lunes, 12 de octubre de 2009

Després, el passat- poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó

És ahir, hui, l’estrella lligada a les temples, la marca rocosa de la taula,
La rampa de nostres ocells, el port duplicat a l’oceà…









Després, el passat
poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó






Tot és pàgina en blanc, de cas, abans de revetlar-se tot.
Saber que existim en la nit i el dubte, després record,
Llampecs de setge en la memòria, signes que ens marquen
O repeteixen noms, ombres que es planyen en la darrera llàgrima,
Espines dolentes en la lluna dels cabells.
Ens junyim al vol per a després convertir-nos en davallada.
—Qualsevol present opulent s’emporta el fràgil deteriorament
De la transpiració i el pàlpit viscut de la fulla.
Tot i això, a l’atri dels pétals els gesmils són temples,
El llit encara un hivernacle dominical on els galls canten
Els seus aforismes. —Vespra del cerç incontenible.
Després de captivar els himnes del goig entre les mans,
Els llampecs arrabassats dels camins, il·luminar la tempesta
Sense l’escòria de la ciutat,
La mirada d’ací es destiny a la boca: —Les simetries canvien de rialla.
Les idees. I fins i tot el necessari temps de brodar el País amb el somriure.
Tenen cap sentit els colors fosos en la sang,
La deformació vacil·lant, abans camí de les altes torxes?
—No s’és indispensable per a la vida o per a la mort. Les portes
Sovint són còmplices del fullatge i les ferides; són la boca obsessa
Sense nomenar-te, l’arena als dits, el vent fúnebre dels cavalls
Alats, l’estiu de l’esclat en les cremades…
[“en totes les coses el desig d’inventar l’aproximació més delicada i
Tota la bellesa està en la seua insuficiència.
Jo et veig. Però estic al seguit de tots els éssers que et veuen.
No es torna allò que s’ha rebut.
I com totes les coses de tu
Han rebut l’ésser, …
Així la veu amb què jo faig de tu paraules externes!”]
No puc nomenar aquest fardell de còdols somorgollats en l’arbre dels ulls,
Ni en aquest alé de llum creadora que et nomena,
Que et fa, que et construeix i et torna indeleble malgrat la fugacitat
De l’aigua en la violenta pluja de la creació.
Al mapa de les sufumigacions també hi ha solcs. També finestres.
Un dia només serem la dilatada ona als peus,
Farts de l’entranya, dels alambins, de les bótes líquides del mar.
Hi haurà sutze damunt de la carretera dels ocells,
Potser cruels mans grogues embolicades per la broma de la terra.
Es així com ens veurem després, cossos d’argila.
Llargs colps possessos de la nit, sostres de cendra a les espigues,
Direm que sembràrem llavors en la nuesa total i no és cert.
—Què direm de la llibertat en la creu nostra?
Tota una vida pensant en el present perpetu, essent de penes
El començ d’una altra pàgina dels horòscops, de la fulla pelegrina del temps.
Els teoremes manquen de vasos seminals, la matemàtica és de penes
Fosca pedrenyera on no cap la nostra mateixa estatura.
És ahir, hui, la hipotenusa on la nostra matèria es féu veu.
És ahir, hui, el riu on brollen les parets, els rostres traïts,
Les culleres de la tempesta, la set necessària per a beure’t…
És ahir, hui, l’estrella lligada a les temples, la marca rocosa de la taula,
La rampa de nostres ocells, el port duplicat a l’oceà…
Baratària, 11.X.2009







Después, el pasado







Todo es página en blanco, acaso, antes de revelarse todo.
Saber que existimos en la noche y la duda, después recuerdo,
Relámpagos de asedio en la memoria, signos que nos marcan
O repiten nombres, sombras que se lloran en la postrera lágrima,
Espinas dolientes en la luna de los cabellos.
Nos uncimos al vuelo para después convertirnos en descenso.
—Cualquier presente opulento lleva consigo el frágil deterioro
De la transpiración y el pálpito vivido de la hoja.
Aún así, en el atrio de los pétalos los jazmines son templos,
El lecho todavía un invernadero dominical donde los gallos cantan
Sus aforismos. —Víspera del cierzo incontenible.
Luego de cautivar los himnos del gozo entre las manos,
Los relámpagos arrebatados de los caminos, iluminar la tormenta
Sin la escoria de la ciudad,
La mirada de aquí se destiñe en la boca: —Las simetrías cambian de risa.
Las ideas. Y hasta el necesario tiempo de bordar al País con la sonrisa.
¿Tienen algún sentido los colores derretidos en la sangre,
La deformación vacilante, antes camino de las altas antorchas?
—Uno no es indispensable para la vida o para la muerte. Las puertas
A mentido son cómplices del follaje y las heridas; son la boca obsesa
Sin nombrarte, la arena en los dedos, el viento fúnebre de los caballos
Alados, el verano del estallido en las quemaduras…
[“en todas las cosas el deseo de inventar la aproximación más delicada y
Toda la belleza está en su insuficiencia.
Yo te veo. Pero estoy continuado a todos los seres que te ven.
No se devuelve lo que se ha recibido.
Y como todas las cosas de ti
Han recibido el ser, …
¡Así la voz con la que yo hago de ti palabras externas!”]

No puedo nombrar este fardo de guijarros sumergidos en el árbol de los ojos,
Ni en este soplo de luz creadora que te nombra,
Que te hace, que te construye y te vuelve indeleble pese a la fugacidad
Del agua en la violenta lluvia de la creación.
En el mapa de los sahumerios también hay surcos. También ventanas.
Un día sólo seremos la dilatada ola en los pies,
Hartos de la entraña, de los alambiques, de los toneles líquidos del mar.
Habrá hollín sobre la carretera de los pájaros,
Quizá crueles manos amarillas envueltas por la bruma de la tierra.
Es así como nos veremos después, cuerpos de arcilla.
Largos golpes posesos de la noche, techos de ceniza en las espigas,
Diremos que sembramos semillas en la desnudez total y no es cierto.
—¿Qué diremos de la libertad en la cruz nuestra?
Toda una vida pensando en el presente perpetuo, siendo apenas
El comienzo de otra página de los horóscopos, de la hoja peregrina del tiempo.
Los teoremas carecen de vasos seminales, la matemática es apenas
Oscuro pedernal donde no cabe nuestra propia estatura.
Es ayer, hoy, la hipotenusa donde nuestra materia se hizo voz.
Es ayer, hoy, el río donde brotan las paredes, los rostros traicionados,
Las cucharas de la tempestad, la sed necesaria para beberte…
Es ayer, hoy, la estrella ligada a las sienes, la marca rocosa de la mesa,
La rampa de nuestros pájaros, el puerto duplicado en el océano…
Barataria, 11.X.2009
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Todos los poemas el poema. André Cruchaga lo sabe. El acto de creación: el deseo de inventar la aproximación más delicada a la belleza de la amada, pues en ella está la génesis de todas las cosas.

André Cruchaga se sitúa así, inicialmente, en la onda del idealismo fundacional de la lírica. Pero no cabe equivocarse, más allá de los principios, está la estrategia, el recordatorio del deseo –si se quiere: el impulso, la madre de todas las batallas poéticas- para alcanzar el teorema, la matemática capaz de resolver, a la vez, la fusión con el cosmos en celo y la resolución de la página en blanco.

Es éste uno de los mecanismos sorpresivos de la escritura en André Cruchaga, la ciencia de los números al servicio de los menesteres acuciantes del deseo. La vieja y renovada palanca que mueve al mundo.

Un deseo capaz de incendiar el cénit y el nadir y fundirse en el universo. Y, al menos, sí en el cosmos poético en el que el poeta alumbra sus poemas. Un deseo, sin embargo, que se enraíza en los tiempos del Tiempo. Curioso, pues, que en el interior del poema André hable del tiempo perpetuo, como si desde el subconsciente aflorasen aquellos célebres versos del Burnt Norton (Four Quartets) de T.S. Eliot:

Time present and time past
Are both perhaps present in time future,
And time future contained in time past.
If all time is eternally present
All time is unredeemable.

Pero ese ‘presente perpetuo’ cruchaguiano es el espejismo del deseo. La realidad del poeta, la insatisfacción del poeta -y su deterioro anímico, como él mismo confiesa- llevan al pórtico semántico del poema, su blasón y título: “después, el pasado”. No sólo se trata de un hallazgo del chispazo o relámpago que produce esa combinatoria que, a lo más, se resuelve como siglos antes lo hiciera Jorge Manrique en sus Coplas (cualquiere tiempo pasado/ fue mejor. //Pues si vemos lo presente/ cómo en un punto s'es ido / e acabado, /si juzgamos sabiamente,/ daremos lo non venido /por passado.), sino también del aviso de que el tiempo fagocita como el Amor.

André Cruchaga toma la idea de uno de los grandes del Surrrealismo, René Char, L’appât des bêtes, creo recordar, que no es sino una lectura profana de la eucaristía o buena cena, y la reelabora. Nada menos que acá hay ‘cucharas de la tempestad’, ‘sed necesaria’ para beber la amada y la señal o ‘marca rocosa de la mesa’…

Todo un desayuno o cena en medio de la Naturaleza. Una devoración salvaje: ríos, estrellas, pájaros. E inconmensurable, como el océano:

Es ayer, hoy, la hipotenusa donde nuestra materia se hizo voz.
Es ayer, hoy, el río donde brotan las paredes, los rostros traicionados,
Las cucharas de la tempestad, la sed necesaria para beberte…
Es ayer, hoy, la estrella ligada a las sienes, la marca rocosa de la mesa,
La rampa de nuestros pájaros, el puerto duplicado en el océano

Pere Bessó,
Valencia, 11.X.2009