jueves, 20 de octubre de 2011

MATÈRIA AMB ESQUERDES/ MATERIA CON GRIETAS. COMENTARIO Y TRADUCCIÓN: PERE BESSÓ


Sempre es difícil caminar amb l'aixadella invertida
de la llum als atzucacs on de penes caben els porus,
cava l'ombra i la llum els seus estrèpits,
crema el corc als taüts de l'alé el ràfec incert...
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MATÈRIA AMB ESQUERDES/ MATERIA CON GRIETAS. COMENTARIO Y TRADUCCIÓN: PERE BESSÓ




Querido André:

Es tiempo de vendimia. Pero una vendimia simbólica: la de la materia imperfecta, con fisuras, como adelantas en el título. Las grietas del ser humano. Las del poeta en su propia natura del poetizar. En primer lugar, la grieta del tiempo, capaz de enfrentarse al templo más incólume. En segundo lugar, la luz de la razón. Ya sabíamos que el sueño de la razón produce mostruos, pero André Cruchaga dice la luz de otra manera, a través de una metáfora tan intrépida como contundente: el azadón invertido de la luz. Ya los clásicos nos advertieron que la vida era cavar uno su monumento. En tercer lugar, la grieta de la conciencia derivada tanto de la experiencia como del conocimiento de los sueños. Sin embargo, es la palabra -tan materia como la piedra, según ya nos manifestó la clarividencia de Rubén Darío- la que nos salva a través del poema. Si Juan Ramón Jiménez tiraba la piedra al cielo y le daba en el corazón, André Cruchaga tira la piedra al horizonte para alcanzar con tal poema aquella materia que el tiempo no detiene:

Bajo las estatuas yacentes de la memoria, el cuerpo es lo que es,
idas, regresos, probabilidades, viaje lejano y solitario pese
a las multitudes: así emerge cada poema, jadeante en la órbita
del cuerpo, disuelto en la respiración de las grietas…





MATÈRIA AMB ESQUERDES



los últimos dedos de las hojas
se aferran y se hunden en la ribera húmeda…
T.S.ELIOT




Tot és veritat: el forcat del temps que s'alça sobre les temples,
Els temps difícils de sempre, el cor confiat en la labor
dels carrers, quan tot sembla ser tan efímer, volàtil resina
en les mans, parva de boques com sentinelles d'un món fosc.
La plena raó intriga en les temples i enfila l'alé
cap a la verema de la matèria,
busque la llum en cada hora de pedres, on ningú no puga vendre
hores falses, cels sense treva, socarrats. Així de simple,
intuisc l'estrèpit de la lava baixant a les sabates,
mossegant la biga del capell, la camisa laboriosa dels somnis.

Sempre es difícil caminar amb l'aixadella invertida
de la llum als atzucacs on de penes caben els porus,
cava l'ombra i la llum els seus estrèpits,
crema el corc als taüts de l'alé el ràfec incert
de l'ocell abillat de brines perilloses, guspires de sobte
feroces, madurs llenys que consumeix el foc;
camine durant les hores que l'ànima no necessita d'aixopluc,
ni brases per a calfar l'hivern flotant en la seua naturalesa.

(He vist tremolar els picaportes del calendari, que ara crec molt
en tot aquest fruit de la memòria;
no importa quant haja caminat, o quant haja desanat:
tot té el seu temps per a la sega, la saó de l'olfacte i l'oïda,
per a entendre que les ombres són rius d'aigües estroncables
i que en la porfia del coixí madura també el coneixement;
es fa temps el temps com en una escola,
de nit i llum; de mocadors i deshores…)

Mai no es fortuïta la pedra, si la pedra és la justa manera
d'enfilar-se a l'horitzó,
si la paraula ens salva dels silencis noctàmbuls i genuflexos,
si de sobte dels cresols fem alborades,
si la suor és la resposta a la gàbia que ens mossega,
si en sacsar la consciència, sacsem també els dimonis,
que la nit enfunda com saba, sang enroscada en cada colp.
Cadascú alça des de la seua set, aqueixa matèria que el temps no detura:
tota profunditat fendeix la cendra dels dies,
volen les escates destintades dels punys,
boten de la carn els fantasmes, amb barres mortals
i, tanmateix, les esquerdes no ens afonen, ens desafia l'espai
estret de la gravetat, la corrent de granit inesperada.

Davall de les estàtues jaients de la memòria, el cos és el que és,
anades, vingudes, probabilitats, viatge llunyà i solitari malgrat
les multituds: així emergeix cada poema, panteixant en l'òrbita
del cos, dissolt en la respiració de les esquerdes…

Baratària, octubre de 2011





MATERIA CON GRIETAS




los últimos dedos de las hojas
se aferran y se hunden en la ribera húmeda…
T.S.ELIOT




Todo es verdad: el arado del tiempo que se alza sobre las sienes,
los tiempos difíciles de siempre, el corazón confiado en la labor
de las calles, cuando todo parece ser tan efímero, volátil resina
en las manos, parva de bocas como centinelas de un mundo oscuro.
La plena razón cabildea en las sienes y enfila el aliento
hacia la vendimia de la materia,
busco la luz en cada hora de piedras, donde nadie pueda vender
horas falsas, cielos sin tregua, chamuscados. Así de simple,
intuyo el estrépito de la lava bajando a los zapatos,
mordiendo la viga del sombrero, la camisa laboriosa de los sueños.

Siempre es difícil caminar con el azadón invertido
de la luz en los callejones donde apenas caben los poros,
cava la sombra y la luz sus estrépitos,
arde la carcoma en los ataúdes del aliento, el alero incierto
del pájaro ataviado de briznas peligrosas, centellas de pronto
feroces, maduros leños que consume el fuego;
camino durante las horas que el alma no necesita de abrigo,
ni brasas para calentar el invierno flotando en su naturaleza.

(He visto temblar los aldabones del calendario, que ahora creo mucho
en todo este fruto de la memoria;
no importa cuánto haya caminado, o cuánto haya desandado:
todo tiene su tiempo para la siega, la sazón del olfato y el oído,
para entender que las sombras son ríos de aguas restañables
y que en la porfía de la almohada madura también el conocimiento;
se hace tiempo el tiempo como en una escuela,
de noche y luz; de pañuelos y deshoras…)

Nunca es fortuita la piedra, si la piedra, si la piedra es el justo modo
de trepar al horizonte,
si la palabra nos salva de los silencios noctámbulos y genuflexos,
si de pronto de los candiles hacemos alboradas,
si el sudor es la respuesta a la jaula que nos muerde,
si al sacudir la conciencia, sacudimos también los demonios,
que la noche enfunda como savia, sangre enroscada en cada golpe.
Cada quien alza desde su sed, esa materia que el tiempo no detiene:
toda profundidad hiende la ceniza de los días,
vuelan las escamas desteñidas de los puños,
saltan de la carne los fantasmas, con mandíbulas mortales
y sin embargo, las grietas no nos hunden, nos desafía el espacio
estrecho de la gravedad, la corriente de granito inesperada.

Bajo las estatuas yacentes de la memoria, el cuerpo es lo que es,
idas, regresos, probabilidades, viaje lejano y solitario pese
a las multitudes: así emerge cada poema, jadeante en la órbita
del cuerpo, disuelto en la respiración de las grietas…

Barataria, octubre de 2011