miércoles, 25 de julio de 2012

RESPIRACIÓ DE LA TEMPERATURA/ RESPIRACIÓN DE LA TEMPERATURA-COMENTARIO PRELIMINAR Y TRADUCCIÓN: PERE BESSÓ

Imagen tomada del Facebook de Beatriz Liliana Esliman



RESPIRACIÓ DE LA TEMPERATURA/ RESPIRACIÓN DE LA TEMPERATURA-COMENTARIO PRELIMINAR Y TRADUCCIÓN: PERE BESSÓ


Querido André: Comprendo por qué especialmente este poema le ha agradado a nuestra común amiga Marina Centeno. Ella, tan avezada a la poética o escritura del cuerpo a la manera de Isabel de Sâ o la mismísima Hilda Hilst, ha debido gozar con tu planteamiento de la sintaxis del cuerpo, curiosa visión que, lejos de arrumbarse en la materia, se eleva a la propia tradición idealizante de la amada, Ya decía Garci Laso en el soneto V:

Escrito está en mi alma vuestro gesto
y cuanto yo escribir de vos deseo
vos sola lo escribisteis; yo lo leo
tan solo, que aun de vos me guardo en esto.

Y nuestro poeta André Cruchaga, aun siendo consciente de la batalla librada al paso del tiempo, dirá:

De su carne, me desvela el ave de sus poros, el pajarillo de la sintaxis devastadora y desordenada, el íntimo rescoldo de las palabras inminentes.




RESPIRACIÓ DE LA TEMPERATURA




Des de la matinada es fa visible la temperatura i l’ombra que la conté: la dona que vint anys ha disbaratà la meua respiració amb el seu migdia de metàfores. En la meua feblesa em bada la son i possessa, entra en el meu cos i ànima, la mateixa que enllumena els meus costats al llit, la mateixa que s’apodera del vers apariat del panteix, aquella que cresqué, tanmateix, en el revers de la pàgina amb la mateixa fam despietada del pou dels desigs. Vint anys després la veig en l’estany de l’espill com aigua bevívol en el crit de la meua follia, en el crit mut de la cel•la de l’insomni. De la seua carn, em desvetla l’au dels seus porus, l’ocellet de la sintaxi devastadora i desordenada, l’íntim caliu de les paraules imminents. Ara, trobe, que hem estat víctimes dels nostres mateixos maremots, ofegats com som als complements del verb, adherits al moviment dels adverbis, a aqueix tu i jo, de l’espina de la primera persona que només pipelleja en la remor. Quantes larves desesperades mosseguen el cor, l’espill que dóna vida a la rima duplicada del desig! Cada vegada inventem històries en el buit, sempre la incertesa, allà, en ple estiu junt a la brasa dels jardins. Ambdós amb aqueixa pressa de carbonitzar-nos en els segells postals dels manuscrits escrits damunt de les fulles de la nit. Brotats com hem estat, quin escenari deuen ocupar les nostres boques: ja quasibé agonitzem de l’infart de saber-nos petiteses mudes en aquest laberint de lucidesa quirúrgica. La nostra respiració és crua com el tràngol a la desgràcia, com el mos mortal que ens dóna la malenconia.





RESPIRACIÓN DE LA TEMPERATURA




Desde la madrugada se hace visible la temperatura y la sombra que la contiene: la mujer que hace veinte años desbarató mi respiración con su mediodía de metáforas. En mi debilidad me quiebra el sueño y posesa, entra en mi cuerpo y alma, misma que alumbra mis costados en la cama, misma que se apodera del verso pareado del jadeo, aquella que creció, sin embargo, en el reverso de la página con la misma hambre despiadada del pozo de los deseos. Veinte años después la veo en el estanque del espejo como agua bebible en el grito de mi locura, en el grito mudo de la celda del insomnio. De su carne, me desvela el ave de sus poros, el pajarillo de la sintaxis devastadora y desordenada, el íntimo rescoldo de las palabras inminentes. Ahora, creo, que hemos sido víctimas de nuestros propios maremotos, ahogados como estamos en los complementos del verbo, adheridos al movimiento de los adverbios, a ese vos y yo, de la espina de la primera persona que sólo pestañea en el murmullo. ¡Cuántas larvas desesperadas muerden el corazón, el espejo que le da vida a la rima duplicada del deseo! Cada vez inventamos historias en el vacío, siempre la incertidumbre, allí, en pleno estío junto a la brasa de los jardines. Ambos con ese apremio de carbonizarnos en los sellos postales de los manuscritos escritos sobre las hojas de la noche. Brotados como hemos sido, qué escenario deben ocupar nuestras bocas: ya casi agonizamos del infarto de sabernos pequeñeces mudas en este laberinto de lucidez quirúrgica. Nuestra respiración es cruda como el trance a la desgracia, como el mordisco mortal que nos da la melancolía.

Barataria, 25.VII.2012