domingo, 1 de abril de 2012

A MITJANIT EL BALANÇ/ A MEDIANOCHE EL BALANCE-COMENTARIO Y TRADUCCIÓN DE PERE BESSÓ


El suny absorbeix tota la foscor dels rellotges erms de les esferes,
 les bigues cavil•len en aquest feixuc trepant que trenca la saliva,
 les illades amargues del sobresalt, la boca minvada en l’asfalt.
Imagen tomada de Miswallpapers.net




A MITJANIT EL BALANÇ/ A MEDIANOCHE EL BALANCE-COMENTARIO Y TRADUCCIÓN DE PERE BESSÓ



Querido André:



Ya sabes cuánto me gustan estos poemas en prosa en los que tu escritura, sin dejar de ser tuya, se condensa y, sin embargo, se crece. Y, como en otras ocasiones, tomas un tema recurrente, cual es la medianoche y lo desmadejas con no pocas sorpresas. Si algo hay que destacar en el plano formal es, una vez más, la cantidad de recursos que aparecen de la manera más llana, aun a sabiendas que toda lengua poética es desviación de la lengua llamada impropiamente natural. En efecto cultivas como pocos la metáfora clásica en su rompiente surrealista: así, las persianas del horizonte (metáfora determinativa: A de B) da paso a el horizonte sólo es espejismo (metáfora copulativa: A es B) o, más aún, la metáfora sumativa oracional: el sombrero de la vigilia/ cava en el torrente del aliento (incluyendo, por si fuera poco el componente de la animación).
Pero veamos, querido poeta, la plenitud de la metáfora surrealista o irracional, si se prefiere: 'los gajos de la oscuridad pululan en el firmamento…' en donde el lector es llevado de un tris a la metáfora del reino vegetal y nos encontramos con la oscuridad como fruta de la que se pueden desprender los gajos…
Junto a la metáfora, la comparación, la metonimia, la prosopopeya, interrogación retórica, repetición, juego de contrastes y un largo etc podemos encontrar sin dificultad alguna aquellos signos con capacidad simbólica y evocadora: así, la medianoche en André Cruchaga vuelve a asociarse a la vigilia o el insomnio, el pecho, el reloj, el terreno yermo, la saliva, el asfalto, sábanas, alfileres, pañuelos, penumbra y luz, horizonte y viaje interior, memoria…
Un estudio mucho más riguroso que estas breves apuntaciones mostraría acaso el interés por contraponer, por un lado, aquellos formantes del mundo interior de la casa y del yo frente, por otro, a aquellos que externalizan/objetivizan la realidad del poeta (e incluyo acá su dimensión social): calles, aceras, asfalto, pero también horizonte e historia…
Y dejo, finalmente, para el lector precavido la posibilidad de dejarse llevar por estos dos últimos trallazos: el rastrojo del pecho y poleas del pulso. Ambas metáforas de una expresividad y de una visibilidad cinética y cinematográfica extremas.

Personne ne va plus.

Un abrazo.
Pere Bessó.




A MITJANIT EL BALANÇ





A mitjanit el balanç dels sostres: —dorm? No. Els gallons de foscor pul•lulen en el firmament, igual com la història amb els seus colps de sang; a gosades que l’ull continua obert, —camins de torrencials espectres, gens d’oblit al pit que a estones bull: lentes hores de simetries copen el rostoll del pit. El suny absorbeix tota la foscor dels rellotges erms de les esferes, les bigues cavil•len en aquest feixuc trepant que trenca la saliva, les illades amargues del sobresalt, la boca minvada en l’asfalt. El planeta dels morts reparteix les seues ossades; la mitjanit furta el fus de les sastreries, albiren les corrioles del pols i damunt del pit, esgarrifen les aristes de l’espill.—dorm? No. El capell de la vigília cava al torrent de l’alé; fins i tot en la deshora maduren els morts, sense la fatiga d’enfilar l’ull de l’agulla, la balança que té senderes de desequilibri. Al llençol tel•lúric dels mocadors, el feix d’agulles de cap buscant la taula; quan les persianes de l’horitzó s’obrin, la pineda sempre fosca de la llum. De tota manera, l’horitzó tan sols és miratge, finestra on s’amalgamen unes altres penombres, tan certes com un viatge a l’interior de la memòria.

Baratària, 29.III.2012




A MEDIANOCHE EL BALANCE




A media noche el balance de los techos: —¿duermo? No. Los gajos de oscuridad pululan en el firmamento, igual que la historia con sus golpes de sangre; desde luego, el ojo sigue abierto, —caminos de torrenciales espectros, nada de olvido en el pecho que a ratos hierve: lentas horas de simetrías copan el rastrojo del pecho. El ceño absorbe toda la oscuridad de los relojes baldíos de las esferas, las vigas cavilan en este torpe taladro que rompe la saliva, los ijares amargos del sobresalto, la boca menguada en el asfalto. El planeta de los muertos reparte sus osamentas; la medianoche hurta el huso de las sastrerías, asoman las poleas del pulso y encima del pecho, rasgan las aristas del espejo.—¿duermo? No. El sombrero de la vigilia cava en el torrente del aliento; aun en la deshora maduran los muertos, sin la fatiga de enhebrar el ojo de la guja, la balanza que tiene senderos de desequilibrio. En la sábana telúrica de los pañuelos, el haz de alfileres buscando la mesa; cuando las persianas del horizonte se abren, el pinar siempre oscuro de la luz. De todas formas, el horizonte sólo es espejismo, ventana donde se amalgaman otras penumbras, tan ciertas como un viaje al interior de la memoria.

Barataria, 29.III.2012