domingo, 1 de agosto de 2010

PA EN L’OMBRA DE LA FOLLIA/PAN EN LA SOMBRA DE LA LOCURA

Es preferible así, no ver en la claridad, sino en la sombra gris o negra
Del pan imposible de los paraguas. El pan del fuego luce amarillo.
Vagos túneles acarician el crepúsculo, vagas manos humean
En el horno de los sueños, —en el tejado olvidado de los sombreros
Que están en reposo o muertos de cansancio.
Imagen tomada de la red








PA EN L’OMBRA DE LA FOLLIA








Quisiera estrenar la vida cotidianamente
practicar el simultaneísmo estético-accional
y oprimir todas las mañanas
el resorte de horizontes dispares…
GUILLERMO DE TORRE







Es preferible així, no veure en la claror, sinó en l’ombra grisa o negra
Del pa impossible dels paraigües. El pa del foc lluu groc.
Túnels vagues acaronen el crepuscle, vagues mans fumegen
En el forn dels somnis, —en el teulat oblidat dels capells
Que resten en repòs o morts de cansament.
És una follia estar seré contemplant el calendari amb varices;
És una follia pensar el pa amb la nitidesa de l’arc del cel.
És una follia riure’s, encara suplesquen d’alguna manera les vitamines.
La gatzara és racional: corromp la intimitat de l’interior
Dels cantons, la porta del tedi, enmig del tedi dels carrers.
És una follia el pa sense respiració. O respirar només la idea
En una nit de llunes desordenades.
Cap a quin temps de peixos amargs ens duu l’hora d’excessius
Genolls, la immisericòrdia de la farina, abstracta multiplicació
De no sé quin diluvi, matemàtica absurda de la intempèrie.
Sempre restar ha estat una proesa. Ser, un compliment major enmig
Del bosc. No del bosc, sinó del llogaret que ens menja l’alegria.
No del pa, sinó de la fam com un filferro envellit.
No del dia, sinó de la cendra llarga del firmament, durable com
La pústula impossible de guarir. Certa com el dia o una placenta insomne.
Però, i què d’aquesta irreparable racionalitat, cadàver inevitable
I insepult, damunt del que hem de cavalcar amb la brida de les illades
A ple pulmó. Hi ha dies que són menys utòpics que les anques
D’una granota amb salsa anglesa Mccormick i maonesa i tomates
I cebes i celiandre. També hi ha paraules més afortunades que els
Periòdics, que el vertader gaudi de mossegar les estrelles.
Hi ha silencis vibràtils en el pa envellit en bosses plàstiques.
La claror desapareix quan la fam s’encabrita en la muntura
De les lloses. En l’escala sorpresiva de la panolla.
Al cap i a la fi em sembla obscé el lleny convertit en carbó, —aquesta ombra
Voraç de sempre, el perpetu ull cremant-se en el bastó de la set.
Sovint les parets consumeixen tota la molsa de les temples.
El pa oxidat per la confusió, l’albir herètic dels contraris,
La pellofa de segó sense sucre al coixí,
Aquesta follia del cine mut de Chaplin, l’esclafit habitual i sinuós
De les penitenciaries, els espills trencats en la memòria.
De res no em serveix la farina invertebrada dels cadàvers. Ací descansen
Els dards de les ungles, les mosques com cometes armats.
De res no em serveix el trellat en aquesta idiotesa de felina femta.
Baratària, o1.VIII.2010









PAN EN LA SOMBRA DE LA LOCURA








Quisiera estrenar la vida cotidianamente
practicar el simultaneísmo estético-accional
y oprimir todas las mañanas
el resorte de horizontes dispares…
GUILLERMO DE TORRE









Es preferible así, no ver en la claridad, sino en la sombra gris o negra
Del pan imposible de los paraguas. El pan del fuego luce amarillo.
Vagos túneles acarician el crepúsculo, vagas manos humean
En el horno de los sueños, —en el tejado olvidado de los sombreros
Que están en reposo o muertos de cansancio.
Es una locura estar sereno contemplando el calendario con varices;
Es una locura pensar el pan con la nitidez del arco iris.
Es una locura reírse, aunque suplan de algún modo las vitaminas.
El bullicio es racional: corrompe la intimidad del interior
De las esquinas, la puerta del tedio, en medio del tedio de las calles.
Es una locura el pan sin respiración. O respirar sólo la idea
En una noche de lunas desordenadas.
¿Hacia qué tiempo de peces amargos nos lleva la hora de excesivas
Rodillas, la inmisericordia de la harina, abstracta multiplicación
De no sé qué diluvio, matemática absurda de la intemperie.
Siempre estar ha sido una proeza. Ser, un cumplido mayor en medio
Del bosque. No del bosque, sino de la aldea que nos come la alegría.
No del pan, sino del hambre como un alambre envejecido.
No del día, sino de la ceniza larga del firmamento, durable como
La pústula imposible de curar. Cierta como el día o una placenta insomne.
Pero, y qué de esta irreparable racionalidad, cadáver inevitable
E insepulto, sobre el que hay que cabalgar con la brida de los ijares
A todo pulmón. Hay días que son menos utópicos que las ancas
De una rana con salsa inglesa Mccormick y mayonesa y tomates
Y cebollas y cilantro. También hay palabras más afortunadas que los periódicos, que el verdadero gozo de morder las estrellas.
Hay silencios vibrátiles en el pan añejado en bolsas plásticas.
La claridad desaparece cuando el hambre se encabrita en la montura
De las losas. En la escalera sorpresiva de la mazorca.
Al final me parece obsceno el leño convertido en carbón, —esta sombra
Voraz de siempre, el perpetuo ojo quemándose en el bastón de la sed.
A menudo las paredes consumen todo el musgo de las sienes.
El pan oxidado por la confusión, el albedrío herético de los contrarios,
El afrecho sin azúcar en la almohada,
Esta locura del cine mudo de Chaplin, el estallido habitual y sinuoso
De las penitenciarias, los espejos quebrados en la memoria.
De nada me sirve la harina invertebrada de los cadáveres. Ahí descansan
Los dardos de las uñas, las moscas como cometas armados.
De nada me sirve la cordura en esta idiotez de felino estiércol.
Barataria, o1.VIII.2010
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APOSTILLA, POR PERE BESSÓ
De nuevo te eleva, amigo Cru, el onirismo surrealista resuelto en un vasto campo asociativo generador de metáforas en haz a partir de una palabra tan sencilla y honesta como pan. Un pan, nuclear, simbólico nutriente del poeta que acaba siendo cascarilla del salvado o fiemo de gato.

Querido Cru, has de saber que mi papá me contaba que en la postguerra, dada la pobreza y carestía, era común el pan de cascarilla o el pan de cortezas de naranja o de peladuras de patatas...

Un 'pan' que asocias al alimento de los sentidos y, en particular, al de la vista, aunque sea cocido en el horno de los sueños y referente de milagros multiplicadores de panes y peces. Vuelves, pues, a una temática que nunca abandonas, sinó que la iteras y haces compulsiva, en ocasiones, como cuando recreas el cojín donde apoyas esos remedos de la locura. Eso permite todas esas premisas insistentes como una salmodia en cine mudo. Me encantó, amigo, esa imagen evocadora de Chaplin con la que identificas escenas de cine y poemas, mudos y solidarios a la vez. La escena de los presos queda en la memoria del niño que nunca dejamos de ser. Porque, en definitiva, Cru, anidamos a la sombra de hermosos túneles sin salida, salvo la memoria.

Un poema, pues, que remite al dicho castellano irreverente, al que hay que darle el envés: Con tu pan te lo comas.

Y es que no hay otro, y no hay vitaminas, sólo acaso, ay, ensalada de cilantros.
PereBessó