lunes, 5 de octubre de 2009

Assonàncies- poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó

Dolen les fulles de l’ametler quan cauen en la boira i no al balcó
Dels teus mugrons, i no a l’estrella del teu melic.

Fotografía tomada de: "Traslacortina"








Assonàncies
poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó





Epilepsia en las alturas
Dios deposita sus injurias en los pararrayos…
GUILLERMO DE TORRE






Rares vegades els periòdics donen notícies falagueres. Mentre els uns
Malversen fons; els altres, el temps en Comissions i tribunes.
Així es construeix la pau social, encara que mai no arribe la justícia a les nostres
Mans. La lluita és incessant en aquesta boira dels horaris:
Cantem, cridem, somiem.
La soledat inventa vaixells matutins;
La pluja cabells grisos sobre l’horitzó.
Des d’aqueix balcó del temps lliure les meues batalles: Ací tants records
En aquesta casa buida,
Dolen les fulles de l’ametler quan cauen en la boira i no al balcó
Dels teus mugrons, i no a l’estrella del teu melic.
[De tota manera així ho escric diàriament al meu quadern de poesia:
Cada record es fa un hivern estrany.
Tu i jo ho sabem mentre naixem en una establa.
Sempre són així els glops de la vida. Les vesprades a la fita d’un glop
De whisky, en la pietat que necessite sense assonàncies.
En ocasions el teu rostre està cobert per llenços de Tànatos.
Un dia pintaré a l’oli l’imperible: serà ocre aquest gest d’humanitat,
Serà íntima aquesta fletxa de llum a les finestres.
Serà espiga aquest esquinçament d’allò sembrat.
Serà forcat l’esperó de les maçoneries.
Un paraigües cobrint el costat. Un rostre etern en la meua ombra].
En ocasions la plusvàlua tan sols és tangible en els horrors de la guerra;
No necessàriament als barrilets del folklore nacional,
No en les variants fonològiques del nostre lèxic.
El llenguatge col·loquial sempre em condueix a les pupuses, a la xixa,
L’ixcanal, als caites i a tantes toponímies del Cuscatlan
De don Pedro Geoffroy Rivas.
Ara aqueixes paraules no es diuen als discursos protocolaris.
Ni tan sols els ocells s’aturen als forcons dels gira-sols.
Encara que és clar que continua sobrant la misèria als televisors,
Els papers enllaunats de les dissidències,
La fastuositat en les comitives amb ulleres antisolars i anticorrosives,
Mentre la fam palpebreja
A les lloses babèliques de la ideologia.
Les imatges diàries abasten per a celebrar aniversaris.
Els migdies estàn destinats a les telenovel·les i no a l’historic chanel,
No a la mà que desfaça la substància somorta de tots els dies,
Ni al canon estròfic dels teulats.
[Veges com la memòria desvetla les nostres utopies. Ara lúcids, salvant
Almenys els records, la quotidianitat dels parcs,
El viatge damunt de les aigües que assumim com certes i sentides,
La densitat dels trens,
El perenne camí del desencaminament,
La llum que encara és tempesta en el deliri de saber-nos vius,
El mormoleig al pit com sol desvetlat als teus cabells negres].
En l’alé del carbó no caben les finestres. Cadascú inventa
Eixams de paraules en l’anonimat.
Odie la lògica dels postulats ètics a l’espill de la cendra.
Per això, amb els meus judicis folls, només aguaite la muntanya russa dels pètals,
I compte els hivernacles del pensament
En els globus de l’aire amb les seues arenes fatigades.
Baratària, 04.X.2009






Asonancias





Epilepsia en las alturas
Dios deposita sus injurias en los pararrayos…
GUILLERMO DE TORRE




Raras veces los periódicos dan noticias halagüeñas. Mientras unos
Malversan fondos; otros, el tiempo en Comisiones y tribunas.
Así se construye la paz social, aunque nunca llegue la justicia a nuestras
Manos. La lucha es incesante en esta niebla de los horarios:
Cantamos, gritamos, soñamos.
La soledad inventa barcos matutinos;
La lluvia cabellos grises sobre el horizonte.
Desde ese balcón del tiempo libro mis batallas: Aquí tantos recuerdos
En esta casa vacía,
Duelen las hojas del almendro cuando caen en la niebla y no en el balcón
De tus pezones, y no en la estrella de tu ombligo.
[De todas maneras así lo escribo a diario en mi cuaderno de poesía:
Cada recuerdo se hace un invierno extraño.
Vos y yo lo sabemos mientras nacemos en un establo.
Siempre son así los tragos de la vida. Las tardes en el mojón de un trago
De whisky, en la piedad que necesito sin asonancias.
En ocasiones tu rostro está cubierto por lienzos de Tánatos.
Un día pintaré al óleo lo imperecedero: será ocre este gesto de humanidad,
Será íntima esta flecha de luz en las ventanas.
Será espiga este desgarramiento de lo sembrado.
Será arado el espolón de las mamposterías.
Un paraguas cubriendo el costado. Un rostro eterno en m i sombra].
En ocasiones la plusvalía sólo es tangible en los horrores de la guerra;
No necesariamente en los barriletes del folclor nacional,
No en las variantes fonológicas de nuestro léxico.
El lenguaje coloquial siempre me conduce a las pupusas, a la chicha,
El ixcanal, a los caites y a tantas toponimias del Cuscatlán
De don Pedro Geoffroy Rivas.
Ahora esas palabras no se dicen en los discursos protocolarios.
Ni siquiera los pájaros se paran en los horcones de los girasoles.
Aunque desde luego sigue sobrando la miseria en los televisores,
Los papeles enlatados de las disidencias,
La fastuosidad en las comitivas con lentes antisolares y anticorrosivas,
Mientras el hambre parpadea
En las losas babélicas de la ideología.
Las imágenes diarias son suficientes para celebrar cumpleaños.
Lo mediodías están destinados a las telenovelas y no al historic chanel,
No a la mano que deshaga la sustancia mortecina de todos los días,
Ni al canon estrófico de los tejados.
[Ves cómo la memoria desvela nuestras utopías. Ahora lúcidos, salvando
Al menos los recuerdos, la cotidianeidad de los parques,
El viaje sobre las aguas que asumimos como ciertas y sentidas,
La densidad de los trenes,
El perenne camino del desvarío,
La luz que aún es tempestad en el delirio de sabernos vivos,
El murmullo en el pecho como sol desvelado en tus cabellos negros].
En el aliento del carbón no caben las ventanas. Cada quien inventa
Enjambres de palabras en el anonimato.
Odio la lógica de los postulados éticos en el espejo de la ceniza.
Por eso, con mis juicios locos, sólo acecho la montaña rusa de los pétalos,
Y cuento los invernaderos del pensamiento
En los globos del aire con sus arenas fatigadas.
Barataria, 04.X.2009
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Amigo Cru:
Excelente poema que me conmina olisquear por tus versos:
El viejo topos garcilasista de asomarse al portal de los senos de la amada y que un voyeur Garci Laso disculpa y justifica en el soneto XXII por acercarse a contemplar el umbral del alma:

Con ansia estrema de mirar qué tiene
vuestro pecho escondido allá en su centro,
y ver si a lo de afuera lo de adentro
en apariencia y ser igual conviene,
en él puse la vista; mas detiene
de vuestra hermosura el duro encuentro
mis ojos, y no pasan tan adentro,
que miren lo que el alma en sí contiene.
Y así, se quedan tristes en la puerta
hecha por mi dolor, con esa mano,
que aun a su mismo pecho no perdona;
Donde vi claro mi esperanza muerta,
y el golpe que os hizo amor en vano
'non esservi passato oltra la gonna'.

Acá y ahora en el poema de Cruchaga se convierte en un muy poco convencional Himno a la Noche con tanta carga erótica como la que culminaba en clímax oculto el último verso tomado de Petrarca para sentenciar el soneto: ‘non esservi passato oltra la gonna’

Asomarse al balcón de los pezones de la dama morena para contemplar la estrella del ombligo. Los tiempos cambian y no en balde ha pasado medio milenio desde entonces. Nunca Garcilaso hubiera osado hablar del ombligo de la amada, aunque fuere a través del subterfugio menesteroso de la metafórica estrella.

Duelen las hojas del almendro cuando caen en la niebla y no en el balcón
De tus pezones, y no en la estrella de tu ombligo.

Por otro lado, ese clasicismo latente en el background poético de André Cruchaga se advierte también en la elección simbólica de las hojas del almendro.

Recordemos una canción de la lírica tradicional castellana (bien que en estructura de villancico e influencia galaicoportuguesa), atribuida por algunos a Juan Vásquez, aunque otros lo consideren mero recopilador:

Ya florecen los árboles, Juan:
¡mala seré de guardar!

Ya florecen los almendros
y los amores en ellos, Juan,
mala seré de guardar.

Ya florecen los árboles, Juan:
¡mala seré de guardar!

Bien que acá esas flores del almendro son de arraigo seminal, y se duelen en el extravío y el desconcierto de la bruma o niebla, pues que no alcanzan puerto seguro, el balcón, el portal, el justo centro: la aureola, los pezones (o el mismísimo ombligo*), quedando, como no habría querido el gran poeta Luis Rosales, la casa vacía.

*Lo que en una interpretación osada -y no poco descarada por descubierta- llevaría a pensar en la eyaculación poética del amigo Cruchaga entre los senos de la amada. Más aún, tal práctica de física amorosa podría llevar sobreentendida la eyaculación poética en el ombligo, tal cual, in media res, o como metáfora de género próximo, tal como estudió el profesor Víctor Bodini. En todo caso, puestos a aventurar, los pétalos u hojas de almendro siempre caerían ante portam. Es decir, Cruchaga mantendría in extremis, como se quiere el canon, la doncellez de la amada. Extemporáneamente habría de acudir a la extraordinaria lectura del profesor Blecua en referencia a la Aminta de Quevedo y el topos “la mano que cubre”. La mano amiga que aparecerá un día más temprano que tarde en el universo erótico de Cruchaga…
André Cruchaga
Valencia, 05.X.2009