martes, 13 de octubre de 2009

Imagine espectres-Poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó

"Una ramada de crits ratlla les paraules.
Qui camina ho fa com si anara en la nit."







Imagine espectres
Poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó


La foscor ha deixat en tenebres la Pàtria:
Qui camina sense por a una fulla o a la boira?
—Cada carrer sent a somnis esqueixats; la claror
De cada dia oblida els seus acords; un sol de malsons
Sempre en la polleguera de les portes;
Una ramada de crits ratlla les paraules.
Qui camina ho fa com si anara en la nit.
La casa de sempre ara és una càrcer.
La llibertat es tornà túnica d’angúnies.
Em costa entendre aquest País torturant els somnis:
El vent, agri, bufa amb espines.
Costa caminar sobre la serenor de les pedres.
Ja no s’entén aquest dolor viu de la carn.
La mort quotidiana inunda els hiverns.
Un no sap qui serà el pròxim innocent que bese
De manera indeleble la gespa,
O emplene els claveguerams perduts de la ciutat.
Em costa pensar aquest País convertit en parrac:
El foc crema les paraules més diàfanes.
La violència curulla el calendari i no hi ha porta il·lesa.
Abans el País era més quotidià entre clavells.
Als parcs les boques s’omplien de rialles;
Ara aqueixos retrats només són memòria.
La cendra de la gran nit que vivim estén els seus dits
Colosals damunt de les temples.
Ningú no queda d’aquells que coneguí en el vent.
Ací el tro, el coltell, l’extorsió, el segrest.
La violència ha domesticat les nostres sabates.
Entre milers de transeünts s’endevinen les onomatopeies,
El pantaix i els jeroglífics de la mort.
Res no té consistència, llevat dels vestigis.
El sol s’ha fet imprecís en tots els carrers:
Vagos carrers on l’alba ha perdut tota fantasia.
Cada dia les baldes de la nit ens lleven l’aire:
Som fràgils en aquest pati de pedres.
Ningú no pot viure en aquesta perenne buidor de la carícia,
Ni en la dolent taula de la pregària.
La soledat dels ulls abrasa les mirades, les fon
En aqueixa batalla sense llum i sense finestres.
Ací fereix la transparència de l’aire. —Fereix l’illa líquida
De la sal; dissortadament , no és posible l’oblit,
Quan els espectres també habiten els cristalls.
Abans no hi hagué tant mestratge per a la mort: Un a la vora
De l’arbre i els ocells; ara cada germen destorba
En la gola: sord mar de grisos. Sordes nits de genollons.
Quin temps ens beu ara fins a les medul·les!
Vida ça i lla endurida per les lloses, per aquesta tomba
De la brisa, embolicada en el somni.
El País penja de la nit. Nit on triomfa
La fossa i l’espenyador…
Baratària, 12.X.2009



Imagino espectros




La oscuridad ha dejado en tinieblas a la Patria:
¿Quién camina sin miedo a una hoja o la niebla?
—Cada calle sabe a sueños desgajados; la claridad
De cada día olvida sus acordes; un sol de pesadillas
Siempre en el quicio de las puertas;
Una manada de gritos raya las palabras.
Quien camina lo hace como si anduviese en la noche.
La casa de siempre ahora es una cárcel.
La libertad se volvió túnica de angustias.
Me cuesta entender a este País torturando los sueños:
El viento, agrio, sopla con espinas.
Cuesta caminar sobre la serenidad de las piedras.
Ya no se entiende este dolor vivo de la carne.
La muerte cotidiana inunda los inviernos.
Uno no sabe quién será el próximo inocente que bese
De manera indeleble el césped,
O llene las alcantarillas perdidas de la ciudad.
Me cuesta pensar a este País convertido en harapo:
El fuego quema las palabras más diáfanas.
La violencia colma el calendario y no hay puerta ilesa.
Antes el País era más cotidiano entre claveles.
En los parques las bocas se llenaban de risas;
Ahora esos retratos sólo son memoria.
La ceniza de la gran noche que vivimos extiende sus dedos
Colosales sobre las sienes.
Nadie queda de aquéllos que conocí en el viento.
Aquí el trueno, el cuchillo, la extorsión, el secuestro.
La violencia ha domesticado nuestros zapatos.
Entre miles de transeúntes se adivinan las onomatopeyas,
El jadeo y los jeroglíficos de la muerte.
Nada tiene consistencia, salvo los vestigios.
El sol se ha vuelto impreciso en todas las calles:
Vagas calles donde el alba ha perdido toda fantasía.
Cada día las aldabas de la noche nos quitan el aire:
Somos frágiles en este patio de piedras.
Nadie puede vivir en esta perenne oquedad de la caricia,
Ni en la doliente mesa de la plegaria.
La soledad de los ojos abrasa las miradas, las funde
En esa batalla sin luz y sin ventanas.
Aquí hiere la transparencia del aire. —Hiere la isla líquida
De la sal; por desgracia, no es posible el olvido,
Cuando los espectros también habitan los cristales.
Antes no hubo tanta maestría para la muerte: Uno junto
Al árbol y los pájaros; ahora cada germen estorba
En la garganta: sordo mar de grises. Sordas noches en rodillas.
¡Qué tiempo nos bebe ahora hasta los tuétanos!
Vida aquí y allá endurecidas por las losas, por esta tumba
De la brisa, enredada en el sueño.
El País cuelga de la noche. Noche donde triunfa
La fosa y el despeñadero…
Barataria, 12.X.2009
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Si alguna vez algún cretino -o simplemente desinformado- pensaba que tus poemas eran de otro tiempo y que no cabían en este siglo textos de ‘poeta de salón’ (¡qué injusta es la torpeza, pero mayor aún la mediocridad!), puede darse de bruces con este sencillo ejemplo tan contundente, aunque no hay mayor crítico indocumentado que el que no quiere ni sabe leer.

El poeta André Cruchaga recoge en su particular cosmovisión el tono y registro del lamento que subyace en las diversas odas a la Patria a través de los tiempos (“Oigo, patria, tu aflicción”) y que nos retrotrae al “Miré los muros de la patria mía” del llamado Siglo de Oro castellano, tan en línea con el dolor de los erasmistas de la talla cervantina o fraluisiana. O de los mismísimos ilustrados Forner, Jovellanos, Isla hasta llegar de la mano de Larra y Espronceda a los románticos (Rivas, Hartzenbuch…) y los adscritos al realismo (Campoamor o Núñez de Arce… )

Cualquier lector ecuánime tendrá en su haber desde el gusto horaciano de la quinta campestre hasta los poemas indigenistas de los padres del Modernismo de las diversas naciones del continente hispanolusoamericano. No le extrañará, pues, que en tantos siglos de experiencia lírica de dolor por la patria -la tierra madre, al cabo- el poeta Cruchaga cante desde la amorosa herida sentida –a despecho del alma- en propia carne insurrecta la visión y ensoñación asociadas para la descripción de un País (patria/matria) sumido simbólicamente en una noche que dura demasiado.

Y por el que pululan espectros, vagan las pesadillas, la violencia y la tortura. Un País que el poeta denuncia en su poema a través de las onomatopeyas y el lenguaje interjeccional del grito y el alarido o las metonimias más clarividentes e instrumentalizadas para denotar el trueno y el cuchillo y la sangre, la extorsión y el secuestro.

Una poética, la de André Cruchaga, idéntica a otros poemas, en cuya escritura reaparece la carga significativa de los elementos asociados a la angustia desde el yo experiencial.

De nuevo, pues, la obscuridad, la bruma, la niebla, la pesadilla, la angustia, el viento agrio, las alcantarillas, la soledad, la violencia, la herida, el grito… crean un clima en donde el individuo sin palabras diáfanas se convierte en harapos de sí mismo y se da al fuego para tornarse -en comunión solidaria y acto supremo de amor- ‘ceniza de la gran noche’.

Sin duda, Cruchaga conoce el expresionismo germánico (pictórico y lírico) y lo hace valer en el poema:

La soledad de los ojos abrasa las miradas, las funde
En esa batalla sin luz y sin ventanas.
Aquí hiere la transparencia del aire. —Hiere la isla líquida
De la sal; por desgracia, no es posible el olvido,
Cuando los espectros también habitan los cristales.
Antes no hubo tanta maestría para la muerte: Uno junto
Al árbol y los pájaros; ahora cada germen estorba
En la garganta: sordo mar de grises. Sordas noches en rodillas.
¡Qué tiempo nos bebe ahora hasta los tuétanos!
Vida aquí y allá endurecidas por las losas, por esta tumba
De la brisa, enredada en el sueño.
El País cuelga de la noche. Noche donde triunfa
La fosa y el despeñadero…



Pere Bessó,
Valencia, España, 13.X.2009