lunes, 27 de febrero de 2012

EBRIETAT DE LLENÇOLS/ EBRIEDAD DE SÁBANAS. TRADUCCIÓN Y COMENTARIO: PERE BESSÓ


Com més branques fa el panteix, més besllums propaguem
al voltant de cada ràfega humana: en cada pell alcem flamerades
de vent, cremades, davall de llençols ebris.




EBRIETAT DE LLENÇOLS/ EBRIEDAD DE SÁBANAS. TRADUCCIÓN Y COMENTARIO: PERE BESSÓ


Querido André:

Sucumbo a la borrachera de tu hermoso poema que une los jadeos y el orgasmo al estertor de la muerte. Recoges el guante de la ebriedad y retomas con ello la Tradición más plena. Un don en el decir de Claudio Rodríguez, arrancado de la Biblia (Bodas de Canaán, las hijas de Lot), de Homero o los poemas asirios o alejandrinos que ha de llegar sin lagunas, de Li Po u Omar Kejjham a Villon, Hugo, Espronceda, Darío. Y en ese largo y tortuoso camino, pleno de luz y sombras, dos grandes poetas imbricados en el texto: Rimbaud y su bajel ebrio y DH Lawrence y sus centellas de pasión que incendian la casa, el cenit y nadir, el universo.
Se preguntaba el eterno adolescente: Est-ce en ces nuits sans fonds que tu dors et t’exiles? Y André Cruchaga sabe responder desde la vigilia, que es tanto exilio como ensoñación:

Llegada la urgencia, rechinan las luciérnagas en los poros,
es como si sólo habitáramos la transparencia del orgasmo
en un océano ebrio de acordeones...

El alguna ocasión he señalado esa suerte de comunión de la noche en Cruchaga con la armonía o el pasmo nocturno del Universo. Es aquí donde me llegan los ecos de David Herbert Lawrence:

Palpitamos inventando nuevas compuertas, nuevas tormentas
de relámpagos, nuevas fiebres de espejos hasta el punto
de consumirnos en el aceite sideral de los peces…





EBRIETAT DE LLENÇOLS





Damunt dels porus del cos, són innecessaris els llençols,
hi ha prou amb l'ebrietat dels porus, el bolic adobat de la llengua,
els fulminants cecs de la ranera i aqueix somni sense pietat per on
bevem els coixins humits dels espectres.
—Arribada la urgència, grinyolen les lluernes als porus,
és com si només habitàrem la transparència de l'orgasme
en un oceà ebri d'acordions: la veu es fa invisible,
subterrània, tan eloqüent com la consciència de tindre memòria;
tan certa com una eternitat humida, enmig d'ombres que gemeixen
amb la seua mateixa fluidesa de cànters vessats.
Tan certa com l'entusiasme dels armaris de paret plens, on llit
i parets tenen brisa de sucre,
prou forces per a enllumenar tots els racons del planeta;
mentre que els rellotges congestionen el calendari, —tu i jo— amb els nostres
apetits, ebriesa des del fons dels ascensors, li donem vida
a les llavors del somriure, a l'ala de l'exploració,
a totes les visions que ens projecten els espills i la utopia de les sabates.
Com més branques fa el panteix, més besllums propaguem
al voltant de cada ràfega humana: en cada pell alcem flamerades
de vent, cremades, davall de llençols ebris.
Bateguem inventant noves comportes, noves tempestes
de llampecs, noves febres d'espills fins al punt
de consumir-nos en l'oli sideral dels peixos…

Baratària, 16.II.2012




EBRIEDAD DE SÁBANAS




Sobre los poros del cuerpo, son innecesarias las sábanas,
es suficiente la ebriedad de los poros, el petate curtido de la lengua,
los fulminantes ciegos del estertor y ese sueño sin piedad por donde
bebemos las almohadas húmedas de los espectros.
—Llegada la urgencia, rechinan las luciérnagas en los poros,
es como si sólo habitáramos la transparencia del orgasmo
en un océano ebrio de acordeones: la voz se vuelve invisible,
subterránea, tan elocuente como la conciencia de tener memoria;
tan cierta como una eternidad húmeda, en medio de sombras que gimen
con su propia fluidez de cántaros derramados.
Tan cierta como el entusiasmo de las alacenas llenas, donde cama
y paredes tienen brisa de azúcar,
fuerzas suficientes para alumbrar todos los rincones del planeta;
mientras los relojes congestionan el calendario, —vos y yo— con nuestros
apetitos, ebriedad desde el fondo de los ascensores, le damos vida
a las semillas de la sonrisa, al ala de la exploración,
a cuantas visiones nos proyecten los espejos y la utopía de los zapatos.
Entre más ramas hace el jadeo, más destellos propagamos
alrededor de cada ráfaga humana: en cada piel levantamos llamaradas
de viento, quemadas, debajo de sábanas ebrias.
Palpitamos inventando nuevas compuertas, nuevas tormentas
de relámpagos, nuevas fiebres de espejos hasta el punto
de consumirnos en el aceite sideral de los peces…

Barataria, 16.II.2012

lunes, 13 de febrero de 2012

LABERINT DEL PODER/ LABERINTO DEL PODER. TRADUCCIÓN Y COMENTARIO DE PERE BESSÓ


El suïcidi polític és una forma d’exterminar l’adversari,
quan a cegues es braceja juntament amb els peixos, experts en aigües
superficials i profundes. Pregue davant de la llum amb els llavis cusits,
invoque les formes santes per a sobreviure cada nit,...
Imagen tomada de Miswallpapers.net





LABERINT DEL PODER/ LABERINTO DEL PODER. TRADUCCIÓN Y COMENTARIO DE PERE BESSÓ



Querido André:

Con un título tan sugestivo me haces volver el pensamiento a aquel Laberinto de Fortuna escrito en un siglo de crisis de toda suerte. Y no es mero azar este señalamiento, pues también es éste, en más de un sentido, un poema alegórico y en él caben los rasgos expresionistas con que Juan de Mena planteó las llamadas trescientas a finales del Medievo castellano. Entre las analogías, la primera de todas: el sueño. A expensas de la presencia de la muerte como un ángel de celuloide, 'Terminator'. Pero también, como entonces,

a) la paradoja y el contraste,

…entran al laberinto del frío, a la macabra imagen del Paraíso.

[En efecto, laberinto y paraíso, por un lado, la asociación del frío a la muerte y, finalmente, el epíteto ‘macabra’ que nos sacude el sentido]

De pronto creo que la locura es la forma más razonable de entender
la selva en que vivimos; —yo muero, tú mueres, morimos
arrastrados por ciertos estribillos y slogans, vivimos en una especie
de fiesta abominable.

[Obervemos el par de oposición ‘locura/razin(able)’ ‘morimos/vivimos’…]

b) la ironía y el humor negro acompañado frecuentemente de feísmo,

Ahora sueño con sueños de caníbales,
con el Terminator del destino, con las moscas que juegan a ser
pájaros, ilegibles habitaciones con escamas afiladas donde
se corta la lengua y salta a borbollones la saliva putrefacta.

c) el aforismo sentencioso,

El suicido político es una forma de exterminar al adversario (…)

d) las referencias e intertextualidades cultistas/ocultas,

y luego salir del huerto con los ojos vaciados de la carne.
la muerte allí en el hilo del semen (…)

[Si en el primer caso, del hortum latino (Ovidio, Virgilio…) se nos deriva al huerto del villancico o huerto y vergel de los trovadores, en el segundo abundaríamos en el trabajo de revirginizar o poetizar una metáfora ya muy lexicalizada: un hilo de voz, un hilo de agua, ahora leemos un hilo de semen. La muerte allí, nos dice el poeta. En efecto, en el cumplimiento de Eros, la petite mort, Tanatos en el hilo de Ariadna. Y de nuevo la araña que, por otro lado, es símbolo, desde los griegos, de la sabiduría y usufructo de Palas Atenea.]

e) la presencia del Bestiario,

las paredes oyen a las arañas que suben hasta los tejados (…)

[Sin duda, la presencia de la araña, como la de los peces, sepiente o moscas merecería comentario, pero excede de mi propósito, amigo mío. Bástenos con decir que salvo la tonalidad afectivo sentimental de los peces, en relación al milagro de los panes y peces, son de marcada negatividad las arañas en relación, sin duda, a las ruedas de la fortuna y el tiempo que todo devora, junto a la referencia al Mal, a través de las dípteras. Y la serpiente? Ay, Góngora y su célebre soneto, en donde la lengua, en referencia al beso profundo, es sierpe, como acá la ‘serpiente de fuego’]

f) la prosopeya,

Nos muerde la sordidez del viento,
y su feroz campanario de herrumbre,
y su interminable silogismo para usurpar enmohecidos lupanares.

[Enorme expresividad la de esta animación combinada en polisóndeton copulativo: viento, campanario, silogismo mordiendo donde antaño lupanares… De nuevo y, si se quiere, el topos tan querido por Juan de Mena o Jorge Manrique: Ubi sunt?]

g) la enumeración correlativa,

el poder que lo transgrede
todo, la muerte allí en el hilo del semen, el tiempo en la pesadilla
de los crucifijos, el mundo oscuro de los murciélagos (...)

h) el ritmo repetitivo de la salmodia…

Potser un dia ja no caldrà amagar-nos de la tempesta,
quan aquesta pul•lularà amb les seues tèrboles sabates pel carrer;
potser un dia, encara que hàgem perdut ja els nostres peus (…)


Sazonado, también como entonces, por los destellos o trallazos de filosofía, sólo que ahora frente a la influencia neoplatónica, aristotélico-tomista o nominalista, una suerte de ontología que ha heredado el discurso de la dialéctica, sin embargo, siempre hay un distingo a experimentar, aunque sólo se señale acá. En Dante o Juan de Mena los poemas cortesanos de alto vuelo, los quiebros filosóficos de lo alegórico acababan en destellos idealizantes y hasta teológicos. En el poema de André Cruchaga la epistemología queda en la materia de experiencia, en la supervivencia del deseo:

nos llenamos de la utopía dialéctica de la locura,
el pan nuestro de la conciencia lógica y la teoría con su objeto
de conocimiento, con su labor ontológica de identidad.
Nos fusionamos sobre bases idealistas, luego la cognoscencia
orgánica, activa la teoría del conocimiento hasta que la materia
con sus leyes, nos hace sudar, despellejarnos en el jadeo,
morder las contradicciones en esta práctica hasta llegar al propio
objeto del deseo: el badajo, alto, en la oquedad del pubis.)

Finalizo, amigo André con el uso de la intertextualidad sabiamente descontextualizada, del zoon politikón al zoon erotikón. Es famosa la cita de Pasionaria, ‘Morir de pie…’ He ahí tu honor: el badajo alto –altivo diríamos- frente a la oquedad del pubis. Salud.

Pere Bessó,
Mislata, 13 febrero 2012





LABERINT DEL PODER




Cuando las campanas fúnebres redoblan, / la hierba
se pone a temblar. / Pero sólo entonces, / no cada vez
que cualquier vieja campana / suena.
SEAMUS HEANEY




En la clau de l’obscé, l’abjecte; el poder que ho transgredeix
tot, la mort allí en el fil del semen, el temps en el malson
dels crucifixos, el món fosc dels muiracs:
el suicidi per a desterrar l’enemic, enmig de la truculència
del deliri. — El suïcidi polític és una forma d’exterminar l’adversari,il•legibles
 cambres amb escates esmolades on
es talla la llengua i salta a borbolls la saliva putrefacta.

El suïcidi polític és una forma d’exterminar l’adversari,
quan a cegues es braceja juntament amb els peixos, experts en aigües
superficials i profundes. Pregue davant de la llum amb els llavis cusits,
invoque les formes santes per a sobreviure cada nit,
les parets ouen les aranyes que pugen fins als teulats,
entren al laberint del fred, a la macabra imatge del Paradís.

(Entre extraviament i ostracisme, el risc de pujar a l’eco de la molsa,
i en acabant eixir de l’hort amb els ulls buits de la carn.
Sempre el teu cos humit en la meua llengua, com aqueixa follia
del xiuxiueig en les illades, la serp del foc obri l’encens,
ens omplim de la utopia dialèctica de la follia,
el pa nostre de la consciència lògica i la teoria amb el seu objecte
de coneixement, amb la seua labor ontològica d’identitat.
Ens fusionem sobre bases idealistes, després la cognoscència
orgànica, activa la teoria del coneixement fins que la matèria
amb les seues lleis, ens fa suar, tot escorxant-nos en el panteix,
mossegar les contradiccions en aquesta pràctica fins a arribar al mateix
objecte del desig: el badall, alt, al buit del pubis.)

De sobte trobe que la follia és la forma més raonable d’entendre
la selva en què vivim; —jo muir, tu mors, morim
arrossegats per certes tornades i eslògans, vivim en una mena
de festa abominable. Ens mossega la sordidesa del vent,
i el seu feroç campanari de rovell,
i el seu interminable silogisme per a usurpar bordells florits.
Potser un dia ja no caldrà amagar-nos de la tempesta,
quan aquesta pul•lularà amb les seues tèrboles sabates pel carrer;
potser un dia, encara que hàgem perdut ja els nostres peus
i només ens reste, per si de cas, resguardar el monyó de l’Esperança
davall del llençol del sutge,
d’aquell tancament d’aigües oprimides…

Baratària, 04.II.2012





LABERINTO DEL PODER




Cuando las campanas fúnebres redoblan, / la hierba
se pone a temblar. / Pero sólo entonces, / no cada vez
que cualquier vieja campana / suena.
SEAMUS HEANEY




En la llave de lo obsceno, lo abyecto; el poder que lo transgrede
todo, la muerte allí en el hilo del semen, el tiempo en la pesadilla
de los crucifijos, el mundo oscuro de los murciélagos:
el suicidio para desterrar al enemigo, en medio de la truculencia
del delirio. —Ahora sueño con sueños de caníbales,
con el Terminator del destino, con las moscas que juegan a ser
pájaros, ilegibles habitaciones con escamas afiladas donde
se corta la lengua y salta a borbollones la saliva putrefacta.

El suicidio político es una forma de exterminar al adversario,
cuando a ciegas se bracea junto con los peces, expertos en aguas
superficiales y profundas. Rezo ante la luz con los labios cosidos,
invoco las formas santas para sobrevivir cada noche,
las paredes oyen a las arañas que suben hasta los tejados,
entran al laberinto del frío, a la macabra imagen del Paraíso.

(Entre extravío y ostracismo, el riesgo de subir al eco del musgo,
y luego salir del huerto con los ojos vaciados de la carne.
Siempre tu cuerpo húmedo en mi lengua, como esa locura
del susurro en los ijares, la serpiente del fuego abre el incienso,
nos llenamos de la utopía dialéctica de la locura,
el pan nuestro de la conciencia lógica y la teoría con su objeto
de conocimiento, con su labor ontológica de identidad.
Nos fusionamos sobre bases idealistas, luego la cognoscencia
orgánica, activa la teoría del conocimiento hasta que la materia
con sus leyes, nos hace sudar, despellejarnos en el jadeo,
morder las contradicciones en esta práctica hasta llegar al propio
objeto del deseo: el badajo, alto, en la oquedad del pubis.)

De pronto creo que la locura es la forma más razonable de entender
la selva en que vivimos; —yo muero, tú mueres, morimos
arrastrados por ciertos estribillos y slogans, vivimos en una especie
de fiesta abominable. Nos muerde la sordidez del viento,
y su feroz campanario de herrumbre,
y su interminable silogismo para usurpar enmohecidos lupanares.
Un día quizá ya no sea necesario escondernos de la tormenta,
cuando ésta pulule con sus turbios zapatos en la calle;
un día quizá, aunque ya hayamos perdido nuestros pies
y sólo nos quede, por si acaso, resguardar el muñón de la Esperanza
debajo de la sábana del hollín,
de aquella cerrazón de aguas oprimidas…

Barataria, 04.II.2012

sábado, 4 de febrero de 2012

FINESTRES BELLUGADISSES/ VENTANAS MOVEDIZAS-COMENTARIO Y TRADUCCIÓN: PERE BESSÓ


(No poguérem entendre altrament aquest univers:
ara ens diluim com requincalla; mai no aprenguérem el secret
de l’escriba en la seua vigília d’ermàs esculpit en senderes
de foscor, en el límit de pluja i vent a doll.)
Imagen tomada de Miswallpapers.net





FINESTRES BELLUGADISSES/ VENTANAS MOVEDIZAS-COMENTARIO Y TRADUCCIÓN: PERE BESSÓ


Mi querido André:

No es poca cosa –como tú dices: no es para menos- contemplar desde la escritura propia los tiempos del destino que a cada quien le otorga la vida. Al cabo esa es la función del poeta en tanto que escriba y que ha de salvarle no ya de la especulación de cada noche sino de la desesperación. No es poca cosa sentir –aceptar, asumir- en la vigilia que se es parte de un universo que no se nos permite desmadejar a lo largo de nuestra existencia. Lo dice tu voz más íntima entre paréntesis -y en simbiosis con el lector cómplice o testimonio- a través de la (in)comprensión de la entropía universal, aquella que nos diluye como tiliches, bagatelas, cachivaches en la propia memoria, conciencia o leyenda dando palos de ciego en el propio poema a la deriva.

No es poca cosa una contemplación desde las ventanas movedizas y, al mismo tiempo, desde los senderos que descienden al horizonte. Una visión contraria, la de quien en vela mira desde la ventana –movediza, no lo olvidemos, como las aguas enarenadas de una ciénaga que nos engulle- y la de quien se resuelve a caminar por un páramo, desierto tan en zigzag que tuviere como lindes los umbrales de la lluvia y el viento. No es poca cosa la invitación constante de tu escritura al velo y al desvelo, a la complejidad de lo más simple, y al viceversa. La pulsión y el desvarío hasta doler el aliento.

Nos escinde este furioso mercado que andamos
como un encaje de cadenas, a punto de hacernos desfallecer
en el intento de vivir

Una contemplación desde el poema que es pregunta irresuelta tanto para el daguerrotipo del pasado devuelto en mal sueño (“hojarasca del sepia”), como para el presente huidizo cuanto iluminado (“ciervo del asedio y la embriaguez”) y, sin embargo, con entrada del cazador de símbolos macabros. [Figura metafórica ésta que permitiría en su dualidad la atracción mágica del cazador en su caverna, por un lado, y la Danza de la Muerte, por otro.] Ya hablé de la contrariedad, sic, en tu discurso:

¿Qué hacemos de los recuerdos, sino suculentas pesadillas,
pastores eternos de la hojarasca del sepia,
diletantes rieles, hundidos, en el trazo de las hormigas,
en la arista de la alacena,
prominente del falo dentro del ombligo, cuyo cielo sirve de santuario?

¿Qué hacemos ante las ventanas movedizas del presente,
de nuestro presente cazador de símbolos macabros,
de nuestro presente, ciervo del asedio y la embriaguez?

Ese principio de contrariedad en la escritura de André que integra –a no confundir con la mera contradicción lineal ‘lógica’, lejos de la paradoja como instrumento en no pocas ocasiones de la luz que nos absuelve o nos ciega:

en el vuelo que emprenden los ámbitos de la metáfora
cuando repta ensimismada sobre la campana honda del vilano.

Así, los ámbitos de la metáfora son ventanas movedizas en línea recta hacia el horizonte, que es el morir, por volver a Manrique. Porque el existir vuela y repta, llevando -tal el poema- en sí mismo la campana honda que repta pesadamente y el vuelo en ascensión sutil y leve del vilano.





FINESTRES BELLUGADISSES



El camí mai no dorm en les finestres bellugadisses
de la policromia, mai el cerç no redimeix l’espina
per molt misteri que l’envolte,
mai no és un únic sudari el que ens vist als mòbils braços
del llençol acostumat als porus de la nit o del dia.
Des de l’albor del foc, l’espill bellugadís de les aigües,
l’ebriesa d’ossades,
la pedra en la gelatina del tacte, els camins temptejats
de la pols dels símbols que estenen la pell fins a l’atzar
del vent, —el fluir de les formes, el rail del sender de la pluja,
per on descendeix la fi de l’incert.

Tenim finestres en la línia recta de l’horitzó;
hi ha el zigzag al laberint de la caverna, la ferida fosca
del somni: els mocadors trascendeixen el pla cartesià
de l’alé; el batec es torna èter
en el vol que mamprenen els àmbits de la metàfora
quan repta abstreta damunt de la campana fonda del vil•là.
Davant de cada línia del zodíac, davant de l’espiral de l’ocell en la templa
dreta o esquerra, especulen els acords bellugadissos
del cresol en flames del destí, del peix en el bram
de la memòria, de la nit que es farta tota la foscor, el mar,
i tot el que la memòria converteix en llegenda.

Què fem dels records, sinó suculents malsons,
pastors eterns de la fullaraca del sèpia,
diletants rails, afonats, en el traç de les formigues,
en l’aresta de l’armari de paret,
preminent del fal•lus dins del melic el cel del qual serveix de santuari?
Què fem davant de les finestres bellugadisses del present,
del nostre present caçador de símbols macabres,
del nostre present, cèrvol del setge i l’ebriesa?
Ens escindeix aquest furiós mercat que trepitgem
com un encaix de cadenes, a punt de fer-nos defallir
en l’assaig de viure: sí, i no és per a menystindre aquest trànsit de cascos
al pit i que, en moments fereix fins i tot l’alé,
torna desert la carn, despulla la nuesa ja de l’ànima,
en tensa ferocitat de segle.

(No poguérem entendre altrament aquest univers:
ara ens diluim com requincalla; mai no aprenguérem el secret
de l’escriba en la seua vigília d’ermàs esculpit en senderes
de foscor, en el límit de pluja i vent a doll.)
Mai, dic. I és cert, tant batec pulso entre urpes, desvariaments
en el bram de les aigües de la fossa bruta de la desesperació.
Assumim la foscor sense reivindicar la claredat:
tot camí dins de la flama és incert…

Barataria, 22.I.2012





VENTANAS MOVEDIZAS




El camino jamás duerme en las ventanas movedizas
de la policromía, jamás el cierzo redime a la espina
por más misterio que la envuelva,
jamás es un solo sudario el que nos viste en los móviles brazos
de la sábana acostumbrada a los poros de la noche o del día.
Desde el albor del fuego, el espejo movedizo de las aguas,
la embriaguez de osamentas,
la piedra en la gelatina del tacto, los caminos tanteados
del polvo de los símbolos que extienden la piel hasta el azar
del viento, —el fluir de las formas, el riel del sendero de la lluvia,
por donde desciende el fin de lo incierto.

Tenemos ventanas en la línea recta del horizonte;
existe el zigzag en el laberinto de la caverna, la herida oscura
del sueño: los pañuelos trascienden el plano cartesiano
del aliento; el pulso se torna éter
en el vuelo que emprenden los ámbitos de la metáfora
cuando repta ensimismada sobre la campana honda del vilano.
Ante cada línea del zodíaco, ante el espiral del pájaro en la sien
derecha o izquierda, especulan los acordes movedizos
del candil en llamas del destino, del pez en el bramido
de la memoria, de la noche que se harta toda la oscuridad, el mar,
y todo cuanto la memoria convierte en leyenda.

¿Qué hacemos de los recuerdos, sino suculentas pesadillas,
pastores eternos de la hojarasca del sepia,
diletantes rieles, hundidos, en el trazo de las hormigas,
en la arista de la alacena,
preminente del falo dentro del ombligo, cuyo cielo sirve de santuario?
¿Qué hacemos ante las ventanas movedizas del presente,
de nuestro presente cazador de símbolos macabros,
de nuestro presente, ciervo del asedio y la embriaguez?
Nos escinde este furioso mercado que andamos
como un encaje de cadenas, a punto de hacernos desfallecer
en el intento de vivir: sí, y no es para menos este tránsito de cascos
en el pecho y que, en momentos hiere hasta el aliento,
vuelve desierto la carne, desnuda lo desnudo ya del alma,
en tensa ferocidad de siglo.

(No pudimos entender de otra manera este universo:
ahora nos diluimos como tiliches; jamás aprendimos el secreto
del escriba en su vigilia de páramo esculpido en senderos
de oscuridad, en el lindero de lluvia y viento a raudales.)
Jamás, digo. Y es cierto, tanto pulso entre garras, desvaríos
en el bramido de las aguas de la fosa sucia de la desesperación.
Asumimos la oscuridad sin reivindicar la claridad:
todo camino dentro de la flama es incierto…
Barataria, 22.I.2012