sábado, 26 de septiembre de 2009

Blasfèmia del subsòl- poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó

El dia menys pensat vindràs al meu llit amb els teus llavis inextinguibles
Fotografía tomada de: "Traslacortina"







Blasfèmia del subsòl
poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó







A les temples la rosada es torna tinta de la vida. La llum és estranya
A les casseroles del foc —L’absurd també és un camí
En la penombra, una casa amb taules transcorregudes.
El desig redó del caos és ací al suor de la fatiga,
O en alguns objectes on la sal es converteix en estàtues.
L’ull és menys fidel que els pensaments confessos, que els desigs.
Algú és diferent a mi en allò relatiu a les pors:
Encara és ací l’edat dels uniformes jugant als colors,
Les hamaques en l’hivern vertical de les hores,
El trull amb el seu olor de fadrines —esteses aquestes damunt de
La gespa del gaudi. Alé de paraules estranyes i fosques.
—Mai no dorm en les nits d’hivern, al borboll de poders
Que esvaeixen els llançols.
A voltes dic que la molsa és oficiant de la nit: òbric el cofre
De l’esbufec i en segons la ràfega d’ombres és pell, o buit o arbre.
Quan trenca l’alba, la respiració té randes d’ocell.
[“En el vertader sentit hegelià, és fundamentalment contradictori a
Aquesta metafísica; la doctrina destila relacions internes;
El principi de la raó suficient és difícil de formular amb precisió.
La identitat en la diferència és impossible”…]
La negació crema en les sals de l’orfandat, en aqueix fred de contradiccions
On les libèl·lules són l’ull doble d’aquestes estovalles amb cucs.
No sé si aquest viatge cec és transitiu. O de penes el túmul d’aqueixa dona
Obrint-se a la meua mateixa tortura: —ritu irascible a les venes.
Ara recorde que dir certes coses o la veritat mateixa és un acte
Revolucionari que és clar no entumeix com l’artriti.
[El dia menys pensat vindràs al meu llit amb els teus llavis inextinguibles,
Alçarem els icebergs de la mel,
Fins a abastar la balança de l’alé, móres còncaves a la flauta
D’aquestes boques aletejants en determinat abisme.
Abisme que ens menja en la mateixa flama de la foscor,
Abisme que empra de rerafons els mocadors de l’angúnia].
En cada cercle la resina, descalça, ressuscita les seues espines.
El clímax sempre és una illa de llindes agitades. D’ombres Pàtries.
Els brolladors del tacte naixen a la farga dels espills:
—Dolen les nines als caragols de la sorra sacsada.
La carícia assedegada sense empremta de peixos, aquest món on cresc
Sense braços, sense gola, amb pètals d’afonia insomne.
La tempesta trenca les arteries de la clorofila. Trunca l’oblit
De la música, arranca els quaderns del pit.
Davall dels imminents peus de l’automatisme, Sant Salvador no té ascensors
Amb catifa roja, tampoc no es celebren els festivals de MTV,
Ni túnels humits on invadeixen les hamburgueses.
[Ací la terra és més que set i foc. Nostàlgia, tendresa desolada.
Ací et pots morir amb mi a falta de set i no passa res.
Ací et pots oblidar de mi i consumir-me en la mort.
Ací pots resuscitar als tres dies i no passa res als periòdics.
Ací, però, pots crepitar amb mi enmig de la flama
Fins a consumir-nos en la pira immolada.
Ací, tu, en la meua soledat amb la teua màgica sement, amb la teua mareselva tèbia].
Aquesta follia organitza les meues forces fins a desaparéixer en l’abisme.
Vull començar a viure l’oblit, escriure un catàleg de sabates,
O, senzillament, escriure un epitafi als teus porus, ara que
Hem entrat al “limes poshumà” del desarrelament.
Baratària, 26.IX.2009







Blasfemia del subsuelo







En las sienes el rocío se vuelve tinta de la vida. La luz es extraña
En las cacerolas del fuego —El absurdo también es un camino
En la penumbra, una casa con mesas transcurridas.
El deseo redondo del caos está aquí en el sudor de la fatiga,
O en algunos objetos donde la sal se convierte en estatuas.
El ojo es menos fiel que los pensamientos confesos, que los deseos.
Alguien es diferente a mí en lo relativo a los temores:
Todavía está aquí la edad de los uniformes jugando a los colores,
Las hamacas en el invierno vertical de las horas,
El trapiche con su olor de muchachas —tendidas éstas sobre
El césped del gozo. Aliento de palabras extrañas y oscuras.
—Jamás duermo en las noches de invierno, en el borbollón de poderes
Que desvanecen las sábanas.
A veces digo que el musgo es oficiante de la noche: abro el cofre
Del resuello y en segundos la ráfaga de sombras es piel, o vacío o árbol.
Cuando amanece la respiración tiene encajes de pájaro.
[“En el verdadero sentido hegeliano, es fundamentalmente contradictorio a
Esta metafísica; la doctrina destila relaciones internas;
El principio de la razón suficiente es difícil de formular con precisión.
La identidad en la diferencia es imposible”…]
La negación arde en las sales de la orfandad, en ese frío de contradicciones
Donde las libélulas son el ojo doble de este mantel con gusanos.
No sé si este viaje ciego es transitivo. O apenas el túmulo de esa mujer
Abriéndose a mi propia tortura: —rito irascible en las venas.
Ahora recuerdo que decir ciertas cosas o la verdad misma es un acto
Revolucionario que por supuesto no entumece como la artritis.
[Un día menos pensado vendrás a mi lecho con tus labios inextinguibles,
Levantaremos los iceberg de la miel,
Hasta alcanzar la balanza del aliento, guarumos cóncavos en la flauta
De estas bocas aleteantes en determinado abismo.
Abismo que nos come en la propia llama de la oscuridad,
Abismo que usa de trasfondo los pañuelos de la angustia].
En cada círculo la resina, descalza, resucita sus espinas.
El clímax siempre es una isla de umbrales agitados. De sombras Patrias.
Los manantiales del tacto nacen en la fragua de los espejos:
—Duelen las pupilas en los caracoles de la arena sacudida.
La caricia sedienta sin huella de peces, este mundo donde crezco
Sin brazos, sin garganta, con pétalos de afonía insomne.
La tempestad rompe las arterias de la clorofila. Trunca el olivo
De la música, arranca los cuadernos del pecho.
Bajo los inminentes pies del automatismo, San Salvador no tiene ascensores
Con alfombra roja, tampoco se celebran los festivales de MTV,
Ni túneles húmedos donde invaden las hamburguesas.
[Aquí la tierra es más que sed y fuego. Nostalgia, ternura desolada.
Aquí te puedes morir conmigo a falta de sed y nada pasa.
Aquí te puedes olvidar de mi y consumirme en la muerte.
Aquí puedes resucitar a los tres días y no pasa nada en los periódicos.
Aquí, sin embargo, puedes crepitar conmigo en medio de la flama
Hasta consumirnos en la pira inmolada.
Aquí, vos, en mi soledad con tu mágica semilla, con tu madreselva tibia].
Esta locura organiza mis fuerzas hasta desaparecer en el abismo.
Quiero empezar a vivir el olvido, escribir un catálogo de zapatos,
O, sencillamente, escribir un epitafio en tus poros, ahora que hemos
Entrado al “limes poshumano” del desarraigo…
Barataria, 26.IX.2009
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Querido Cru:

Lo he dicho en alguna que otra ocasión: tus poemas tienen versos que por sí mismos llevarían, en un aparte, a la reflexión ponderada. Son versos a peso de oro. Esta vez me quedo con el lucimiento de las aguas, esas aguas del poema que en el territorio del texto poético en lectura tradicional valen tanto como manantiales y espejos:

Los manantiales del tacto nacen en la forja de los espejos

Insistir en lo obvio resulta gratuito y en no pocas ocasiones tedioso. Explicarlo, aún más. Sin embargo, el poeta Cruchaga nos sorprende gratamente pues tiene la manera y el oficio para trabajar sorpresivamente con su personal lectura de los tópicos y las convenciones que sólo los grandes pueden usar renovadamente sin caer en el fastidio más común. Y lo hace sin aspavientos ni esparajismos que condicionen a quien se adentra en sus textos.

Sencillez, ay. Difícil sencillez.

La pura organización de los componentes sígnicos de ese verso que destaco nos lleva a detenernos, por ejemplo, en la doble metáfora de su estructura:

manantiales (A1) del tacto (B1)
forja(B2) de los espejos (A2)

Sin duda, el preciosismo de engarce de que hace gala nuestro poeta conduce al lector posible a una cruz en aspa en la ruta de la aprehensión del sentido a través del quiasmo en ausencia y pre-elaborado: la forja del tacto. Metáfora que dará de sí a lo largo de este poema y otros muchos de Cruchaga.

Ahí es nada, porque –y sólo lo dejo como apunte- la experiencia vivida o ensoñada a través del tacto precede al poema más como pura desiderata que constatación del cumplimiento del deseo. He dicho que me detengo acá, porque el lector del poema pudiere hacer(se) aguas en el enfrentamiento osado que supone reinterpretar sus propias vivencias intelectualizadas a la luz de la práctica inquisitiva que el maestro se impone en lo real escrito como trasunto y huella (húmeda) de lo real tocado. Lo real al tacto, sí, bien como fluencia y huida (‘manantial’), bien como desdoblamiento y linde (‘espejo’).

Queda, ávido lector, la forja. No nos olvidamos de la forja. La fragua, el volcán, el abismo. Eso es materia de fuego. Y me permito dejar de resbalar hoy por esas dulces hendiduras de lenguas de fuego y pétalos de madreselvas. Habré de pedirle al creador que se motive en la ensoñación: la forja de los espejos. También para ello encontrará acomodo en los umbrales del goce.

(O del subsuelo como primer escalón a la bajada del órfico André Cruchaga a los Infiernos).
Pere Bessó
Valencia, 26.IX.2009

jueves, 24 de septiembre de 2009

Descaminades-poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó

el violí dels porus s’esdevé un alegro de Mozart
Fotografía tomada de "Traslacortina"






Descaminades
poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó





Todo pájaro en vuelo conoce su abismo.
PERE BESSÓ





Seguiré el camí traçat pel vent i els espills.
El capell de l’horitzó ajunta tots els meus cabells.

Les temples entre els meus mateixos límits i les de l’horitzó:
Vull un univers d’ocells per a la meua finestra; i ací
Hauràs de restar nua, mullada de cerç, perquè esmunyen
Els meus dits. Nua amb la teua pell de campanes i violes.
Nua com el tafetà blanc de les ones.
Nua amb l’orenga rosat dels teus mugrons.

—la nit al dit índex de la meua consciència, pell, pols,
A les brides de l’aigua, present imperfet als punyals
Del calendari. Per més, l’ombra fecundada es perd
A l’abisme: He renunciat als arrels.
He tornat al principi: als forats de la ferida:
—ara mateix entre al pa de la creu, al buit
Dels jardins, a l’interior de la meua batalla: a la raó
Subterrània de la llum o a aquesta gravetat inversa de l’alegria.
[Amb tot, et vull nua, encarnada a les meues mans.
Eco on el dia trafega la rauxa de l’encens,
On el violí dels porus s’esdevé un alegro de Mozart,
“l'amour, c'est l'occasion unique de morir, de prende forme
de devenir soi-mème un monde pour l'amour de l'ètre aimé”].
Nua t’assembles al Llibre Roig de Lenin,
A la pluja total del món de les fusteries,
A les ales blaves d’una milotxa encimbellada a la llum
De la canella, a les nines rebels del vent tocant campanes.
I, tanmateix, a voltes, l’estranyesa em retoç el fetge.
La nit sovint és el meu regne; l’abisme, una altra forma
Del riure; les parets, la imatge de les cortines.
El quadre de sobte es torne una peixera de pàgines:
—Quin lector llig els secrets de la vida als teus porus?
La fe meua ha filtrat els encisos dels apòstols. Sóc,
doncs,
Coneixedor d’aquests cadafals, dels penjats sense roba,
I d’aqueix ull vingut del parrac.
Ens resta a viure el gran fred de l’absència,
Potser enbrutar les faules dels cèrvols, mossegar els cantons
Dels arrels, llepar els peus de la pols com les mosques.
No sé si morirem dignament a la babel d’un excusat;
O si ans al contrari, ens arribarà el temps per a fer
Confettis, consumir-nos en la lepra d’un poema,
Tacar amb espelmes l’Esperança, o senzillament,
Fer dels nostres rostres la carronya perfecta, o la teoria
Contemplativa del fem a les estables…
Barataria, 22.IX.2009






Extravíos






Todo pájaro en vuelo conoce su abismo.
PERE BESSÓ





Seguiré el camino trazado por el viento y los espejos.
El sombrero del horizonte junta todos mis cabellos.
Quiero un universo de pájaros para mi ventana; y ahí
Deberás estar desnuda, mojada de cierzo, para que deslicen
Mis dedos. Desnuda con tu piel de campanas y alelíes.
Desnuda como el tafetán blanco de las olas.
Desnuda con el orégano rosado de tus pezones.
Las sienes entre mis propios límites y las del horizonte:
—la noche en el dedo índice de mi conciencia, piel, pulso,
En las bridas del agua, presente imperfecto en los puñales
Del calendario. Por más, la sombra fecundada se pierde
En el abismo: He renunciado a las raíces.
He vuelto al principio: a los agujeros de la herida:
—ahora mismo entro al pan de la cruz, a la oquedad
De los jardines, al interior de mi batalla: a la razón
Subterránea de la luz o a esta gravedad inversa de la alegría.
[Con todo, te quiero desnuda, encarnada en mis manos.
Eco donde el día trasiega el arrebato del incienso,
Donde el violín de los poros se vuelve un alegro de Mozart,
“l'amour, c'est l'occasion unique de morir, de prende forme
de devenir soi-mème un monde pour l'amour de l'ètre aimé”].
Desnuda te pareces al Libro Rojo de Lenin,
A la lluvia total del mundo de las carpinterías,
A las alas azules de una piscucha encumbrada en la luz
De la canela, a las pupilas rebeldes del viento tocando campanas.
Y sin embargo, a veces, la extrañeza me retuerce el hígado.
La noche a menudo es mi reino; el abismo, otra forma
De la risa; las paredes, la imagen de las cortinas.
El cuadro de repente se torna en una pecera de páginas:
—¿Qué lector lee los secretos de la vida en tus poros?
La fe mía ha filtrado los embrujos de los apósteles. Soy por tanto,
Conocedor de estos patíbulos, de los ahorcados sin ropa,
Y de ese ojo venido del andrajo.
Nos queda por vivir el gran frío de la ausencia,
Quizá ensuciar las fábulas de los ciervos, morder las esquinas
De las raíces, lamer los pies del polvo como las moscas.
No sé si moriremos dignamente en la babel de un retrete;
O si por el contrario, nos alcanzará el tiempo para hacer
Confetis, consumirnos en la lepra de un poema,
Manchar con cirios la Esperanza, o sencillamente,
Hacer de nuestros rostros la carroña perfecta, o la teoría
Contemplativa del estiércol en los establos…
Barataria, 22.IX.2009
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No sé si moriremos dignamente en la babel de un retrete…

que ya es muerte perentoria, por no hablar de ironía del destino o autocomplacencia en el feísmo de la retirada (retraite barroca) o el retrete (excusado común), tras el arribo a la conclusión que no hay lenguas altivas para la alta noche, sino retortijones de babel, y que no son meras confusiones acomodaticias. No. Y por pedir que no quede: quieres un universo de pájaros para tu ventana y que la amada esté desnuda, con piel de campanas y alhelíes, mojada de cierzo, desnuda como la espuma que sea tafetán de las olas y, por remate, con pezones rosados que sean la especia del orégano. Con esa voluntad de guiso, ya puedes perderte en la nominación de esa suerte de amada panteísta, de ese numen femenino de natura. Y así tu poema. Extravíos, en plural. Bien que eres contumaz en las insistencias del poema.

¿Teoría del conocimiento en el ojo que todo lo ve? Acá no hay una epistemología que roce el mito ni antiguos testamentos que soplen una pizca de dignidad, de modo que, al menos, superemos la torre de Babel como una doméstica piscucha. Cachirulo o milocha. Un cierto menesteroso distanciamiento que nos atisbe perspectiva. La tribulación de quien mancha la Esperanza con cirios y espermas, con candelas y heces, de quien se consume, lentamente, en el interior del poema como una nueva cárcel de amor o, válgame Cruchaga, en una leprosería.

Éste es mi poeta favorito. Amor y desamor y, si hace falta, tirar mano de los cantos de Lautréamont. O del poema de la charogne del viejo Baudelaire. No hay disyuntiva posible. Salir del espacio del poema para poder lograr el regocijo del hiemo en los establos. Poema donde haya que rubricar frente a y a despecho de los desasosegados y maledicentes que están obsesionados con la visión y lectura equívocada, más que equívoca, torpe y perezosamente desgreñada que sitúa a André Cruchaga como un poeta galante. En tiempo de crisis...

Sólo admito tal premisa en quien es/sea capaz de leer con pareja atención, delicadeza, textura y morbo poemas saturnianos o de fiestas versallescas y poemas secretos y eróticos del "culo de delante y del culo de atrás" del libertino y angelical Paul Verlaine... Y vuelve, renovado, a los poemas del amigo André Cruchaga.

sábado, 19 de septiembre de 2009

Vertigen de l’escalfred-poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó

Vértigo


Vertigen de l’escalfred
poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó




Consumada la sed, sólo una huella
De lívida ceniza…
MARGARITA PAZ PAREDES




En tots els vertigens humans els llibres respiren escalfreds.
La ràfega de la consciència perd els seus perdigons.
Al capciró dels dits batega el fil sense quadern dels desencerts.
El lliure somni transpira mons inventats. Mons eteris
I no aqueix que, espés de sang, apareix a les Ginness
Recorreguent la pols sense llànties,
Mastegant la violència en totes les seues formes vegetatives.
Un encenser mossega les lluernes del crepuscle a l’estiu
De la set; quan Déu camina damunt de les aigües, els fulls de l’escuma
Inventen l’aurèola de les gavines.
Al món les paraules superiors han de ser el nosaltres i no
Justament Walt stress amb els seus espills virtuals.
Per a desfer la via a l’Univers, fa falta canviar les portes de l’aire,
I obrir pas als ferrocarrils.
Qualsevol coixí pot fer-se rossinyol dels somnis.
En la nostra carn no serveixen les estovalles sinó les campanes amb la seua xafegada
De claus. —És menester canviar les mirades davant de les noves de la por.
Al rellotge de les paràboles,
Compten les estacions de la saliva, i les cerimònies de l’endormiscada.
Quants supervivents són necessaris per al juí final?
—La nit retrobada a la caravana de la transpiració. Només la nit
I el seu ardit de diàspora i plastilina.
Només l’erm aleatori del canvi climàtic.
Només la nuesa enmig de teranyines, o els forats de les mirades.
La història ens ve sempre amb huracans de cendra:
No és possible llavar els peus amb lavatoris de formigues, ni fingir humanitat
Entre la garrotxa, brollador potser del dolor, ni emprar olis, com no siga
Per a assuavir el fil del bisturí a les vèrtebres.
Fem Levitació en el magisteri errant de les confraries.
Caiem en les burilles de les funeràries sense resurrecció.
Assistim al silenci com enclaustrats en un fal·lus copulant; preferim
La placenta en la gaubança del bordell alienat.
Assumim el manual de les matrones i no l’ànima del credo, ni el graal
Que conforte les ansietats produïdes pel sistema.
Al camí ix la branca del gemec. La branca lleu de la llum.
Aquesta ànima no reposa a l’eixida del sol. En el fons desacate qualsevol
Olfacte, el doll de la nit envaint els meus mormols, aqueixa lenta
Calma que no puja a la pluja.
Tal volta aquest fàstic, adins, desfaça els camins, enrune les dents
Del manteu de fang i arena, torne la xanca a la flaire.
On hi ha vents transparents i sons distints al desarrelament?
En quin lloc la nit té sentit als portals i aquest dolor
De mesos no es torne nen down, ni macrocefàlia per a experiments?
—Tot el somni té dubtes i preguntes.
Confusos dies en els que encara viuen. Ara ixen i entren cementeris
De mi mateix. No veig el palpebreig de l’amor,
Sinó els matossars enderrocant-se, com un talud d’espills.
No veig sinó l’ansietat de les portes tancant-se al colp del tràfec.
Baratària, 16.IX.2009




Vértigo del escalofrío





Consumada la sed, sólo una huella
De lívida ceniza…
MARGARITA PAZ PAREDES




En todos los vértigos humanos los libros respiran escalofríos.
La ráfaga de la conciencia pierde sus perdigones.
En la yema de los dedos palpita el hilo sin cuaderno de los desatinos.
El libre sueño transpira mundos inventados. Mundos etéreos
Y no ese que, espeso de sangre, aparece en los Ginness
Recorriendo el polvo sin lámparas,
Masticando la violencia en todas sus formas vegetativas.
Un incensario muerde las luciérnagas del crepúsculo en el verano
De la sed; cuando Dios camina sobre las aguas, los folios de la espuma
Inventan la aureola de las gaviotas.
En el mundo, las palabras superiores debe ser el nosotros y no
Precisamente Walt stress con sus espejos virtuales.
Para desandar el Universo, se hace necesario cambiar las puertas del aire,
Y abrirle paso a los ferrocarriles.
Cualquier almohada puede volverse ganzúa de los sueños.
En nuestra carne no sirven los manteles sino las campanas con su chubasco
De claves. —Es preciso cambiar las miradas frente a las noticias del miedo.
En el reloj de las parábolas,
Cuentan las estaciones de la saliva, y las ceremonias del entresueño.
¿Cuántos sobrevivientes son necesarios para el juicio final?
—La noche reencontrada en la caravana de la transpiración. Sólo la noche
Y su ardid de diáspora y plastilina.
Sólo el baldío aleatorio del cambio climático.
Sólo la desnudez en medio de telarañas, o los agujeros de las miradas.
La historia nos viene siempre con huracanes de ceniza:
No es posible lavar los pies con lavatorios de hormigas, ni fingir humanidad
Entre la breña, manantial acaso del dolor, ni usar aceites, salvo que sean
Para suavizar el filo del bisturí en las vértebras.
Levitamos en el magisterio errante de las cofradías.
Caemos en las colillas de las funerarias sin resurrección.
Asistimos al silencio como enclaustrados en un falo copulante; preferimos
La placenta en la juerga del lupanar enajenado.
Asumimos el manual de las matronas y no el ánima del credo, ni el grial
Que conforte las ansiedades producidas por el sistema.
Al camino sale la rama del quejido. La rama leve de la luz.
Esta alma no reposa a la salida del sol. En el fondo desacato cualquier
Olfato, el chorro de la noche invadiendo mis murmullos, esa lenta
Calma que no sube a la lluvia.
Tal vez este hastío, adentro, deshaga los caminos, derribe los dientes
Del talpetate, vuelva la cárcava a fragancia.
¿Donde hay vientos transparentes y sonidos distintos al desarraigo?
¿En qué lugar la noche tiene sentido en los portales y este dolor
De meses no se vuelva niño down, ni macrocefalia para experimentos?
—Todo el sueño tiene dudas y preguntas.
Confusos días en los que aún viven. Ahora salen y entran cementerios
De mí mismo. No veo el parpadeo del amor,
Sino los matorrales desmoronándose, como un talud de espejos.
No veo sino, la ansiedad de las puertas cerrándose al golpe del tráfago.
Barataria, 16.IX.2009
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André:
En primer lugar, te felicito por el sentido del humor y la parodia en medio de la queja amorosa, aunque más templada en este texto. Como verás, mantengo en la traducción el juego de Wall Street/Walt stress.

En el mundo las palabras superiores deben ser el nosotros y no
sencillamente Walt stress con sus espejos virtuales.

En efecto, todo el mundo conoce que (la calle de) Wall Street es símbolo del mundo de las finanzas y que desde el barrio neoyorquino de Manhattan irradia capitalismo global.

No tantos, sin embargo, conocen la historia de esta calle, ya que antes de ser recordatorio del mercadeo que a lo largo del siglo XVIII había entre aposentados y terratenientes del lugar, fue inicialmente muro de contención de maderas y fango frente a los indígenas y, más tarde, muro de vergüenza para los esclavos que buscaban su libertad.

Que, además de “muro”, en inglés signifique calle del duelo, queja o lamento y gemido, tiene su cosa, que, por otro lado, se aviene al poema, y al juego que propone André Cruchaga para una lectura avezada, ya que Walt Stress significa antes que otra cosa el estrés (la tensión) de la Espera. Y a estas alturas no hay, creo, que evidenciar la paranomasia (street/stress).

Así pues, muro, lamento, tensión, espera en la traslación de la referencia social a la referencia amorosa. Dos planos desde el humor oblicuo que nace del desamor (y del descrédito de su realidad que incluye el desastrado lance amoroso).

*** *** ***

Un inciensario muerde las luciérnagas del crepúsculo en el verano/De la sed.

Bellísima esta suerte de iluminación poética. Y complejísima tanto en sí misma como en el contexto del poema entero.

Desde el punto de vista de la retórica y de la forma, sólo decir que André Cruchaga sigue en las ramas del árbol de estilo tan suyo (asociaciones y enumeraciones, correspondencias o analogías sorpresivas, desplazamientos e inversiones, personificaciones, animaciones y un largo etcétera)
Sin embargo, me interesa destacar lo que llamaré “progresión simbólica” e “intensificación de la metáfora matriz”, todo ello desde la más que evidente sencillez que encubre una reflexiva elaboración poética (y no sólo la práctica y domeño de la intuición).

Glosemos: sed. Desde los comienzos de la lírica la sed pasa de ser reconocida como una mostración de las necesidades fisiológicas básicas a connotar la sed de amor ante la ausencia (real o espiritual) del habib, amigo o Midons, Ma Dona. Amada…

Hay, pues, tanta tradición sígnica y simbólica que el polo de construcción de la metáfora está mas que comprehendida y lexicalizada. Nadie se extraña, pues, que incluso en el nivel más coloquial y expresivo de la lengua, podamos oír al enamorado –o sencillamente encoñado- decirle a su par: “voy a comerte, voy a beberte” Y es que la sed da mucho de sí.

Sin embargo, André Cruchaga, fija el grado de lo inefable. La sed mayor en la estación del verano es más sed, si se me permite. Conocemos pues por la inversión: sed del verano/ verano de la sed. Y sigamos las operaciones de transgresión o desviación del uso natural de la lengua, que tampoco hay que irse a Riffaterre para poder leer con mínimas entendederas y pasión al amigo Cruchaga. De la estación de verano, la parte del día crepuscular. El crepúsculo, el ocaso, el atardacer, el entreluces, el momento del poniente. El momento simbólico por excelencia para los grandes de fin de siècle, ay. Sí, los simbolistas. Sin embargo, O hay que ser tampoco seguidores del Corán ni practicar el Ramadán para saber que sólo podemos calmar la sed a partir de la llamada del muecín que coincide con el crepúsculo. Para no extenderme, basta leer a los crepuscularistas italianos, para entender desde el paisajismo sentimental que es sed de amor, cantada tan encumbradamente por Petrarca.

En este momento del proceso crepuscular de la sed de amor que lleva a la agonía del verano podemos ubicar la diminuta luciérnaga. De nuevo una lectura avezada asocia el vocablo a su étimo latino lucernam, el gusano de luz, el candil. Un coleóptero de riquísima sexualidad que tiene su propia tradición lírica popular y culta universal, como bien enseñaba en sus coplillas don Alberto Lista a José de Espronceda.

Así, ya están listos dos planos a sumar: las luciérnagas (lucecillas) del crepúsculo –una sencilla metáfora A de B- y el verano de la sed (metáfora invertida B de A). A partir de ahora ya sólo resta al lector/a competente, dejarse ensoñar y vibrar con el incensario o “incensiario”. Hemos llegado al templo de las correspondencias –Correspondances- del poema archiconocido de Baudelaire, que da el paso del Romanticismo tardío al Simbolismo. No me resisto a copiarlo:

La Nature est un temple où de vivants piliers
Laissent parfois sortir de confuses paroles;
L'homme y passe à travers des forêts de symboles
Qui l'observent avec des regards familiers.
Comme de longs échos qui de loin se confondent
Dans une ténébreuse et profonde unité,
Vaste comme la nuit et comme la clarté,
Les parfums, les couleurs et les sons se répondent.
Il est des parfums frais comme des chairs d'enfants,
Doux comme les hautbois, verts comme les prairies,
- Et d'autres, corrompus, riches et triomphants,
Ayant l'expansion des choses infinies,
Comme l'ambre, le musc, le benjoin et l'encens,
Qui chantent les transports de l'esprit et des sens.

Les Fleurs du Mal (IV)
Poesía es libertad y el poema, fruto de su ejercicio. Por ello podemos aceptar la transgresión conceptual que significa. Y es claro que aceptamos con buen paladar que un objeto de ritual, un sahumador sacramentado, el incensario desnudo (André Cruchaga no se detiene en absoluto en las posibilidades esteticistas que le habría dado su descripción: piedra, madera o metal, plata, cobre, oro, latón, e incrustaciones y perfumes. Tampoco lo hará congruentemente al referir el grial o cáliz de la amada para calmar la sed). El incensario, pues, muerde la luz crepuscular de la sed de estío. Dejo para lecturas desde la otredad las variantes que enriquecen a buen seguro las asociaciones del incienso con la mordedura, pues que más allá de hincar el diente, también se lima, se engaña, se tienta y se tinta con estos versos del amigo.

martes, 8 de septiembre de 2009

Fons amb mur-poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó

JEAN BAPTISTE SIMEON CHARDIN






Fons amb mur





Al fondo del cuarto el muro era negro
Y temblaba también…
PIERRE REVERDY




Sempre parle de l’Esperança com aqueix camí amb finestres.
Quan l’alegria reparteix pans frescos i no els juguen
Les mosques; quan els noms no són illes i resten a l’abast
De tots sense els artificis del mirall; quan reinvente
El teu cos i navega sol·lícit al meu costat; quan el llençol
Blanc de la pell transparenta la porta a l’infinit de les lluernes.
El món ignora que descalços és millor recórrer el fred,
Caminar clandestinament en la humitat del somni,
Ensabonar-se amb l’aigua beneïda de la rialla.
M’agradaria que la saliva de la violència, deixàs de caure damunt
De la terra: —al fil de la menja l’alba transitòria…
A l’escuma de l’aigua, els noms alteren la seua sintaxi.
L’ombra metàl·lica de les estàtues es tomba airosa damunt de les nines.
La mà agafa un grapat de llum de les tenebres.
Aprenem així la clau de les llànties? Recordem l’idioma
Perdut de les llances? —En la foscor el raig desvetla la seua perruca:
Tal volta manquen arrels per a assaborir tots els aromes.
La millor alegria és la lluna embolicada en encaixos sense butxaques
En els ocells mimètics de les fulles del guarumo.
Parle del crit tot i que s’ofegue en la cendra del silenci.
Un dia les cambres no tindran cap foscor,
Cada carrer serà destinat a ser pissarra: S’hi escriuran
Noms més feliços que els destinats a la nit i la fullaraca.

Ara només vull ja un balcó per a la meua fatiga.
Ací puc construir un jardí i fer descendir els ocells.
—Per breu que siga l’atzar, el foc es fa una eternitat
D’espectres, un ardor de temps a la cova del qual udola
Aqueixa falsa moneda de la soledat. Sempre al fum després
De la vida hi ha el caos, les històries com una estranya boca.
Pot la memòria emboscar les nits del tedi i somriure
Al desvarí dels cabells? Pot la llum excedir aquesta brevetat
Remota a les nines? —L’alé esvaeix les paraules
En el vent; aquest ser riu i apartar les aigües i tornar de bell nou
A la ranera imperceptible de l’ull eixit de la terra.

Tota la llum respira als ràfecs de l’ànima. —Aqueixa llum transcorreguda
De la vida i que a colp dol a les galtes.
En la fondor de l’alé, els colors descarnen la gola.
Front a la imatge dels murs, l’hàlit es rovella.
Existim només des d’allò visible dels ulls, la resta
És aqueix fruit de la fantasia: Brisa estufada al pit,
Casa de la fugacitat, mans en la fatiga del desús.
Sovint la consciència s’apaga amb estranya indiferència.
Supose que front al món he de reescriure certes paraules:
—O, almenys, acostumar-me al desvari panteixant
Del rellotge damunt dels rems gastats de l’horitzó…
Baratària, 06.IX.2009







Fondo con muro






Al fondo del cuarto el muro era negro
Y temblaba también…
PIERRE REVERDY





Siempre hablo de la Esperanza como ese camino con ventanas.
Cuando la alegría reparte panes frescos y no los juegan
Las moscas; cuando los nombres no son islas y están al alcance
De todos sin los artificios del espejismo; cuando reinvento
Tu cuerpo y navega solícito en mis costado; cuando la sábana
Blanca de la piel transparenta la puerta al infinito de las luciérnagas.
El mundo ignora que descalzos es mejor recorrer el frío,
Caminar clandestinamente en la humedad del sueño,
Enjabonarse con el agua bendita de la risa.
Me gustaría que la saliva de la violencia, dejara de caer sobre
Sobre la tierra: —al filo de la comida el alba transitoria…

En la espuma del agua, los nombres alteran su sintaxis.
La sombra metálica de las estatuas se vuelca airosa sobre las pupilas.
La mano agarra un puñado de luz de las tinieblas.
¿Aprendemos así la clave de las lámparas? ¿Recordamos el idioma
Perdido de las lanzas? —En la oscuridad el rayo desvela su peluca:
Quizá faltan raíces para saborear todos los aromas.
La mejor alegría es la luna envuelta en encajes sin bolsillos
En los pájaros miméticos de las hojas del guarumo.
Hablo del grito aunque se ahogue en la ceniza del silencio.

Ahora sólo quiero ya un balcón para mi fatiga.
Ahí puedo construir un jardín y hacer descender los pájaros.
—Por breve que sea el azar, el fuego se vuelve una eternidad
De espectros, un ardor de tiempo en cuya cueva aúlla
Esa falsa moneda de la soledad. Siempre en el humo después
De la vida existe el caos, las historias como una extraña boca.
¿Puede la memoria emboscar las noches del tedio y sonreírle
Al desvarío de los cabellos? ¿Puede la luz rebasar esta brevedad
Remota en las pupilas? —El aliento desvanece las palabras
En el viento; este ser río y apartar las aguas y volver de nuevo
Al estertor imperceptible del ojo salido de la tierra.

Toda la luz respira en los aleros del alma. —Esa luz transcurrida
De la vida y que a golpe duele en las mejillas.
En la hondura del aliento, los colores descarnan la garganta.
Frente a la imagen de los muros, el hálito se vuelve herrumbroso.
Existimos solamente desde lo visible de los ojos, lo demás
Es ese fruto de la fantasía: Brisa ahuecada en el pecho,
Casa de la fugacidad, manos en la fatiga del desuso.
A menudo la conciencia se apaga con extraña indiferencia.
Supongo que frente al mundo tengo que reescribir ciertas palabras:
—O al menos, acostumbrarme al desvarío jadeante
Del reloj sobre los remos gastados del horizonte…
Barataria, 06.IX.2009
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André: Hablar de la Esperanza, como un diseño vital más que como virtud teologal. ¿Cómo hacerlo desde un primer verso, si hay fondo amurallado? Ni siquiera la cita de Pierre Reverdy humanizando con el temblor del muro nos da pistas. Y eso que el buen narbonés se preguntaba a sí mismo hace casi un siglo:

Cómo vivir en otra parte sino cerca del gran árbol blancode aquella lámpara (Blanco y negro) Heredero, en parte, de la tradición surrealista, aunque más cerca de Yves Bonnefoy que de Breton, Reverdy trató de encontrar el sentido poético más allá de "el absurdo de lo cotidiano". André Cruchaga, desde su escritura agónica, como él mismo la ha calificado a veces, por más que habrá de tomarse con cierto descreímiento, reflexiona -al tiempo que escribe y ritualiza el exorcismo- sobre una Esperanza que no tiene puertas sino ventanas abiertas. Y es que se puede hacer vía también desde la mirada que ventanea. Una esperanza la de André Cruchaga que necesita explicitarse en los tiempos humildes: la esperanza del pan fresco; la del nombre que se alcanza; la del lienzo blanco para el cuerpo deseado que se reinventa en cada noche y poema; la del sueño húmedo... Una esperanza, la del poeta, que no se agota en el grito a la manera de los expresionistas, sino que se ampara en un futuro que el poeta ensueña y profetiza como un nabí desinquieto o romántico revolucionario:

Un dia las habitaciones no tendrán obscuridad alguna,
Cada calle será destinada a ser pizarra: En ella se escribirán
Nombres más felices que los destinados a la noche y la hojarasca.

La costante vital de Cruchaga, la rebelión frente a la tozuda realidad de la soledad. Aceptar la vía de escape de la fantasía o creer a pies juntillas que existe otra realidad superior, la de quienes cultivan los sueños en el trasmundo de la vigilia, esa terra nullius donde el poema y el encuentro de los enamorados o el paraíso es posible.
Pero André Cruchaga, como buen jeronimiano, trabaja el ahora de cada noche, aunque se reclame con no poca flagelante ironía fruto del desvarío:

Supongo que frente al mundo tengo que reescribir ciertas palabras:
—O al menos, acostumbrarme al desvarío jadeante
Del reloj sobre los remos gastados del horizonte…


Aunque lo que Cruchaga califica de tal, obliga a ser cautos con la poética etimologista. Juega André con nuestra mala conciencia e, incluso, con los sentidos cruzados. Y en la encrucijada, el lector desvara, se esvara o desvaría, y no sabe si encuentra las varas de medir el poema o la autoridad de la vara capaz de tornarse serpiente para nuestro desliz de lectura. Y la salvación del poema.

Pere Bessó