viernes, 9 de abril de 2021

ZONA REMOTA DE LA SON│ ZONA REMOTA DEL SUEÑO

 

Imagen FB de Pere Bessó



ZONA REMOTA DE LA SON

 

 

Ya no duermes más, tus ojos se han abierto

sobre la noche sin dilatada reserva

tú conoces el canto de las gargantas

y su asfixia

Sabine Dewulf

 

 

Hem tornat a la zona remota dels ara sense cap reserva.

En un ressort de nostàlgies i silencis, l’ull allà, en la constel•lació

de la son compartida del vell llit de la fullaraca.

Des de l’anatomia insomne del matossar, la brevetat perduda

de les flassades i l’espetec dels porus vessats de l’asfíxia.

Ningú, per cert, no sap on para el calc de l’alè de les hores,

ni la nit supervivent a la gola,

ni les cames precipitades a la fondalada de la meua gola,

ni tan sols el càntir de la memòria del vent en la descaradura

desmesurada de la tinta esgarrifosa dels excessos.

Tota l’ànsia ens colpejà com un blues de mugrons dilatats.

Ara hi ha una quietud balba, un dol entendridor, un cos

tancat a les lliçons de la pols del desamor complit.

I, però, dins de la son, alguna cosa ens vigila com una veu

de terra en la carícia, com una ensopegada enmig de la tempesta.

.

. Poema d’ANDRÉ CRUCHAGA traduït en català per PERE BESSÓ

.

 

ZONA REMOTA DEL SUEÑO

 

 

Ya no duermes más, tus ojos se han abierto

sobre la noche sin dilatada reserva

tú conoces el canto de las gargantas

y su asfixia

Sabine Dewulf

 

 

Hemos vuelto a la zona remota de los ahoras sin reserva alguna.

En un resorte de nostalgias y silencios, el ojo allá, en la constelación

del sueño compartido del viejo lecho de la hojarasca.

Desde la anatomía insomne del matorral, la brevedad perdida

de las cobijas y el chasquido de los poros derramados de la asfixia.

Nadie, por cierto, sabe dónde queda el calco del aliento de las horas,

ni la noche sobreviviente en la garganta,

ni las piernas precipitadas en la hondonada de mi garganta,

ni siquiera el cántaro de la memoria del viento en la desfachatez

desmedida de la tinta estremecedora de los excesos.

Toda el ansia nos golpeó como un blues de pezones dilatados.

Ahora hay una quietud aterida, un duelo enternecedor, un cuerpo

cerrado a las lecciones del polvo del desamor cumplido.

Y sin embargo, dentro del sueño, algo nos vigila como una voz

de tierra en la caricia, como un tropiezo en medio de la tormenta.

.

Del libro: Fuego de llaves invisibles, 2021

©André Cruchaga


ANATOMIA D’ULLERES│ ANATOMÍA DE OJERAS

 

Imagen FB de Pere Bessó



ANATOMIA D’ULLERES

 

 

Hay amaneceres sin pájaros

que tiemblan de miedo

bajo el choque de las violencias de la vigilia,

Béatrice Marchal

 

 

Tot resulta estrany en l’anatomia de les ulleres que ronden

els ulls del matossar esbargit pel vent.

Estranys els centpeus de l’enderroc dels batecs en un malson

d’ocells arrecerats en sarcòfags de tile i enronquida cendra.

Al llit de fullaraca de xiprers, la por i la foscor

dels racons d’aquella lluna pobra que s’aboca a la vigília.

Res no és com l’assot negre de la nit perllongat els matins,

lenta escriptura i avançada podridura en l’aixella immunda

dels trens que es descarrilen sense veure el cel.

A la distància la fotografia dels somnis i la ciutat desesperada

en la boca, i la flama del metall abrasada al rellotge de pell de l’ofec.

Un és en l’inanimat una altra violència, una pluja de vísceres

entre les dents, un tió embalsamat amb sabor agredolç.

Davant dels dies que passen amb els seus forats, el paladar que peregrina

entre la rugositat de portes fosques i el desvari de les ales.

.

. Poema d’ANDRÉ CRUCHAGA traduït en català per PERE BESSÓ

.

 

ANATOMÍA DE OJERAS

 

 

Hay amaneceres sin pájaros

que tiemblan de miedo

bajo el choque de las violencias de la vigilia,

Béatrice Marchal

 

 

Todo resulta extraño en la anatomía de las ojeras que merodean

los ojos del matorral disperso por el viento.

Extraños los ciempiés del escombro de los pálpitos sobre una pesadilla

de pájaros arropados por sarcófagos de tile y enronquecida ceniza.

En el lecho de hojarasca de cipreses, el miedo y la oscuridad

de los rincones de aquella luna pobre que se asoma en la vigilia.

Nada es como el azote negro de la noche prolongado en las mañanas,

lenta escritura y avanzada podredumbre en la axila inmunda

de los trenes que se descarrilan sin ver el cielo.

A la distancia la fotografía de los sueños y la ciudad desesperada

en la boca, y la llama del metal abrasada al reloj de piel del ahogo.

Uno es en lo inanimado otra violencia, una lluvia de vísceras

entre los dientes, un tizón embalsamado con sabor agridulce.

Frente a los días que pasan con sus agujeros, el paladar que peregrina

entre la rugosidad de puertas oscuras y el desvarío de las alas.

.

Del libro: ‘Fuego de llaves invisibles’, 2021

©André Cruchaga