jueves, 24 de septiembre de 2009

Descaminades-poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó

el violí dels porus s’esdevé un alegro de Mozart
Fotografía tomada de "Traslacortina"






Descaminades
poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó





Todo pájaro en vuelo conoce su abismo.
PERE BESSÓ





Seguiré el camí traçat pel vent i els espills.
El capell de l’horitzó ajunta tots els meus cabells.

Les temples entre els meus mateixos límits i les de l’horitzó:
Vull un univers d’ocells per a la meua finestra; i ací
Hauràs de restar nua, mullada de cerç, perquè esmunyen
Els meus dits. Nua amb la teua pell de campanes i violes.
Nua com el tafetà blanc de les ones.
Nua amb l’orenga rosat dels teus mugrons.

—la nit al dit índex de la meua consciència, pell, pols,
A les brides de l’aigua, present imperfet als punyals
Del calendari. Per més, l’ombra fecundada es perd
A l’abisme: He renunciat als arrels.
He tornat al principi: als forats de la ferida:
—ara mateix entre al pa de la creu, al buit
Dels jardins, a l’interior de la meua batalla: a la raó
Subterrània de la llum o a aquesta gravetat inversa de l’alegria.
[Amb tot, et vull nua, encarnada a les meues mans.
Eco on el dia trafega la rauxa de l’encens,
On el violí dels porus s’esdevé un alegro de Mozart,
“l'amour, c'est l'occasion unique de morir, de prende forme
de devenir soi-mème un monde pour l'amour de l'ètre aimé”].
Nua t’assembles al Llibre Roig de Lenin,
A la pluja total del món de les fusteries,
A les ales blaves d’una milotxa encimbellada a la llum
De la canella, a les nines rebels del vent tocant campanes.
I, tanmateix, a voltes, l’estranyesa em retoç el fetge.
La nit sovint és el meu regne; l’abisme, una altra forma
Del riure; les parets, la imatge de les cortines.
El quadre de sobte es torne una peixera de pàgines:
—Quin lector llig els secrets de la vida als teus porus?
La fe meua ha filtrat els encisos dels apòstols. Sóc,
doncs,
Coneixedor d’aquests cadafals, dels penjats sense roba,
I d’aqueix ull vingut del parrac.
Ens resta a viure el gran fred de l’absència,
Potser enbrutar les faules dels cèrvols, mossegar els cantons
Dels arrels, llepar els peus de la pols com les mosques.
No sé si morirem dignament a la babel d’un excusat;
O si ans al contrari, ens arribarà el temps per a fer
Confettis, consumir-nos en la lepra d’un poema,
Tacar amb espelmes l’Esperança, o senzillament,
Fer dels nostres rostres la carronya perfecta, o la teoria
Contemplativa del fem a les estables…
Barataria, 22.IX.2009






Extravíos






Todo pájaro en vuelo conoce su abismo.
PERE BESSÓ





Seguiré el camino trazado por el viento y los espejos.
El sombrero del horizonte junta todos mis cabellos.
Quiero un universo de pájaros para mi ventana; y ahí
Deberás estar desnuda, mojada de cierzo, para que deslicen
Mis dedos. Desnuda con tu piel de campanas y alelíes.
Desnuda como el tafetán blanco de las olas.
Desnuda con el orégano rosado de tus pezones.
Las sienes entre mis propios límites y las del horizonte:
—la noche en el dedo índice de mi conciencia, piel, pulso,
En las bridas del agua, presente imperfecto en los puñales
Del calendario. Por más, la sombra fecundada se pierde
En el abismo: He renunciado a las raíces.
He vuelto al principio: a los agujeros de la herida:
—ahora mismo entro al pan de la cruz, a la oquedad
De los jardines, al interior de mi batalla: a la razón
Subterránea de la luz o a esta gravedad inversa de la alegría.
[Con todo, te quiero desnuda, encarnada en mis manos.
Eco donde el día trasiega el arrebato del incienso,
Donde el violín de los poros se vuelve un alegro de Mozart,
“l'amour, c'est l'occasion unique de morir, de prende forme
de devenir soi-mème un monde pour l'amour de l'ètre aimé”].
Desnuda te pareces al Libro Rojo de Lenin,
A la lluvia total del mundo de las carpinterías,
A las alas azules de una piscucha encumbrada en la luz
De la canela, a las pupilas rebeldes del viento tocando campanas.
Y sin embargo, a veces, la extrañeza me retuerce el hígado.
La noche a menudo es mi reino; el abismo, otra forma
De la risa; las paredes, la imagen de las cortinas.
El cuadro de repente se torna en una pecera de páginas:
—¿Qué lector lee los secretos de la vida en tus poros?
La fe mía ha filtrado los embrujos de los apósteles. Soy por tanto,
Conocedor de estos patíbulos, de los ahorcados sin ropa,
Y de ese ojo venido del andrajo.
Nos queda por vivir el gran frío de la ausencia,
Quizá ensuciar las fábulas de los ciervos, morder las esquinas
De las raíces, lamer los pies del polvo como las moscas.
No sé si moriremos dignamente en la babel de un retrete;
O si por el contrario, nos alcanzará el tiempo para hacer
Confetis, consumirnos en la lepra de un poema,
Manchar con cirios la Esperanza, o sencillamente,
Hacer de nuestros rostros la carroña perfecta, o la teoría
Contemplativa del estiércol en los establos…
Barataria, 22.IX.2009
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No sé si moriremos dignamente en la babel de un retrete…

que ya es muerte perentoria, por no hablar de ironía del destino o autocomplacencia en el feísmo de la retirada (retraite barroca) o el retrete (excusado común), tras el arribo a la conclusión que no hay lenguas altivas para la alta noche, sino retortijones de babel, y que no son meras confusiones acomodaticias. No. Y por pedir que no quede: quieres un universo de pájaros para tu ventana y que la amada esté desnuda, con piel de campanas y alhelíes, mojada de cierzo, desnuda como la espuma que sea tafetán de las olas y, por remate, con pezones rosados que sean la especia del orégano. Con esa voluntad de guiso, ya puedes perderte en la nominación de esa suerte de amada panteísta, de ese numen femenino de natura. Y así tu poema. Extravíos, en plural. Bien que eres contumaz en las insistencias del poema.

¿Teoría del conocimiento en el ojo que todo lo ve? Acá no hay una epistemología que roce el mito ni antiguos testamentos que soplen una pizca de dignidad, de modo que, al menos, superemos la torre de Babel como una doméstica piscucha. Cachirulo o milocha. Un cierto menesteroso distanciamiento que nos atisbe perspectiva. La tribulación de quien mancha la Esperanza con cirios y espermas, con candelas y heces, de quien se consume, lentamente, en el interior del poema como una nueva cárcel de amor o, válgame Cruchaga, en una leprosería.

Éste es mi poeta favorito. Amor y desamor y, si hace falta, tirar mano de los cantos de Lautréamont. O del poema de la charogne del viejo Baudelaire. No hay disyuntiva posible. Salir del espacio del poema para poder lograr el regocijo del hiemo en los establos. Poema donde haya que rubricar frente a y a despecho de los desasosegados y maledicentes que están obsesionados con la visión y lectura equívocada, más que equívoca, torpe y perezosamente desgreñada que sitúa a André Cruchaga como un poeta galante. En tiempo de crisis...

Sólo admito tal premisa en quien es/sea capaz de leer con pareja atención, delicadeza, textura y morbo poemas saturnianos o de fiestas versallescas y poemas secretos y eróticos del "culo de delante y del culo de atrás" del libertino y angelical Paul Verlaine... Y vuelve, renovado, a los poemas del amigo André Cruchaga.