANDRÉ CRUCHAGA traduït al català per Pere Bessó 





VACIEDADES AHOGADAS




Besé tu piel con toda la pureza que tienen las pulsiones benignas y no fue suficiente para apagar todo el incendio líquido de las vaciedades ahogadas.

Atravesé la claridad tibia de tus muslos y los veinte años de los insomnios del alba y aquella orquídea irredenta, exprimida, en mis crepúsculos.

Escucho los minutos del rompeolas de los muelles y al eterno pájaro que vuela alrededor de tu ombligo.

Sobre la densidad interminable de la tierra crece la fuga.

—Nunca fue suficiente el sudor de azúcar crecido en el pecho, ni la reprimida violencia del silencio.

(Desde entonces, a dos voces el grito del viento.)

De “Poemas del descreimiento”, 2018.
© André Cruchaga

LLUM IRREVOCABLE

Ioana Haitchi, 





LLUM IRREVOCABLE




A Ioana Haitchi




A les prestatgeries memorables del temps, l’ala de la paraula estesa i el seu fluir d’infinit. (Al cor de l’ull, la terra segada dels somnis i els espills que imaginem.)

A la gruta dels deliris hom percep els vertigens de l’espai.

Pesa el granit en la deriva de la pluja: en el profund, els eclipsis esguiten el tropell dels trens, mentre els peixos de l’insomni mosseguen el llindar de les finestres on la llum es fa ocell pacient i no mocador.

Així, fet el poema, només resta recordar la llegenda del descens. (Al capdavall, l’horitzó és una altra ombra, no menys certa que aquest caminar cap al sens fi.)

Poema d’ANDRÉ CRUCHAGA traduït en català per PERE BESSÓ





LUZ IRREVOCABLE




A Ioana Haitchi




En las estanterías memorables del tiempo, el ala de la palabra extendida y su fluir de infinito. (En el corazón del ojo, la tierra segada de los sueños y los espejos que uno imagina.)

En la gruta de los delirios, uno percibe los vértigos del espacio.

Pesa el granito en la deriva de la lluvia: en lo profundo, los eclipses salpican el tropel de los trenes, mientras los peces del insomnio muerden el umbral de las ventanas donde la luz se hace paciente pájaro y no pañuelo.

Así, hecho el poema, queda sólo recordar la leyenda del descenso. (Al cabo, el horizonte es otra sombra, no menos cierta que este caminar hacia el sinfín.)

De “Poemas del descreimiento”, 2018
© André Cruchaga

sábado, 19 de mayo de 2018

DESTÍ FIDEL

Imagen cogida de FB






DESTÍ FIDEL



A Elena Buldum




De fam en fam també es van incendiant els camins: copula l’alba en la migració de les paraules. Benaurades les sabates diàfanes perquè elles revelen la rosa inabastable de la llum. I aquests asfalts que desborden l’alé.

En l’ala verda de la boira, el temps arquejat de les acaballes, malgrat la voluntat d’infinit del camí. (Ulls i peus aletegen a la sinagoga del poema, entre el vent i les branques de l’ànima.)

Dins de la veu el destí i les llavors que guarda el pit.

De vegades només calla l’ànima davant de la flama i, com San Juan de la Cruz, un va acumulant oblits en la fugida. O consumint-se en pau l’entranya.

La paraula serà sempre aquest vast esquinçament de pupil·les.

(Ara ho sé, quan faig recompte dels ocells i les deshores impossibles de ruboritzar.)

Poema d’ANDRÉ CRUCHAGA traduït en català per PERE BESSÓ





FIEL DESTINO



A Elena Buldum





De hambre en hambre también se van incendiando los caminos: copula el alba en la migración de las palabras. Bienaventurados los zapatos diáfanos porque ellos desvelan la rosa inabarcable de la luz. Y esos asfaltos que desbordan el aliento.

En el ala verde de la niebla, el tiempo arqueado de postrimerías, pese a la voluntad de infinito del camino. (Ojos y pies aletean en la sinagoga del poema, entre el viento y las ramas del alma.)

Dentro de la voz el destino y las semillas que guarda el pecho.

A veces sólo calla el alma frente a la llama y, como San Juan de la Cruz, uno va acumulando olvidos en la huida. O consumiéndose en paz la entraña.

La palabra será siempre, ese vasto desgarramiento de pupilas.

(Ahora lo sé cuando hago recuento de los pájaros y las deshoras imposibles de sonrojar.)

De “Poemas del descreimiento”, 2018.
© André Cruchaga
© Pinterest